Capítulo 34 1/3

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En multimedia, Legado de una tragedia–la ciudad del mal (la ciudad de dite)

Dedicado a

En estos momentos estaría en pánico porque no sé qué pasará con mi cuerpo, pero no, estoy calmada. El demonio sabrá cómo solucionarlo y en un par de minutos estaré de nuevo en mi amado cuerpo.

Sin pedir permiso, ingreso al baño donde se encuentra el demonio con la desconocida.

—¿Qué quieres? — espeta de manera brusca al verme ingresar. No me sorprende.

Me tomo en tiempo para detallar a la desconocida y vaya que es rara.

—No puedo entrar a mi cuerpo y ya volvieron esas cosas y creo que mate a una.

El ser raro que se encuentra al lado de él lo observa con curiosidad.

—Como que no puedes, sólo entra y ya, no es nada...

—Ya lo hice y dolía, se sentía mal estar ahí dentro y cuando menos lo pensé ya estaba afuera y lo volví a intentar y volvió a pasar.

Le dice algo que no entiendo a la demonia con que compartía un baño y unos tragos para luego salir del jacuzzi.

Intento no reparar en su cuerpo, pero me es imposible, este ser tiene un cuerpo maravilloso.

—¿Te vas a quedar allí? —llama mi atención desde la puerta. Sin más lo sigo—¿Luego no ibas a descansar? Mira todo el caos que creaste solo por no cumplir tu palabra, eso es exactamente lo que condena a los humanos, nunca hacen lo que dicen, ¡nunca!

No le contesto, está enojado y no quiero crear una confrontación. Cuando ya estamos en el cuarto de los espejos, él se acerca a mi cuerpo con cuidado.

—Te demoraste mucho en entrar, tu cuerpo murió.

Por fin estoy muerta, que se note la emoción; mi deseo se cumplió más no de la forma que yo esperaba. Morir no solucionó nada.

—¿Y porque no estoy en el cielo?

—Porque tu espíritu me pertenece.

No me sorprendo. Es lógico. Es lo esperado.

—Entonces es tu deber es darme un cuerpo nuevo, porque dijiste que esas cosas no me podían matar y mírame ahí tirada.

La bestia solo me observa más no responde. Veo que rápidamente se agacha y coge mi cuerpo entre sus brazos para llevarlo hasta la cama donde me deposita con cuidado.

Ahora si viene a tener cuidado, pero cuando estaba viva me maltrataba.

—Que me vas a hacer-pregunto al ver que me quita la poca ropa que me queda—¡Oye no hagas eso, es mi cuerpo! —espeto enfurruñada cuando pasa sus sucias manos sobre mi superficie.

—Lo que haremos será revivirte así que vuelve a entrar, sé que duele, pero te tienes que quedar, porque si no tardará mucho hasta que tu alma se materialice y no tenemos ese tiempo.

—No lo haré.

—Si lo harás.

—¡Que no! —dicho esto último el demonio clava sus ojos inexistentes en mi, veo como esos dos agujeros negros se comienzan a teñir de un matiz carmesí que me hace poner los pelos de punta—Esta bien, voy a entrar ¿Que tengo que hacer? —desplazo mi vista hacia él y me sigue observando así, así que me preparo para hacer lo que hice varios minutos atrás.

No quiero vivir, pero tampoco quiero andar así, sé que esto dolerá más no tengo opción. Cuando era niña me aterraba morir; hace unos despertares atrás deseaba morir y ahora que lo estoy quiero regresar a mi cuerpo, más me aterra sentir dolor. Ese dolor es inexplicable, te quema, te abraza el alma y te tortura.

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora