Narrador Anónimo
—Qué en esta vida están importante como para que tu hayas tenido la delicadeza de venir a buscarme—digo manteniéndome de espaldas.
—Esperaba que supieras el motivo de mi visita, se rumora que puedes ver el futuro...
—Tienes mala memoria, eso era antes de que me arrancaras los ojos— me volteo y lo encaro.
—Perdón no lo recordaba–dice mientras estalla en una risa que retumba en todo el lugar—Seré breve e iré de una al grano, he venido aquí para que hablemos de hombre a hombre, perdón corrijo de ser a ser ¿Te parece? —Siento que comienza a caminar, pero a los pocos segundos se detiene—Me voy a servir un trago, espero que no te moleste.
—No me molesta—camino hasta él y me siento en el sillón que se encuentra al lado de la barra.
—Pero que bien te desplazas, comienzo a pensar que no necesitas tus ojos.
—Se breve, te escucho.
—Estoy aquí por un motivo y unas propuestas, el motivo me imagino que sabrás cual es, mejor dicho, quién es.
—Milufer.
—Exacto hombre, me han dicho que la visitas cada vez más seguido, también me comentaron que la atormentas en sus sueños, no sé qué estas planeando, pero no me gusta—da un trago a la copa y continúa—La propuesta consiste en devolverte tus ojos...
—A cambio de que deje en paz a tu hija.
—Estas en lo cierto, me sorprende tu capacidad para deducir, pero como se que no es suficiente para ti, también te voy a dar el puesto de gobernador infernal y todo el poder que se te fue arrebatado. Hasta donde recuerdo eso era lo que querías y quieres ¿O me equivoco?
—No te equivocas, pero ¡si no lo has notado, tu hija me pertenece y la quiero aquí conmigo! Bueno, supongamos que acepto tu propuesta, me convierto en gobernador y... ¿Quién me garantiza que no me vas a destruir o que me arrebatarás de nuevo lo que me pertenece?
—Ya lo veo, no confías en mí.
—No lo puedo negar.
—Pues para que estés tranquilo haremos un pacto de sangre y me jurarás lealtad porque te conozco, sé que eres ambicioso y en cualquier momento intentaras volver a perseguir a Milufer o hasta puedes acabar conmigo.
—No es necesario que te jure lealtad, sabes, me ofendes, yo sería incapaz de rebelarme contra ti, ya que gracias a ti sé lo que sé y hoy en día soy quien soy. Además, tu muy bien sabes a quien quiero acabar. Estoy de tu lado—siento que se pone de pie y sirve dos tragos, me ofrece uno y no lo rechazo.
—Tienes buen gusto para los vinos, quien lo diría. Me conmueven tus palabras, pero si estas de mi lado ¿por qué no vuelves a ocupar tu cargo, te olvidas de mi hija y yo te devuelvo todo? Cuéntame, que le viste a Milufer, se sabe que es sexy y que heredó mi belleza, pero no es para tanto, hay muchas mujeres en la tierra y puedes tener a las que tú quieras a tus pies.
—Te aclaro que no es por su belleza ni por su poder, es solo porque, la bisabuela de Milufer y yo hicimos un pacto, yo cumplí mi parte y solo falta la de ella y si ella no cumple ya sabes los que les pasará, incluyendo a Ludmila... Así de sencillas son las cosas. Y además la quiero proteger del apocalipsis.
El pacto no es problema, simplemente contactamos a mi hermano, él nos ayudará a romperlo. Respecto a lo otro, solo la quieres por su poder, ya veo. Y no va a ver ningún apocalipsis o cosa por el estilo, espero que te quede muy claro.
—¿Estás seguro? porque yo sí creo que va a ver guerra y si lo estoy diciendo, es por algo— rio por lo bajo.
—Hombre creí que eras más inteligente ¿No estas enterado de que el pacto lo hicimos bajo el amparo de los creadores? —Percibo como se comienzan a tensar sus músculos y a agitarse su respiración —Y ya sabes que nadie puede contra ellos y mucho menos quebrantar sus pactos. ¿Me creías tan imbécil como para hacer un pacto bajo el juramento de un ángel sabiendo quien eres y que puedes hacer?
—Hijo de puta— dice y escucho que todas las botellas de la barra estallan.
ESTÁS LEYENDO
MILUFER ©
Misterio / SuspensoObra registrada en la Dirección Nacional de Derecho de Autor - Ministerio del Interior de Colombia Nº de Registro 10-942-225 ¿Te imaginas despertar un día y darte cuenta que estás en el infierno? «Ten cuidado con lo que deseas, nunca sabes quién te...