Historias cortas, Types, Imaginas, Preferences, Vs y más de tus personajes favoritos de Harry Potter
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Se acepta cualquier tipo de pedido sobre personajes individuales o cualquier tipo de ship, no teman en hacerlo.
Draco salió enfadado de aquella tienda de libros donde Potter acababa de armar todo un escándalo junto al fanfarrón de Lockheart. Siguió a su padre entre la multitud, viendo con desprecio a sus alrededores.
Detestaba ir a ese callejón donde cualquier clase de magos compraban sus cosas, él prefería ir a las más refinadas tiendas al sur de Londres donde las familias ricas suelen pasear. Pero no podía pues su padre tenía un trabajo que cumplir por ahí.
Ambos se detuvieron cerca de la entrada al callejón Knokturn. Lucius miró a su pequeño y le extendió una pequeña bolsa con cientos de monedas.
-Anda, ve a comprarte algo, te veré más tarde- indicó y sin siquiera despedirse se giró para entrar a aquel oscuro lugar.
Draco lo miró alejarse y luego abrió la bolsa viendo que tenía las monedas suficientes para comprar lo que quisiera.
Avanzó de nuevo por aquellas calles, rogando por no volver a toparse con san Potter y sus tontos amigos.
Llegó a una famosa heladería y se adentró, tratando de buscar algo bueno con que entretenerse pero lo que sus ojos miraron fue aún mejor que el más delicioso sabor de helado, pues ahí, junto al mostrador se encontraba Blair, aquella bruja refinada que tanto le gustaba.
Esa chica había ido un par de veces a la Mansión Malfoy cuando eran pequeños, comenzando así su amistad. Ella era la dueña de sus logros y más profundos deseos pues no había nadie más con quien Draco quisiese pasar sus días.
Una sonrisa instantánea se formó en su rostro perfilado al notar lo linda que se veía con ese vestido y su cabello medianamente recogido.
Y sin esperar un segundo más se acercó a ella con pasos lentos y seguros.
-¿Permitirías que te invitase un helado?- preguntó a su lado, mirándola de reojo, la chica apartó la mirada de la vitrina de colores y se fijó puramente en aquel guapo y buen peinado chico.
-Draco- susurró con sorpresa. -Por supuesto que sí- sonrió inmediatamente.
-Hola Blair, ¿qué haces en un lugar como este?
-Mi madre, ella tiene un asunto que tratar- se encogió de hombros. -De no ser así....- miró a su alrededor casi con el mismo desprecio con el que Draco lo hacía.
Aquellos chicos eran tal para cual, incluso sus padres lo sabían ya y no les sorprendería si algunos años en el futuro terminasen comprometidos.
-Entonces, ¿qué sabor escogerás?- preguntó él sin poder apartar la vista de su bello rostro.
-Escoge por mi Malfoy- retó haciéndolo sentir de inmediato un tanto nervioso.
Draco la conocía a la perfección y no la decepcionaría con su elección. Se acercó a la barra, hizo su pedido y pagó sin problema alguno con las monedas que su padre le había dado. ¡Pagaría mil helados para ella si fuera necesario!
-Aquí tienes- dijo entregándole aquel barquillo color verde.
-Excelente decisión- lo aceptó gustosa y comenzó a deleitar el manjar de pistache con almendras voladoras. El favorito de ambos.
Salieron del local después de eso y decidieron que caminarían juntos por aquellas calles tan coloridas.
Draco se atrevió por primera vez a tomar de la mano de Blair y la guió a innumerables locales donde compraba obsequios para tratar de impresionarla, aunque no necesitaba nada de eso, pues la chica lo quería por el simple hecho de ser él.
-Fue un placer verte Draco- sonrió despidiéndose cuando la hora de partir llegó.
-El placer siempre será mío Blair- imitó su gesto y ambos se quedaron mirándose por unos segundos más justo antes de que sus padres los llevasen por caminos separados.
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