Capítulo 35

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Narra Bishop

Después de pasar casi dos horas en la cabaña y de hablar con mis comandantes sobre los nuevos objetivos, atravieso el espejo que me lleva a mi habitación.

Iba a ir al baño a ver como seguía Milufer más me encuentro con el piso de la habitación mojado y lleno de sangre. Voy hasta el baño y toda el agua de la tina está roja. Definitivamente no puedo dejar a Milufer sola porque algo ocurre.

Sigo los rastros de sangre y estos me llevan al cuarto de los espejos—el criadero de sombras—intento abrir la puerta, pero hay algo impidiendo que se abra, no me queda más opción que transportarme a través de ella. El sitio se encuentra en silencio excepto por sollozos poco auditables que provienen de una de las esquinas. Todas las Moederskadu se encuentran reunidas en la esquina de donde provienen los sollozos, al sentir mi presencia se hacen a un lado; dejándome ver a una Milufer hecha un ovillo en el suelo.

Pido explicaciones a la líder de las Moederskadu y solo me dice que ella entró arrastras y llorando de dolor. Voy hasta donde Milufer y me arrodillo junto a ella, tiene algo de fiebre y está temblando.

—¿Qué te sucedió? —inquiero más no responde.

Así que decido revisarla, lo primero que hago es quitarle el cabello del cuerpo, por lo visto ya se está transformando en demonio porque tenía el cabello corto y ahora esta tan largo que le llega hasta los talones.

Observo su rostro y noto las betas de cicatrices que muy pronto aparecerán; como la Moederskadu a la que estoy conectado, no tiene vida en sus ojos—solo ve en tonos grises— no puedo ver de que color esta su piel.

—No... No quie...—escucho ese leve susurro.

Esto no es cuestión de que se quiera o no, simplemente pasa.

Continúo revisando su espalda y encuentro la causa de su dolor, la herida está abierta y algo rojiza. Dentro de ellas ya se pueden divisar las raíces de sus alas, de las cuales se desprenden sólidos trozos de cartílago. El dolor que ha de estar sintiendo es insoportable y más porque arde y pica. Sus alas se demorarán alrededor de dos meses en crecer, lo difícil será enseñarle a volar.

Narra Milufer

Despierto y estoy acostada boca abajo sobre la cama del demonio. El dolor que comencé a sentir ya es más soportable pero incómodo.

—¿Qué hacías en el cuarto Moederskadu? — escuchar su voz hace que mi cuerpo se estremezca.

—Quería un... Espejo. —y es la verdad, quería ver que estaba sucediendo con mi espalda, pero las cosas esas me comenzaron a rodear y no logré llegar a los espejos—¿Qué tengo en la espalda?

—Alas—llego el momento. Me estoy convirtiendo, ya no hay vuelta atrás, estoy perdiendo mi humanidad.

Tu nunca fuiste humana, réplica mi conciencia y tiene sazón, nunca lo fui ni lo seré.

—El hecho de que te estén saliendo tan rápido, altera todo. No podrás hacer ciertas cosas así que tu plan de entrenamiento se va a cambiar. Yo estaré ausente un par de días, Biltrix estará a cargo y cuando yo llegue tienes que estar lista para la prueba final de la primera sección.

Me dan ganas de preguntarle el porqué de que se ausente más sé que no va a responder.

—Entiendo. Nunca supe vibrar.

—Me lo supuse—en su tono de voz hay algo de gracia —Tienes poco tiempo así que pregunta rápido.

Quiero ver su reacción a mi pregunta así que con cuidado me incorporo hasta quedar sentada, lo busco con la mirada y se encuentra de pie frente al altar. Lo malo es que aquella niebla cubre su cuerpo.

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora