003 | Cuando ella no apareció ♡

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Él castaño había comenzado a arrepentirse, contarle a Josué—su mejor amigo—acerca de sus sentimientos hacía Laura era la peor idiotez que podía haber cometido.

—¿¡Laura!? De todas las chicas del instituto te fijas en Laura—comentó molesto el chico.

—Lo lamento, pero ella es demasiado hermosa, además le gusto, ella me lo ha confirmado y hablamos todas las noches...—Josué tuvo que interrumpir a su amigo porque este comenzaba a sonar como estúpido enamorado.

—¡¿Por qué no te fijas en alguien más?! Hay mejores opciones Carlos, eso todos lo sabemos—ambos chicos habían dejado las pesas en su lugar y ahora se encontraban caminando hacía la salida.

—¿Mejores opciones, como quiénes?—preguntó cruzándose de brazos.

—No lo sé...¿Natalia?

Carlos abrió los ojos sorprendido, Josué se arrepintió de haber mencionado el nombre de su amiga ya que le había prometido a la castaña que no le contaría nada a Carlos acerca de sus sentimientos hacía el.

—¿Natalia? Ella solamente es mi mejor amiga, la veo como una hermana pequeña además creo que está enamorada de Mauricio.

—Por favor, Mauricio y ella son grandes amigos, te recuerdo que se consideran hermanos—comentó Josué un poco sorprendido ante el comentario de su amigo.

—Le prometí a Natalia que no diría nada, pero ella un día me contó que estaba comenzando a sentir algo por Mauricio y últimamente salen con más frecuencia, las redes sociales de ambos, pero más que nada de ella, están repletas de fotografías de ellos dos juntos.

—Creo que estas exagerando demasiado hermano—Josué observó la calle y se dio cuenta que ya lo estaban esperando en el otro extremo—Tengo que irme, nos vemos al rato en el instituto, un pequeño recordatorio estás cometiendo un gran error.

Carlos no dijo nada, en realidad ya no quería seguir pensando en el tema. Regreso a casa y descubrió que su hermana Valeria había preparado el desayuno.

—¿Y ese milagro que te has despertado con buen ánimo? —pregunto el castaño tomando un plato con huevos y tocino.

—Puede que le haya puesto un poco de veneno a tu comida—ella guiño un ojo y él rio, ambos hermanos desayunaron juntos y cuando terminaron el chico se fue a dar una ducha.

Al salir se vistió con rapidez y salió rumbo al instituto.

No sabía porque, pero tenía muchas ganas de encontrarse a Natalia para platicarle lo sucedido con Laura, cuando él empezaba con el tema de Laura la única que lo apoyó fue Natalia y en aquellos momentos a Carlos se le hacía descortés el haberla dejado fuera del tema.

—¡Carlos, hola!—gritó Samanta cuando el muchacho llegó.

—Hola Sam ¿Cómo te va?—preguntó el chico con una sonrisa.

En todo el camino no se había encontrado a la castaña y eso lo había decepcionado un poco, sin embargo, él sabía que ella siempre llegaba tarde a clases así que podía estar tranquilo.

—Por cierto ¿Sabes que tenía Nat el día de ayer?

Samanta lo miro nerviosa—¿De qué hablas?

—El día de ayer se salió de la clase de inglés antes de que terminara ¡ella nunca hace eso! sé que le paso algo, pero no me quiso decir absolutamente nada, y ella siempre me cuenta lo que le sucede.

—¿Ahora te preocupas por ella?—preguntó Abi que se había unido a la conversación, depositando un beso en la mejilla de ambos chicos en forma de saludo.

—Por favor Abi siempre me he preocupado por ella...por todos ustedes, son mis amigos y me preocupan—confesó el muchacho encogiéndose de hombros.

—Lo mejor es que entremos, ya es un poco tarde, ella seguro tardará un rato en llegar—propusieron ambas chicas llevándose al castaño a rastras.

—Lo mejor es que entremos, ya es un poco tarde, ella seguro tardará un rato en llegar—propusieron ambas chicas llevándose al castaño a rastras

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—¿Por qué no ha llegado? —pregunto el castaño en un susurro, quería ocultar la preocupación, pero le era imposible.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Samanta confundida.

—De Natalia, no es por nada pero ya lleva una hora de retraso—respondió Carlos mirando el reloj de su celular.

—Ya no debe de tardar, tal vez se le volvió a hacer aún más tarde y solamente se va a perder las primeras dos horas.

La respuesta de Samanta tranquilizo por unas horas al castaño, pero al llegar la hora del almuerzo este exploto.

—¡¿Por qué no habrá venido?! —pregunto el castaño tomando una papa frita.

—No lo sé, pero debes de tranquilizarte, recuerda que a ella...

—Le encanta faltar ya lo sé, pero en verdad tenía muchas ganas de contarle algo—dijo el muchacho con una sonrisa triste.

—¿De que, de lo tuyo con Laura? Por cierto ¿cómo va eso?—dijo Josué con tono duro mientras observaba a la pelirroja.

Laura estaba en el otro extremo del comedor ligando—como siempre—con un jugador de americano.

—No quiero sonar cruel, pero te lo dije—comentó Josué con una sonrisa de satisfacción, pues a todos los seres humanos les gusta tener la razón.

—Creo que todos te lo dijimos, sin embargo, no nos escuchaste—dijo Abi observando a la pelirroja.

—Te lo dije, si le dabas las rosas ella te iba a ignorar por completo, ya consiguió lo que quería ahora solo eres un juguete más—mencionó Samanta molesta.

—¡SUFICIENTE! —grito Carlos rabioso—Sé que cometí un error, pero son mis amigos y deben de apoyarme.

—Tienes razón hermano, lo siento—todos se disculparon y las risas y bromas inundaron nuevamente la mesa.

—Regresando a Natalia ¿Por qué creen que no haya venido? —preguntó Carlos serio.

—¿Por qué no le preguntas a tu primo? —dijo Abi mirando al muchacho que acababa de llegar.

—Él no debe de saber—Carlos no soportaba a su primo en lo absoluto, pero Abi tenía razón, él le podía decir algo—En fin que pierdo.

El castaño se acercó hasta la mesa de los deportistas y de la gorra de la chaqueta jalo a su primo que protestó inmediatamente.

—¡Primito! Tenemos reglas, no nos conocemos aquí —dijo furioso acomodándose su chaqueta y sonriendo como un estúpido a las chicas que los observaban.

—Lo sé, pero tengo entendido que tú juegas americano con el hermano de mi amiga Natalia.

—Ve al grano idiota, mi popularidad baja cuando estoy contigo—dijo molesto.

—¿Vino el día de hoy? Natalia no vino y tengo un presentimiento raro—lo interrumpieron.

—¡No me importa un carajo! Lo único que te puedo decir es que el hermano de Natalia vino en la mañana a renunciar a su puesto de quarterback.

Carlos no dijo nada y su primo menos, él se regresó a la mesa de deportistas mientras que Carlos se quedó pensando en lo que su primo le había dicho.

Cuando te encuentre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora