CAPÍTULO 19

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-¡Appi, adiós!- JiHyun saltaba mientras elevaba sus manitos moviéndolas en señal de despedida, se veía tan adorable que no pude evitar tomarlo entre mis brazos dejando millones de besos en su mejilla, mi hijo comenzó a reír a la vez que acariciaba mi cabello. –Te amo bebé.- susurré para luego volver a abrazarle, sentí la sonrisa de JiHyun en mi cuello. –Jiyun ama a Appi.- dijo antes de que le bajara, llevaba una semana evitando ir a la oficina, aprovechando la oportunidad para estar con mis pequeños niños, pero ya no podía seguir faltando, me traía ansioso ir y ver sus reacciones con el nuevo cambio de look.

Al dejar a JiHyun en el piso mis ojos se encontraron con los profundos ojos de Jungkook, por un momento me perdí en la abismo de sus orbes, tan negros y brillantes; tan hermoso. –Adiós Ukki.- susurré a la vez que levantaba mi mano acariciando su mejilla con suavidad, apreciando en primera fila un hermoso sonrojo. –Se cuidan mucho ¿sí?- insistí, cada vez que llegaba a este punto una opresión se alojaba en mi pecho impidiendo que me quiera ir, deseando poder estar con ellos abrazados, mimándolos todos los días.

Jungkook asintió con su cabeza regalándome una sincera sonrisa, sonrisa que me traía embobado, una persona no puede ser tan hermosa, eso es un pecado. Me acerqué a él sintiendo su delicado aroma a chocolate blanco, nunca entenderé porque huele tan delicioso. Su cuerpo se tensó al sentir mi presencia pero lentamente fue relajándose hasta fundirse con el mío, cerró sus ojos a la vez que dejaba un pequeño beso en su mejilla, como hubiese deseado que aquel beso hubiese sido en sus cálidos labios. –Cuídese, Appi.- susurró a la vez que levantaba su mano acariciando fugazmente mi cabello, sonreí al ver sorpresa en sus ojos, asumiendo que su cuerpo se movió por acto reflejo sin que él se diese cuenta, tal vez Jungkook también me necesita como yo a él...

-Adiós mis niños, Appi los quiere.- dije aquello para luego salir de la casa, mi pecho se sentía cálido y desbordante de cariño, JiHyun y Jungkook estaban trasmitiéndome algo que me conmovía, me estaba volviendo dependiente de ellos, de su calor y ternura.

Llegué a mi automóvil con una idiota sonrisa en mi rostro, ellos se estaban convirtiendo en mi batería, solo estar junto a ellos podía tenerme feliz todo el día, ver a JiHyun con aquellos ojos brillantes de felicidad me tenía extasiado, por fin podía ver a mi hijo completamente feliz. Antes la culpa era lo único que me acompañaba cada vez que me iba a la oficina, culpa de dejarle solo, culpa de no poder estar con él cuando me necesitaba, pero por sobre todo, culpa de no poder haberle dado una madre...

Negué con mi cabeza sacando aquel amargo sabor que se formó en mi boca, estacione el auto para luego ingresar a la oficina, una pequeña sonrisa se formó en mi rostro al ver todos los ojos puestos en mí, era increíble como todos dejaban de hacer lo que les correspondía solo para verme. –B-buenos días joven Jimin.- sonreí al oír su voz nerviosa, un pequeño sonrojo se formó en sus mejillas.

-Buenos días Jeonghwa, necesito que llames a mi oficina a NamJoon junto con Hoseok.- ella asintió con su cabeza sin dejar de mirarme, ignoré las miradas de todos y solo me acerque al asesor de manera rápida, no podía permitir que ninguno de los dos me viese.

Al llegar al noveno piso el asesor se detuvo indicándome que había llegado, salí deseando que ninguno estuviese merodeando por ahí sino arruinarían todo lo que tenía planeado. Me acerqué al mesón donde se encontraba JiYoon.

-Buenos días, ¿tienes lo que te pedí?- le pregunté ignorando sus ojos asombrados, sus mejillas de inmediato se sonrojaron, sus sonrojos se sentían vacíos, ninguno me alegraba como los sonrojos en el rostro de Jungkook, ninguno se sentía especial como su rostro avergonzado por mí.

-B-buenos días joven Jimin, sí; aquí tiene.- recibí los dos sobres para luego agradecerle y entrar a mi oficina, suspiré aliviado, la primera parte estaba lista, aún me faltaba contactar a la segunda parte. Con prisa me acerque a mi computador encendiéndolo, estaba nervioso y ansioso. Era extraño estar haciendo esto, más aun después de negarlo por mucho tiempo.

NUESTRO DULCE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora