En tus manos

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Evan

Cuando Hope me besó, en ningún momento pensé en ir más allá.
Estaba feliz por lo que ocurría en ese momento, así que no me detuve a pensar en otra cosa.

Hope no era a la primera chica a la que besaba, pero si por la que sentía algo.
El beso fue volviéndose un poco más serio y ya no sé cual de los dos detuvo el agua, ni si fue ella o yo quien empezó a quitarme la ropa.

Caímos sobre su cama en un lío de cuerpos húmedos desnudos mientras nuestras bocas seguían buscándose.

Sus manos recorrieron mis brazos,  hombros y espalda antes de enredarse en mi pelo.
Las mías, recorrieron sus muslos, cintura y acabaron bajo su cuerpo, sujetando sus hombros mientras acomodaba mi cuerpo entre sus piernas.

Sabía que no podíamos continuar.
Yo no tenía protección y para ser sincero, no tenía ni idea de que hacer.

-Evan...
Joder. Amaba como sonaba mi nombre en sus labios, y más aun cuando era presa del deseo. Deseo por mi.
-Dime que hacer. Quiero darte placer. Lo quiero tanto, Hope...

Y era cierto.
Yo no era un completo ignorante.
A la que empecé la secundaria mi padre se sentó conmigo y me dio la charla.
Y no fue una charla de flores y abejas. Fue bastante gráfico, pero así es mi padre.
También me explicó como darme placer y he seguido sus consejos, no voy a mentir, así que sé perfectamente que pasará si ella sigue frotando su precioso cuerpo contra el mío.

Agradezco que sea ella quien le ponga fin, porque la verdad es que dudo que yo hubiese podido.
Lo más seguro es que hubiese terminado haciendo el ridículo.

Presa de pronto de una vergüenza que hace apenas unos segundo no tenía, se apresura a meterse bajo las sábanas y a cubrirse hasta la barbilla.

Una gran sonrisa se extiende por mi rostro cuando la veo mirar mi cuerpo, detenerse en mi erección y sonrojarse.

-Por favor, tapate.
-Si lo que quieres es que me meta bajo las sábanas a tu lado, solo tienes que decirlo.
-Evan, por Dios...
Río fuerte pero obedezco.

Una vez acomodados, nos volvemos para mirarnos de frente.
-Será mejor que descansemos.
-Si. Buenas noches, Evan.
-Buenas noches, princesa Hope.
La atraigo hacia mis brazos y rodeo su cintura disfrutando de su cuerpo cálido.

Mis ojos se cierran lentamente y estoy a punto de quedarme dormido cuando ella se incorpora de nuevo. Como un resorte.

-Evan. Evan, dime que no estás dormido.
-No lo estoy. ¿Por que no duermes?
-Tengo que estudiar. ¿Puedes prestarme tu portátil?
-Claro. Ven.
Solo cuando abro la puerta dispuesto a ir a mi habitación, recuerdo que ninguno de los dos lleva nada encima. Y unos pasos se acercan.

Hope (Serie Love 17)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora