008 | Cuando nos vamos de viaje ♡

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Carlos siempre fue de los que podían ir a miles de lugares y no había problema. Cuando comenzaron su segundo año la popularidad de Carlos creció tanto que cada fin de semana publicaba que estaba de vacaciones en alguna parte del mundo, a Natalia eso le molestaba, pero no por celos o algo por el estilo, lo que en realidad le molestaba era que el chico hiciera viajes sin invitarla.

Carlos en esos momentos se sentía de aquella forma, Natalia había hecho un viaje sin decirle a donde iba, fue espontaneo, así como todos los viajes que él hacía cada fin de semana.

Al llegar a su casa no se sorprendió al ver que sus padres ya se encontraran en casa, estaba demasiado nervioso porque una cosa era ir a diferentes estados de su país, pero otra muy diferente viajar a otro país que quedaba casi al otro lado del mundo.

—Hijo llegaste más temprano de lo normal ¿Está todo bien?—pregunto su madre.

—Sí, solamente que el día de mañana hago un viaje y necesitaba empacar, comprar el boleto de avión, buscar mi pasaporte y la visa—respondió lo más natural que pudo.

—¿Boleto de avión, viaje, pasaporte, visa? Hijo aun no es fin de semana, espera un momento...no estás pensando en irte a otro país ¿o sí? tenemos reglas—dijo su padre.

Los padres de Carlos eran todos unos viajeros, por esa misma razón dejaban que sus hijos se fueran de viaje a cada rato, pero de todos aquellos viajes a sus hijos solamente les ponían una regla, no salir del país.

—Miren sé que esto suena como una locura, pero hace unas semanas mi mejor amiga ha desaparecido y no sabíamos nada de ella hasta esta mañana, ella está en Argentina y tengo que ir por ella, ella me necesita.

—Estas consiente de lo loco que suenas Carlos, no tienes permiso de ir a Argentina lo lamento, pero tenemos reglas.

—¿Y quién hablo de permiso? Te recuerdo que con lo que mi abuelo nos heredó puedo ir y venir sin ningún problema, madre hare el viaje, te guste o no.

Carlos se sentía pésimo por hablarles a sus padres de aquella manera, pero no iba a permitir que nada ni nadie se interpusiera en su camino.

El muchacho de su armario saco su maleta y comenzó a meter todo tipo de ropa, desde ropa de verano hasta ropa de invierno, no sabía cuánto tiempo se iba a quedar, pero calculaba que mínimo una semana, así que no quería llevarse muchas cosas para no tener problemas en el aeropuerto.

También guardo tres pares de zapatos, ropa interior, productos de belleza (desodorante, crema, etc.) En una mochila guardo más cosas personales y se aseguró de guardar de una buena vez el pasaporte y la visa.

—Hermano ¿Ya has comprado los boletos? —pregunto Josué agitado.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo entraste?—pregunto Carlos levantándose de su cama y dejando su laptop a lado.

—Eso no importa ¿Ya has comprado los boletos?—pregunto a un agitado.

—No, estaba por hacerlo, pero deja compro mi boleto porque mañana me iré y no me importa lo que mis padres me digan—respondió regresando a su cama.

Su padre entro a la habitación seguido de Valeria, la hermana del chico.

Josué que estaba ahí decidió regresar a la planta baja ya que por la mirada que le lanzo el señor de Jesús entendió que iban a tener una plática familiar.

—¿No te importa lo que tus padres digan?—pregunto su padre ofendido.

—Si me importa, pero en este caso, me temo que no.
Mira papá sé que tenemos reglas y que posiblemente mi mamá ahora este echando humo por las orejas pero vamos, tengo que hacer este viaje, si no me quieren dejar ir solo entonces vengan conmigo.

—De hecho, si vamos a mandar a alguien contigo—dijo el señor tranquilo.

Carlos se arrepintió de decir lo que dijo cuando escucho las palabras de su padre.

—¿Qué? No, no necesito una niñera iré yo solo.

—Valeria ira contigo, pero también tus amigos al parecer.

—¿Mis amigos?

—Sí, Josué llego diciendo que tenía que hablar contigo, mi mamá le dijo que si él estaba detrás del viaje a Argentina y él le dijo que más o menos, de hecho fue una conversación entretenida—comento Valeria.

—En resumen ¿Qué pasara?—pregunto Carlos.

—Lo que pasará será lo siguiente, iras con tu hermana y tus amigos a Argentina, solo tienes permiso una semana te regresaras el próximo miércoles por la tarde e iremos por todos ustedes al aeropuerto, en ti esta si quieres romper nuestro acuerdo.

—Gracias papá—dijo Carlos abrazando a su padre.

Su madre entro a la habitación—Vamos tu padre no fue el único que tuvo la idea de dejarte ir, ¿Dónde está mi abrazo?

Carlos sonrió y fue casi corriendo a abrazar a su mamá para acto seguido a su hermana, de todas las cosas que le podría haber sucedido estaba más que agradecido por la familia que tenía.

Al poco tiempo su familia se retiró de su habitación y entro su mejor amigo, estos chocaron los cinco y celebraron en silencio.

—¿Cómo lo conseguiste? Amigo, iremos a la Argentina—comento emocionado.

—Yo no hice nada cuando llegué tus padres ya habían tomado aquella decisión.

—Bueno compremos ahora mismo los boletos ¿Quiénes nos acompañaran?

—Nina, Samanta, Abi, Matías y Mauricio—comento rápidamente.

—¿Mauricio y Matías? Pensé que ellos no nos acompañarían, pero no importa entonces comprare los boletos de todos.

Pero antes de hacerlo llamo a cada uno de sus amigos para confirmar que viajarían juntos, todos confirmaron y Carlos compro ocho boletos de avión para Argentina.

Cuando termino de hacer todo lo que le pedían se despidió de su amigo y bajo a cenar con su familia.

Fue una cena tranquila, le comento a su familia que su vuelo iba a salir a las seis y cuarto de la tarde que haría una escala en São Paulo y estaría llegando a Argentina a las nueve con cincuenta y cinco.

Terminaron de hablar y el chico se fue a acostar.

Algo había cambiado en Carlos y él mismo lo sentía, solamente que no sabía de qué se trataba.

Cuando te encuentre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora