CAPÍTULO 58

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Los rayos de sol comenzaron a golpear mi rostro, mi ceño se frunció negándome a despertar. De todos los días este era el único que podía despertar más tarde y deseaba disfrutarlo. Nuestro niño no perdonaba ninguno de nuestros paseos matutinos, ya se había vuelto una preciosa rutina ver el amanecer juntos.

Mi cuerpo se movió intentando buscar el calor que solo Jimin podía proporcionarme, suspiré al no sentir su cuerpo a mi lado. Sentí la puerta abrirse, mantuve mis ojos cerrados esperando sentir sus dulces besos, amaba cuando era él quién me despertaba.

El peso de un cuerpo se sintió en la cama, pequeñas y dulces risas me hicieron sonreír. Conocía perfectamente aquella risa y sabía que pertenecía a mi precioso niño. Unas pequeñas manos acariciaron mis mejillas, sus caricias siempre eran tan suaves. Me relajaba cada vez que sus manitas acariciaban mis mejillas o cabello.

-Ukki despielta.- susurró en mi oído, sus risas se hicieron más ruidosas como si hiciese una travesura. Sentí sus labios posarse en mi mejilla, sus manos comenzaron a bajar a mi cuello intentando hacerme cosquillas. Sin que se diese cuenta moví mis manos.

-¡Te tengo!- grité emocionado atrapando a JiHyun entre mis brazos.

-¡Ukki!- gritó mi niño asustado, sin darle tiempo de irse repartí múltiples besos en sus mejillas, JiHyun comenzó a retorcerse intentando alejarse, le abracé con mayor fuerza, solo en ese momento me di cuenta que estaba completamente vestido, traía unos pantalones negros junto con una camisa blanca, su cabello estaba perfectamente peinado.

-¿Bebé, por qué estás tan guapo?- pregunté sonriendo. JiHyun abrió su boquita emocionado, pero al instante la cerró, negando con su cabeza. Sus ojos brillaban reflejando extraños sentimientos de emoción.

-Appi vistió a Jiyun así.- comentó. Me senté en la cama manteniendo a JiHyun entre mis brazos, besé su mejilla mientras una de mis manos acariciaba su cabello de manera delicada. Amaba demasiado a este pequeño niño.

-¿Dónde está Appi?- pregunté, JiHyun abrió nuevamente su boca intentando decir algo, pero al instante volvió a cerrarla como si hubiese cometido un error.

-Jiyun no sabe dónde eta Appi.- dijo sonriendo, ya concia perfectamente aquella sonrisa. Tomé nuevamente su cuerpo girándole, quedando frente a mí. JiHyun desvió de inmediato su mirada, cada vez que mentía no era capaz de sostenerme la mirada.

-Mi niño me está mintiendo, ¿por qué?- murmuré cogiendo su rostro con mis manos. JiHyun abultó sus labios de manera inocente, sin poder evitarlo besé su mejilla. Dios amaba a este niño.

-Jiyun eta en una misión.- reí ante su respuesta, eso fue suficiente para saber que no me diría nada. Sus misiones eran muy secretas, ni yo era capaz de sacarle la verdad aunque me lo comiese a besos, ya lo había intentado una vez y no funciono.

-Está bien, bebé. ¿Entonces qué haremos ahora?- pregunté acomodándome en la cama, JiHyun se acomodó en mi cuerpo, sus ojos de inmediato comenzaron a cerrarse, sonreí complacido. Ya no tenía sueño, solo deseaba mirarle, ver a JiHyun dormir se había convertido en la segunda cosa que más amaba, la primera era ser mimado por Jimin.

-Te amo, mi niño.- susurré besando su cabello, JiHyun sonrió ante mis palabras. Sus mejillas fueron tornándose de una coloración rosácea.

-Jiyun no puede dolmil, debe lleval a Ukki...- susurró refregando sus ojos. Se veía demasiado adorable. Besé su mejilla sonoramente consiguiendo que sus ojos se posaran en mí, su pequeña manita acarició mi mejilla.

-Jiyun ama a Ukki.- sonreí al sentir aquel conocido calor en mi pecho, acaricie su cabello besando su nariz de manera dulce. JiHyun cerró sus ojitos un momento para luego sonreírme con aquella particular y preciosa sonrisa heredada por su padre.

NUESTRO DULCE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora