-¿A-Alastor?- dijo Elaine sin dar crédito.
-El mismo, primita- el aludido hizo una reverencia- Y dime, querida ¿quién es tu amiguito?
Su primo avanzó unos pasos despreocupadamente hacia ellos.
-¡Atrás!- gritó Etienne desde la espalda de la muchacha, aun reteniendola- Si das un solo paso juro que le corto la cabeza aquí mismo.
Elaine notó el filo del arma aun mas en su cuello. Un filo de sangre bajó por su piel. Aterrada la chica le dirigió una mirada de advertencia a su primo, que parecía disfrutar de la situación.
-Tranquilo chaval. No hay por qué ponerse tan agresivo, solo estamos conversando.
-No tengo nada que hablar contigo- rugió el cazador- Vuelve por donde viniste y reza porque no encuentre tu rastro.
Alastor, que estaba paseándose tranquilamente de un lado a otro paró alzando una ceja.
-Uuuh, que miedo me das, estoy temblando.
-Maldita sabandija ¡Deja de jugar conmigo!- le gritó Etienne fuera de sí agarrando con mas fuerza a Elaine.
Una lenta sonrisa que daba miedo fue dibujándose en los labios de Alastor. No era una buena señal.
- Como quieras, yo también me cansé- respondió con voz fría y desprovista de emoción.
Mientras decía esto sus ojos se tornaron rojos como la sangre y dos cuernos empezaron a aparecer en su frente. Su piel palideció hasta alcanzar un tono gris enfermizo.
Con un solo movimiento de mano apartó todos los pupitres a un lado, formando un gran estruendo.
Alzó la mano, apuntando a ambos y la espada de Etienne se fue retirando lentamente del cuello de la joven.
Elaine notó como el cazador intentaba hacer fuerza para que la espada no se moviese de su sitio, pero la magia de su primo era mas fuerte.
El arma voló de la mano del muchacho y quedó por unos segundos suspendida en el aire. Acto seguido fue arrojada por la ventana y se perdió de vista.
Con otro movimiento de muñeca Elaine salió disparada hacia un lado, aterrizando sin delicadeza en el suelo y rodando hasta darse de cabeza contra la pared. Sintió un fuerte dolor que la hizo marearse.
-Ups, lo siento primita. Fallo mío- se burló el demonio. La transformación provocaba que su voz fuera mucho mas grave y antinatural.
Elaine comenzó a verlo todo borroso, al intentar ponerse en pie el mundo dio una voltereta haciendo que cayera de nuevo.
-¡Alastor!- dijo la joven como pudo, intentando mantener el equilibrio- Ni se te ocurra tocar a Etienne o te las verás conmigo.
-Ah pequeña, no creo que estés en condiciones de amenazar. No me gustaría estar en tu lugar. Tu padre está muy cabreado y creo que cuando le cuente que estas de parte de un cazador las cosas no mejorarán.
La muchacha le miró aterrada. No, no quería volver. Prefería morir a tener que enfrentarse de nuevo a su padre.
Un cuchillo pasó rozando la cara de Alastor haciéndole un tajo en la mejilla. Su primo grito de dolor mientras se llevaba una mano a la ensangrentada herida.
-¡Hijo de...!
-¿Te gusta?- se burló Etienne mientras sacaba otra daga de su chaqueta- Es un cuchillo con runas arcanas de luz . Creo que a vosotros no os sienta muy bien- a continuación hizo señas con el dedo en ademán de que se acercara- Ven, tengo otro mas para ti.
Los dos chicos se enzarzaron en una lucha. Etienne trataba de acertar a su primo con la daga, mientras el otro daba brutales zarpazos con sus garras afiladas. Elaine intentó de nuevo ponerse en pie, pero el golpe había sido tan tremendo que debió afectar a su equilibrio.
Uno de los estoques del cazador dió de lleno en su primo, iriéndole el costado.
Su primo volvió a rugir y lanzó al cazador hacia atrás haciendo que cayera al suelo. Su prana fue inundando toda la habitación haciendo que todos los cristales rotos de las ventanas se alzasen amenazadores, apuntando al muchacho.
Etienne perdió la sonrisa al instante.
-¿Qué pasó? ¿Esto no te hace tanta gracia verdad?
-Alastor ¡No!- gritó Elaine con desesperación.
Quiso ponerse en pie como fuera, pero sus fuerzas y el mareo le fallaban. Si Etienne moría por su culpa, por no hacer nada no se lo podría perdonar jamás.
-¡Muere!- gritó su primo fuera de si, con una sádica mirada destellando en sus ojos mientras los miles de cristales salían volando hacia Etienne.
Con un último esfuerzo Elaine se puso de pie como pudo y corrió en su dirección. Corrió tan rápido como le fue posible pero aun así no era lo suficientemente rápida. Entonces se le ocurrió una idea y tras un gran esfuerzo consiguió teletransportarse directamente frente Etienne. Como acto reflejo cubrió al chico intentando cubrirle todo lo posible y acto seguido sintió como miles de cristales se clavaban en su espalda, brazos, piernas...
Elaine gritó de dolor, un sonido agónico que hizo sacarle todo el aire de los pulmones. Era insoportable, en shock comenzó a notar como perdía el conocimiento. Se sorprendió de poder estar en pie aun, pero sentía que debía protegerle a toda costa.
Miró a los ojos a Etienne, que la observaba sin dar crédito a la situación. Le había salvado la vida. El muchacho pareció decir algo, pero no escuchaba nada. Solo un fuerte pitido y los atronadores latidos de su corazón.
Quiso pedirle perdón. Perdón por haber aparecido en su vida, perdón por haberse acercado a él, perdón por meterle en aquella situación. Porque seguramente su primo también acabaría con él.
Se sintió tan culpable por todo que aquello se lo tenía bien merecido. Se merecía morir solo por ser el monstruo que era.
Con un gran esfuerzo solo consiguió decir muy débilmente:
-Lo siento.
Un segundo después perdió el conocimiento.
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La luz en mi noche
FantasyElaine procede de uno de los linajes mas influyentes del mundo demoníaco, pero tras un evento traumático se ve obligada a escapar de su propia familia. Su destino se vuelve aún mas complicado cuando conoce a los hermanos Leblanc, dos chicos con aspe...