Cuando Elaine abrió los ojos al día siguiente notó como sus fuerzas habían vuelto casi por completo. Tras comer y descansar como era debido se sentía mejor. Ya no se mareaba al incorporarse y cuando se puso en pie para vestirse no tuvo que apoyarse en ninguna parte.
Una vez estuvo vestida, se sentó en la cama aguardando a que alguien la buscase. Estaba muy nerviosa, para qué negarlo. No sabía lo que le sucedería... aunque su instinto le aseguraba que nada bueno, recluida por cazadores. La libertad que tanto le había costado conseguir se volvía a escapar de sus dedos. Había estado tan pendiente de huir de su familia que había obviado por completo el resto de peligros. El hecho de haberla recluido en su casa desde que nació no la estaba ayudando mucho.
Se comparó con un animal doméstico al que sueltan en el bosque. Al final la mascota acabaría por morir, acostumbrada a las comodidades, sin tener instinto para sobrevivir, muriendo de hambre o cazado por un depredador.
Estaba segura de que si la hubiesen dejado salir al mundo exterior y permitir que se enfrentara a los problemas ella sola, enseñándola a sobrevivir no estaría en tal situación. Pero por desgracia, la habían criado entre algodones... aunque la enseñaron a defenderse un poco, al menos.
El ruido de la puerta abriéndose la sacó de su ensoñación. Se levantó de la cama y aguardó paciente. Por la puerta entró Aureon, tal elegantemente vestido como ayer.
-Buenos días, señor- saludó Elaine educada.
-Buenos días, señorita- le devolvió el saludo Aureon con una seca sonrisa de cortesía- Acompáñeme, por favor.
A Elaine no le gustó nada el tono frío de su voz, sin embargo no tuvo mas remedio que salir.
Salieron a un pasillo muy largo. Era sobrio, sin nada de decorado y le llamó la atención que no hubiese ventanas, lo que la llevó a deducir que estaban bajo el suelo. En un silencio absoluto la muchacha siguió al cazador. Al llegar al final pararon en un ascensor, que los estaba esperando. Entraron y Aureon presionó el botón de la segunda planta.
Una vez salieron avanzaron por otro pasillo, decorado con estilo clásico. Grandes cuadros colgaban de las paredes, ventanas con elegantes cortinas e incluso una larga alfombra verde de terciopelo por todo el suelo.
Al llegar a una de las puertas Aureon abrió sin llamar y entraron al interior. Esta sala era amplia, completamente blanca, con equipos informáticos que parecían muy caros. También había una sala aislada con paredes de cristal. Dentro había camillas y aparatos médicos. Al lado contrario se abría una habitación igual a la de cristal pero con solo una mesa y sillas. Parecía que estaban en otro sitio totalmente distinto.
La joven se quedó impresionada al ver tanta parafernalia propia de una película de ciencia ficción, pero casi al segundo una mala sensación la invadió en el pecho ¿Qué hacía ella allí?
-¿Dónde está Etienne?- se encontró preguntando involuntariamente. Aun no había visto al muchacho desde ayer y estaba intranquila, ya que por ahora era el único aliado que tenía.
-Lamentablemente Etienne ha tenido que ir a solucionar unos asuntos personales- respondió Aureon haciendo gestos a otro hombre que se encontraba en uno de los monitores- No te preocupes, regresará en unos días.
Elaine iba a contestar cuando el hombre, un señor de mas o menos 50 años con gafas y bata blanca llegó.
-Ah, eres tu Aureon- dijo el hombre si atisbo de emoción. Después observó a Elaine de arriba a bajo analizándola. Asintió con la cabeza- Este es el sujeto, si no me equivoco.
¿Sujeto?¿La había llamado sujeto?
- Se llama Elaine- carraspeó Aureon.
-Aja, si, si...- respondió el científico mientras ojeaba algo en una carpeta que traía consigo. Hizo un gesto para que le siguieran- por aquí.
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La luz en mi noche
FantasíaElaine procede de uno de los linajes mas influyentes del mundo demoníaco, pero tras un evento traumático se ve obligada a escapar de su propia familia. Su destino se vuelve aún mas complicado cuando conoce a los hermanos Leblanc, dos chicos con aspe...