-Muchas gracias.- murmuré con una pequeña sonrisa, en mis manos llevaba dos conos de helados ambos de chocolate, sonreí de solo pensar en sus ojitos brillantes al ver sus helados, ambos eran unos niños, niños que me tenían completamente hechizado. "Te quiero Jimin." Una reconfortante sensación se instaló en mi corazón al recordar aquellas palabras, suspire sintiendo aquellas extrañas mariposas en mi estómago. Jungkook era maravilloso, nunca pensé que volvería a sentirme de aquella forma nuevamente, Hoseok tenía razón, ambos idiotas tenían razón, se dieron cuenta antes de que yo lo hiciese, Jungkook fue especial, hasta la manera en que nos conocimos fue algo extraña.
–Dios realmente eres un ángel, Ukki.- susurré elevando mi vista hacia el cielo, sonriendo. Elevé uno de los helados sintiendo como chorreaba mi mano, lamí mi mano apresurándome. Mis ojos se abrieron de sorpresa, mi corazón se encogió, ambos helados cayeron al piso, la adrenalina envolvió cada fibra de mi ser, una sensación de pánico me envolvió. – ¡JiHyun!- grité desesperado, corrí hacia él abrazándolo con fuerza, sentía miedo, miedo al ver sangre correr por su labio.
-¡¿Bebé qué ocurrió?!- pregunté alejándolo de mi cuerpo, sus ojos estaban llenos de lágrimas, su cuerpo no dejaba de temblar, volvió a aferrarse a mí, le abrace con mayor fuerza. –U-ukki...- sollozo en mi cuello, mi cuerpo se tensó, nuevamente sentí miedo, comencé a correr con JiHyun en mis brazos. Una sensación de enojo me envolvió al ver como alguien jalaba a Jungkook del brazo, alzo su mano con intenciones de golpearlo, deje a JiHyun en el piso suplicándole que no se moviese de ahí, no quería que mi hijo me viese en ese estado, no recordaba la última vez que sentí tantos deseos de matar a alguien.
-¡No te atrevas!- grité atrapando su mano antes de que volviese a golpearlo, los ojos de Jungkook estaban rojos debido a las lágrimas, sentí una opresión en el pecho quería, deseaba tanto abrazarle y nunca más soltarle. – ¡Aléjate maldito asqueroso!- gritó soltándose de mi agarré, podía ver rabia en sus ojos, rencor y hasta odio. ¿Qué clase de persona podría mirar así a Jungkook? Un ángel, alguien tan hermoso.
-Vamos Jungkook.- dijo mirándolo fijamente, intento tomarle de nuevo pero me interpuse en su camino poniéndome frente a él. –Vete.- murmuré con voz ronca. Él volvió a darme una mirada de asco, pero no se alejó. –Es mi hijo, se va conmigo.-
-Al que golpeaste es mi hijo. No dejaré que te lleves a Jungkook.- gruñí sintiendo mi cuerpo arder, quería romperle el rostro, sentía tanta rabia. Una carcajada se escapó de sus labios. –Eres un maldito asqueroso al igual que él, ¿qué está haciendo para que le protejas? ¿Te abrió las piernas? los asquerosos como ustedes solo saben abrir las piernas, son unas malditas putas.- y eso fue todo, mi cuerpo se movió por si solo mi puño se estrelló en su rostro tirándolo al suelo, sentí un crujido al chocar mi puño con su nariz, su nariz comenzó a sangrar.
-Vuelve a hablar así de él o a golpearle de nuevo y te juro que soy capaz de matarte.- gruñí con dientes apretados. – ¡Te demandaré! Estas abusando de un niño, te arrepentirás de esto.- gritó poniéndose de pie, le dio otra mirada de asco a Jungkook para luego desaparecer de nuestra vista no sin antes gritar más insultos hacia nosotros.
-¡Ukki!- sentí un fuerte gritó, giré mi cuerpo encontrándome con Jungkook en cuclillas abrazando a JiHyun, mi hijo seguía llorando aferrándose al cuerpo de Jungkook, podía sentir varias miradas puestas en nosotros, la rabia no salía de mi cuerpo, sentía tanta impotencia, las ganas de ir a buscarle y romperle todos los huesos no se iban. Jungkook miró mis ojos reflejando vergüenza, culpabilidad, quise abrazarle pero no pude, no sintiendo tanta rabia. Tomé su mano entrelazando nuestros dedos guiándolo hacia el auto el cual estaba estacionado cerca del parque, abrí la puerta para que ambos se subiesen en el asiento trasero, en todo el camino ninguno dijo nada, solo podía oír los sollozos de ambos. Al llegar a casa los tres nos dirigimos a la sala, Jungkook no miraba mi rostro, cada vez que nuestras miradas iban a coincidir él bajaba la suya huyendo de mi mirada. JiHyun seguía sollozando mientras abrazaba a Jungkook.
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NUESTRO DULCE ÁNGEL
FanfictionUna vida alocada le pasó la cuenta, ser padre soltero es algo que debe afrontar día a día. "-¡Basta! Me advirtieron de esto, es un demonio..." Allí renacía su problema, su pequeño revoltoso ahuyentando a cuanta niñera llegaba. ¿Qué hacer cuando nadi...