Capítulo 14- Reencuentros

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En cuanto Elaine cayó al suelo retrocedió precipitadamente, horrorizada hasta chocar contra algo a sus espaldas. Sin embargo, estaba demasiado ocupada contemplando el miembro amputado de su tía. Este convulsionó varias veces hasta que paró, convirtiéndose en cenizas hasta desaparecer por completo. 

-¿Podrías soltarme de una vez?- escuchó que alguien le decía.

Parpadeó varias veces hasta darse cuenta de que se había agarrado con fuerza al brazo de Dante. Este la miraba levantando una ceja.

Rápidamente se apartó de él como si su contacto quemase y se puso en pie con dificultad, dolorida. 

Un sonido como el de una alarma la puso de nuevo en tensión. Miró a su alrededor comprobando donde le había llevado el portal.

Lo primero que le llamó la atención fue que estaban en un claro, en mitad de un bosque. Una mansión enorme se encontraba en el centro de este, alzándose majestuosamente sobre el resto de la vegetación. Estaba rodeada de un alto muro de piedra, lleno de hiedra que trepaba por las paredes haciendo que se fusionara con el resto del ambiente. La estridente alarma provenía de la casa.

Aureon y Dante avanzaron hasta el portón de hierro con lentitud, mirando a la cámara de seguridad que había en la entrada.

-Somos nosotros- le habló Aureon al dispositivo de seguridad que los enfocaba.

Se quedaron en silencio durante unos segundos  aguardando. Tras una breve espera las puertas se abrieron de forma automática.

Los dos cazadores entraron. Elaine dudó unos segundos pero al final acabó por seguirlos. De todos modos no tenía a donde ir y se encontraba algo débil. El portal la había debilitado mas de lo que le hubiese gustado.

Un amplio jardín delantero se abría ante ellos, con cientos de plantas y arboles. Un camino de piedras les guiaban hasta la casa. Se encontraba a medio camino cuando la puerta principal fue abierta.

Por ella salió Etienne, que parecía hecho una furia.Conforme se fueron acercando, su rostro se fue relajando. Miró a su hermano mayor y a su tutor con atención unos segundos hasta comprobar que estaban ilesos para después posar su mirada en Elaine. La sombra del alivio dibujó su cara y se acercó a ella primero.

La agarró de los hombros mirándola como arrepentido.

- Elaine, menos mal que estas bien. Siento haberte abandonado así, - se disculpó el chico- pero estos dos en los que confiaba me engañaron. Me dijeron...-a partir de ahí  el chico explicaba las cosas demasiado rápido y nervioso. No sabía por qué, pero le recordó mucho a su hermana pequeña Darabia. Era igual que cuando intentaba disculparse y las palabras le salían al tropel, casi sin respirar.- Lo siento de verdad Elaine, te falté a mi palabra.

Una sonrisa se dibujó en los labios de la muchacha y negó con la cabeza.

-No te preocupes por mi Etienne- le tranquilizó con voz suave- Sé que no fue tu intención, no tienes culpa de nada. Estoy perfectamente- apoyó su puño en su pecho pero al momento hizo una mueca de dolor.

Varios puntos de las heridas se habían soltado y las vendas estaban mezcladas de sangre y tierra, por el aterrizaje.

La mirada de Etienne se ensombreció al ver todas las vendas y se giró hacia su hermano y su mentor para saldar cuentras.

-Vosotros dos sois lo peor que me he echado a la cara- escupió enfadado-¿Cómo se os ocurre engañarme de esa manera y poner en peligro no solo vuestras vidas, sino también la vida de quien salvó la mía? ¿No os da vergüenza?

- Tranquilízate de una vez Etienne- habló Aureon con tacto- Lo hecho, hecho está. Nos equivocamos, de eso no hay duda, pero al menos estamos todos a salvo. Te prometo que no volveré a poner en peligro la vida de Elaine. Ella nos ha salvado trayéndonos aquí a través  de un portal.

La luz en mi nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora