013 | Cuando sigues en mi mente ♡

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El bosque de sueños pasados había regresado, Carlos se encontraba en medio de la nada, a sus alrededores no había ni un pájaro, solamente se podían apreciar unos cuantos pinos.

Un gran viento se presenció haciendo que los pinos se movieran bruscamente, de la nada el viento paro y la chica apareció, pero ahora llevaba un vestido vino desgarrado de abajo, nuevamente estaba descalza, pero estaba limpia, no tenía sangre y su cabello estaba perfectamente peinado.

—¿Por qué has venido?—le pregunto ella.

Carlos se despertó y noto que su piel estaba de gallina, a su lado estaba su mejor amigo Josué roncando, no había sentido cuando llegaron.

Sin hacer mucho ruido fue hasta el baño para lavarse la cara, pero fue en vano aún estaba pensando en el sueño.

Primero Natalia se le había aparecido en la alberca y ahora en sus sueños ¿Acaso eso significaba algo o se estaba volviendo loco? Miro su celular y se dio cuenta que eran las tres de la mañana, conociendo a sus amigos no se iban a querer parar hasta las doce y eso con suerte.

Volvió a su cama y comenzó a dar muchas vueltas hasta poder conciliar el sueño.

El chico se despertó gracias a que sintió un golpe en su cara, su amigo Josué le había lanzado un cojín, este demasiado molesto se lo regreso y volvió a tratar de dormir, pero su amigo le continúo lanzando cojines.

—Maldición amigo, estoy tratando de dormir—grito molesto.

—Lo se amigó, pero es hora de irnos, los chicos están abajo desayunando, terminando nos iremos.

Carlos se incorporó y se dio cuenta que Josué tenía razón, las cosas de Mauricio y Matías estaban listas y empacadas al igual que las de su amigo, él era el único que tenía algunas cosas regadas por la habitación.

—Supuse que no ibas a querer bajar a desayunar así que te traje el desayuno, apúrate salimos en una hora.

Su amigo se salió de la habitación y Carlos no pude decir nada, comió rápidamente mientras guardaba sus cosas y se metió a darse una ducha, al salir se colocó la ropa que había elegido para ese día y se intentó peinar, pero ya era demasiado tarde.

—Por fin, las chicas fueron a la habitación por sus cosas es momento de irnos—dijo Matías tomando su maleta.

Cada quien tomo su maleta y bajaron a recepción, a los cinco minutos llegaron las chicas, entregaron las llaves de sus habitaciones y fueron a rentar el auto.

Después de muchas cosas y dejar la licencia de Matías y Carlos pudieron rentar una camioneta donde entraron los ocho perfectamente.

El primero en conducir fue Matías, de copiloto iba Mauricio.

Detrás se encontraban los chicos, iban a hacer una parada para comprar algo de comida chatarra, después de eso hasta que Matías se cansara y así sucesivamente.

A los pocos kilómetros en carretera encontraron una gasolinera.

Todos a excepción de Matías y Abi fueron a comprar la comida, optaron por comprar fruta, agua, papas, chicharrones, paletas y chicles.

Pagaron todo y regresaron a carretera.

Cuando llegaron a Rosario se detuvieron a descansar ahí, por alguna extraña razón Mauricio les había insistido que se detuvieran a descansar, que manejar en carretera por noche era demasiado peligroso convenciendo a todos menos a Carlos, a él le urgía llegar con la chica.

Se alojaron en un hotel donde nuevamente las chicas se iban a una habitación y los chicos a otra. Algunos se decidieron dar un baño por el fuerte calor y otros solo se dedicaron a descansar en la habitación, cuando cayó la noche todos bajaron para poder organizarse e ir a recorrer un poco la ciudad.

—Yo creo que no iré, los espero en el hotel, diviértanse.

Y Carlos se comenzó a caminar hacía las habitaciones.

—Si me permiten un momento iré a hablar con mi hermano.

Valeria se fue corriendo detrás de su hermano, antes de que este se subiera al elevador lo jalo de la capucha causando cierto enojo en el chico.

—¿Qué te pasa?—pregunto molesto.

—¿Qué te pasa a ti?—le pregunto ella molesta.

—A mí no me pasa nada, solamente estoy algo cansado.

Valeria lo fulmino con la mirada, sabía que su hermano estaba molesto por no continuar el viaje, pero quería entenderlo, sin embargo, no podía.

—En verdad eres un maldito estúpido ¿Cuándo entenderás que este viaje no solo se trata de ella?—pregunto ella molesta.

Él la miro incrédulo—Más bien cuando vas a entender tú y todos ellos que este viaje es solo por ella, no hemos venido a divertirnos, ni a pasear, ni a nada de eso solamente venimos por ella, hemos venido a buscarla.

—Tus amigos son grandes personas, enserio me la estoy pasando de maravilla con cada uno de ellos y es una lástima que tu no los puedas apreciar.

—¿De qué hablas? Claro que los...

—Si quieres ir te estaremos esperando afuera.

Valeria se alejó de su hermano y camino junto con los chicos a la salida.

—¿Qué le dijiste?

—Nada que lo pudiera convencer.

Los chicos se quedaron diez minutos afuera esperando a que Carlos se uniera a ellos, pero en ningún momento lo hizo porque él ya se encontraba en la habitación pensando en la chica.

Cuando te encuentre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora