Capítulo 22- Te encontraré

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Afuera las calles empezaban a oscurecer poco a poco. Un cielo gris cubría todo Berlín, dándole un toque algo serio y melancólico. Al menos es como la mayoría de gente veía ese paisaje, por el contrario a Elaine le encantaba. Lo único que echaba de menos de su antiguo hogar eran esas tardes de lluvia, en la que podía acurrucarse junto al fuego, leer algún libro de la biblioteca mientras escuchaba la lluvia y olía a tierra mojada. Posiblemente era su olor favorito.

Pequeños charcos se empezaban a acumular por todas partes y las luces de los semáforos y anuncios comerciales se reflejaban en el suelo. La gente iba y venía apresuradamente en una maraña de paraguas de colorines. Todos volvían a casa, a regresar con sus familias, a pasar tiempo con sus seres queridos, a cenar juntos... 

Elaine habría dado cualquier cosa por tener esa vida, por ser una humana. Por ser una chica normal. Una chica cuya única preocupación fuese un examen sorpresa del instituto, qué ponerse para la fiesta del sábado o si el chico que le gustaba la correspondía. Por tener aquello hubiera vendido hasta su alma... si tuviera. 

Hoy era el día. El día en el que las cosas cambiarían. Cuando por fin terminaría todo, ya no tendría que tener miedo nunca mas. No tendría por qué tener miedo de su padre. Porque en poco tiempo dejaría de existir. 

Hacerse a la idea le costaba mucho y tenía sentimientos encontrados. Por una parte, era su familia, la cuidaron, algunas veces tuvieron buenos momentos, eran sangre de su sangre... pero habían hecho cosas horribles, cosas que no tenían perdón. Durante toda su vida había mirado a otro lado haciéndose la tonta, permitiendo que se cometieran atrocidades. Pero todo había cambiado cuando la intentaron obligar a ser parte de ello. Y aún así era una egoísta. No hizo nada hasta que no le afectó a ella directamente. No sabía quién era mas horrible. Su familia hacía las cosas que hacía porque para ellos era lo normal, se creían seres superiores. Sin embargo ella veía claramente que esas cosas eran horribles, que eran imperdonables... y aún así lo permitió. Les tenía demasiado miedo como para hacer lago. Eso la convertía en un ser horrible y cobarde.

Elaine sintió una mano posarse sobre su hombro y se sobresaltó. 

- Lo siento- se disculpó Dante apartando la mano.

- No pasa nada, a veces puedo estar en mi mundo. ¿Querías algo?

Elaine observó al chico. Su expresión era seria, como siempre. sin embargo podía sentir como por dentro estaba desolado. La orden de la capitana Miller fue un jarro de agua fría. No quería que se le notase, pero ella podía verlo. Y se sentía terriblemente responsable de lo ocurrido. Debería hecho lo que hizo con el guardia que custodiaba su habitación. No tendría que haberle metido en aquello. Le estaría agradecida toda su vida, ya que sin su ayuda, quizás no habría esperanza para Dagón y Darabia. 

- Te preguntaba si querías dar una vuelta.- repitió Dante.

- En realidad,- dijo Ashley saliendo de repente- Vamos a dar una vuelta hasta mi casa. Dante quiere ver a Hamburguesa.- y viendo que la chica fruncía el ceño confundida explicó- Es mi gato, se llama así. En fin ¿te apuntas?

Elaine se quedó mirando a ambos cazadores y estos a su vez la miraban expectantes. Al parecer ellos se conocían muy bien, eran amigos desde la infancia según había escuchado. Querrían ponerse al corriente de todo y ella sobraba. Además, no le apetecía hablar. Necesitaba estar sola, y mentalizarse para afrontar lo que iba a ocurrir.

- No, gracias. Prefiero quedarme aquí.- agradeció con una sonrisa que no se vio reflejada en su mirada.

- Bien,- dijo el chico sentándose a su lado- en ese caso yo también me quedo.

- ¿Que? ¿Por qué?- preguntó la joven algo desconcertada.

- No pienso dejarte sola con todo esto que está sucediendo. Le hice una promesa a mi hermano.- explicó el chico firmemente.

La luz en mi nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora