-Al fin terminé- Me dije a mi misma. Ya había hecho todo, y mi secretaria había logrado cancelar la firma de autógrafos.
Yo, en mi interior, me preguntaba quién querría tener una firma de una modelo, o más bien para qué la querría.
Me subí al gran auto, otra vez.
-Thomas, ya sabes donde llevarme.- Dije.
Todos los viernes, luego de hacer todo lo que siempre hacía, iba a la playa.
Por la noche, la playa era el lugar más relajante y silencioso de todo Londres.
Ni bien llegamos, casi me lanzo del auto a la arena, lo único que quería era estar sola, pensando, despejada.
Y Thomas lo sabía, así que no se molestó en preguntar, solo se fue. Y agradecí por ello, no quería estar acompañada por nadie.
Me senté en la arena. De mi mochila saqué un cepillo, peiné mi cabello (o más bien lo despeiné) sacándole todo el gel y el fijador que tenía.
Luego mojé un algodón con el líquido azul, para desmaquillarme.
Guardé todas las cosas dentro de la mochila, incluyendo mi ropa, me quedé solo con mi ropa interior negra, cortesía de Victoria’s secret.
Aún con el frío, lo único que me tranquilizaba era meterme al mar, donde estaba más cálido que en el exterior por alguna razón que desconozco.
Caminé lentamente sobre la arena blanca de la playa hasta llegar a la orilla del mar, donde mojé mis pies al caminar sobre el agua. Luego de unos minutos, ya estaba metida con el cuerpo entero.
Hundí mi cabeza y nadé, me encantaba nadar en el mar, me sentía libre. Me sacaba el estrés.
El fondo del mar estaba totalmente oscuro, calmo, sospechoso. Nunca antes había estado tan calmo como hoy, lo que me hacía sospechar.
Había algo que no estaba bien.
Volví al exterior, para darme cuenta de lo que sucedía: El mar por fuera estaba siendo castigado por una terrible tormenta.
Las olas por fuera estaban inquietas y peligrosas, golpeaban contra mi cuerpo y me hundían, pero yo volvía a nadar hasta la superficie.
Mi siguiente descubrimiento no fue nada consolador.
Al darme la vuelta, noté que me había alejado mucho de la orilla, demasiado.
Y estaba cerca de lo que parecía un acantilado, mis piernas se golpeaban con las rocas que había debajo.
Podía escuchar los fuertes sonidos de los truenos, y podía ver la rapidez con la que los rayos caían e iluminaban toda la playa de pronto.
Tenía miedo.
No era capaz de llegar a la orilla, no era capaz de sostenerme de las resbaladizas rocas. Nadie iba a ayudarme. Como siempre. Estaba sola.
Solo me rendí, y me dejé llevar por la tormenta hasta el fondo del océano.
Allí dentro todo era completamente diferente.
Parecía que todo estuviera bien, todo calmo. Oscuro y tenebroso, pero hermoso. Tranquilidad. Lo que siempre había querido.
Y ahora pensaba: Está bien. Porque no me molestaba morir allí, no me molestaba morir en el lugar que más amaba. Para nada.
En cambio, iba liberarme. Iba a liberarme de toda mi odiosa, detestable y movida vida. Si hubiese seguido viviendo, entonces ¿qué? Iba a seguir siendo infeliz.
Iba a seguir siendo un juguete de la sociedad, que me trataban como una muñeca sin corazón, una especie de muñeca de trapo o plástico. Articulada. Hueca. Sin vida.
En realidad, no iba a morir. Yo ya estaba muerta. Solo iba a… estar mejor. Algo me aseguraba que todo iba a estar bien, que yo iba a ser finalmente feliz.
Veía el como el oscuro cielo nublado con finas líneas blancas marcadas por los rayos se alejaba de mí. O yo me alejaba de él.
Cada vez me acercaba más al fondo, como si este me absorbiera.
Como siempre, dejé que guiaran mi destino.
Podía sentir como mi cuerpo se quedaba sin aire.
Entonces, cerré los ojos.
Y me dejé llevar.
VOTEN, COMENTEN O ALGO :)
~Abril Naomi :)
ESTÁS LEYENDO
Underwater <H.S J.B y TN>
Teen FictionUno la salvó de la muerte y le reveló la otra cara de la vida. El otro, le enseñó a enfrentar sus miedos y a vivir la vida. Uno dulce, otro rebelde. Dos chicos totalmente paralelos, con una sola similitud: el amor a una simple chica, quién deberá es...