Capítulo 36

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Sino estoy errada, han pasado cuatro semanas desde que empezó mi entrenamiento. Cuando llegó la segunda semana me di cuenta que lo que hicimos en la anterior fue solo un calentamiento. Desde la segunda semana comenzó el verdadero horror.

Lo que me reconforta, es que sé que está funcionando. Hoy ya puedo correr sin cansancio alguno, se luchar cuerpo a cuerpo, aprendí a manejar armas corto punzantes y el arco. Mis alas también progresaron, ya crecieron los suficiente; sus puntas alcanzan a tocar el suelo. Pensé que serían como las alas del demonio o como las de las aves-como las describen los libros... hermosas-pero no, son como las de los murciélagos, más aun así me agradan, combinan con mi apariencia. Lo malo es que todavía se encuentran frágiles como cartón majado, he usado toda mi capacidad mental al intentar moverlas, pero no he podido y eso me frustra.

Por el estado débil en que se encuentran mis alas, no tendré entrenamiento con Masxacre y Biltrix, escuché que de pronto venía Petra o Mara a enseñarme no sé qué cosa. Mientras alguna de ellas llega, a provecho y tomo un baño ya que hace una semana que no lo hacía. Al salir busco que ponerme, hoy no quiero vendar mis alas así que tendré que buscar algo que no incomode. Al final encuentro un vestido de lino que se amarra en el cuello dejando toda mi espalda al descubierto y no solo eso, en la parte del frente tiene un gran escote en V que llega hasta el inicio de mi zona pélvica.

Ahora lo más complicado; mi cabello. Esta semana que pasé sin bañarme fue difícil controlarlo puesto que la única forma es mojándolo. He pensado en cortarlo más no sé qué consecuencias pueda traer. Sin más remedio, lo peino una y otra vez, mientras pienso que hacerme, nunca supe peinarme así que tengo pocas opciones.

Al final me hago dos trenzas.

Por el rabillo del ojo veo una sombra, volteo y en mi habitación se encuentra una mujer vestida de piensa a cabeza con una túnica negra.

-Ella estará contigo hoy-. no me había dado cuenta de que Biltrix estaba en la puerta- Divertíos- dice antes de marcharse.

¿Es que no pueden tocar antes de entrar?

La mujer no me habla, solo se queda ahí parada, aunque no vea su rostro sé que me está mirando.

-Sígueme.

Por fin dice algo y yo obedezco. Atravesamos el cuarto de las sombras esas y mi curiosidad se activa cuando no las veo ni fuera ni dentro de sus espejos. Pasamos de largo hasta que llegamos a un pequeño cuarto, aquí solo hay una pequeña mesa de cuatro puestos con una vela en el centro, más al fondo un altar más pequeño que el de Bishop, un escritorio y un estante de libros pegado a la pared.

-Siéntate y mira fijamente la vela sin parpadear hasta que yo te diga que pares.

La voz de esta demonio o bruja, no demuestra ninguna emoción.

Hago lo que me pide.

Al principio la llama de la vela no sé mueve, pero después se pone tan inquieta que es imposible no parpadear. Tomo aire y vuelvo a mirar la llama, a causa de no parpadear los ojos me comienzan a arder y las lágrimas se me comienzan a salir.

Pasan las horas y yo sigo mirando esta vela. Me pregunto con qué fin hago esto. Intento concentrarme en solo ver la vela, pero sé que aquella señora me está mirando, siento el peso de su mirar sobre mí y eso me distrae, me hace querer verla.

-Ya puedes parar-gracias a dios, ya era hora. La mujer camina hacia mí y me tiende un pañuelo para que limpie mis lágrimas. Las limpio y en vez de simples gotas cristalinas veo sangre-. Este ejercicio es para que se te fortalezca la vista, para que aprendas a mirar profundo, lo oculto; mañana también lo haremos y no te preocupes por la sangre, mañana ya no pasará ¿Te gusta tocar algún instrumento?

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora