Capítulo 19- No es buena idea acercarse a un monstruo

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La salida estaba mas lejos de lo que recordaba. Para irse tendría que atravesar varias plantas, encontrar el pasillo principal entre toda esa maraña que era la mansión y salir. Pero claro, no iba a  ser tan fácil, por el camino se encontraría con demasiados cazadores para su gusto, sin contar los soldados que hacían guardia en la puerta principal y apostados en la muralla que rodeaba la casa.

Elaine pasó su mano por los cabellos con impaciencia mientras analizaba una y otra vez el mapa que le había prestado Franchesca. Se sentía mal por haberla mentido diciéndole que aún no conocía bien el sitio y necesitaba alguna especie de mapa para no perderse cuando tuviera que ir al comedor. Ella ni si quiera lo había dudado, confiando ciegamente en su nueva amiga. Una sensación de malestar se removía en sus tripas, pero cada vez que la notaba veía el rostro de sus hermanos y se le pasaba. Mantenerlos a salvo era mas importante que cualquier recién amistad, por mucho que le doliera. Solo esperaba que no castigaran a la cazadora por su culpa. 

Tenía claro que por la puerta principal no podría salir tan normal. Puso su dedo en el mapa y lo guió por el plano observando cada rincón de la mansión, en busca de algún lugar poco transitado por donde poder escabullirse. Agradeció mentalmente a Franchesca por haberla llevado de tour por la mansión, memorizando así muchas de las posibles salidas. Quizás lo estaba enfocando mal. Todas las salidas por la planta 0 estaban vigiladas, pero no las plantas superiores. Podría buscar una ventana que diese a un buen lugar, uno en el que no hubiese mucho movimiento, y ya solo tendría que preocuparse como saltar el muro sin ser vista.

En un solo segundo se irguió alerta, escuchando como unas pisadas rápidas y seguras avanzaban hacia su habitación. Se imaginaba quién sería y si la veía con un mapa seguramente empezaría a hacer preguntas. No todos eran tan inocentes y confiados como su nueva amiga. Con un rápido movimiento guardó el mapa bajo el colchón, justo cuando acababa de poner bien la cama la puerta se abrió de sopetón. 

- ¿Sabes que hay que llamar antes de entrar?- regañó la muchacha al recién llegado, poniéndose en pie con rapidez. Una sensación de déjà vu se apoderó de ella. Le había dicho algo así a sus hermanos tan solo unos cuantos meses antes... antes de que todo se fuese a la mierda.

- Creía haberte dicho que esperaras en la puerta.- habló Dante visiblemente molesto y haciendo caso omiso a lo que había dicho Elaine.- ¿En qué estás pensando?

- Nada, - se encogió de hombros también molesta. Antes de darle la espalda para ordenar las pocas cosas que le quedaban pudo observar como el chico cerraba los puños y apretaba la mandíbula. - estaba cansada, solo quise venir aquí a dormir un rato.

Dante se acercó hasta ella y de un tirón en el brazo la encaró hacia él.

- ¿Crees que puedes desobedecer mis órdenes y quedarte tan a gusto, princesita? Puede que en tu casa fueses una niña mimada que tenía de todo y daba ordenes a sirvientas, pero que no se te olvide donde estas.- soltó con mordacidad, sosteniendo con mas fuerza el brazo de Elaine.

Esta lejos de asustarse, notó como cada vez enfurecía mas. De un rápido movimiento se quitó de encima el agarre del cazador y retrocedió.

- Puedes estar tranquilo, ya sé donde estoy y qué soy. No paráis de recordármelo una y otra vez.- contestó amargamente ella.

- ¡Si lo sabes, entonces también entenderás que cosas así lo único que hacen es perjudicarte! -Elaine se llevó las manos a los oídos intentando acallar su voz. Estaba al límite y lo último que necesitaba era a alguien echándole un sermón- Esto se llama centro de investigación, pero la mayoría somos soldados, no regimos por normas y la disciplina, no podemos hacer lo que nos de la gana cuando queramos. Y eso se extrapola también a nuestros prisioneros.

La luz en mi nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora