Mis ojos se sentían pesado, mi cuerpo se sentía tan cómodo que no deseaba despertar, quería estar de esa manera para toda la vida, aquella calidez tenia a mi cuerpo enviciado. Sentí pequeños besos ser regados por mi rostro.
-Cariño despierta.- una dulce voz susurró en mi oído consiguiendo que mi cuerpo se estremeciese, abulté mis labios negándome a abrirlos. Unos delicados labios se posaron en mis labios dejándome oír una suave risa.
-Amor despierta.- mis ojos se abrieron de sorpresa al oír aquello. Podía sentir como mi corazón latía desenfrenado dentro de mi pecho, en cualquier momento saldría disparado fuera de mí. Un potente sonrojo ataco mi rostro. Jimin me observaba con sus mejillas sonrojadas. Aquella palabra había sonado tan íntima pero a la vez tan correcto que mi cuerpo era un lio.
-B-buenos días.- susurré nervioso. Jimin seguía mirándome, sus manos me acercaron a su cuerpo abrazándome por la cintura dejando que mi rostro quedase en su cuello.
-Buenos días mi amor.- susurró, mi corazón volvió a acelerarse furiosamente. Esta vez mi pecho dolió, mis ojos se cerraron sintiéndome apenado.
-Deberías tener consideración, me dará un ataque al corazón si sigues llamándome así.- susurré abrazándole con fuerza, no me atrevía a mirar su rostro. Me sentía tan avergonzado y feliz al mismo tiempo. Los labios de Jimin se posaron en mi cabeza relajándome. Sentí sus manos moverse por mi espalda reconfortando mi cuerpo.
-No lo tendré, estuve mucho tiempo deseando poder decírtelo. Te amo Ukki.- sonreí ante sus palabras sintiendo como mi cuerpo se derretía por su dulzura. Me separé de él observándole juntando nuestros labios castamente, froté nuestras narices para volver a besarle.
-Lo amo Appi.- los ojos de Jimin se cerraron disfrutando mis palabras, cuando sus ojos volvieron a abrirse un brillo especial le acompañaba, se veía demasiado feliz. Sus labios encontraron los míos besándolos de manera suave, mis manos acariciaron sus mejillas dejándome envolver por el calor de su cuerpo, al momento que nos separamos mis manos acariciaron sus mejillas.
-Tus ojos tienen bolsas, te ves cansado.- susurré preocupado, con mis manos acaricie debajo de sus ojos intentando relajarle.
-Estuve sin dormir mucho tiempo, deseaba verles lo antes posible así que me esforcé para terminar mi trabajo antes.- negué con mi cabeza besando su mejilla.
-Appi no puede poner en riesgo su salud, prométame que no lo volverá hacer.- una hermosa sonrisa se formó en el rostro de Jimin haciéndome sentir feliz. Beso mi nariz de manera tierna mientras sentía con su cabeza.
-Lo prometo, amor. De todas formas no volveré a dejarles solos, no importa donde vaya irán conmigo, no creo poder estar sin ustedes.- mi cuerpo se removió inquieto, no pude ocultar aquella sonrisa que se quería escapar. Felicidad era algo pequeño para lo que estaba sintiendo en esos momentos, nunca creí que el amor fuese así de hermoso y se sintiese de esta manera. Me incliné besando sus labios de manera lenta, transmitiéndole de esta forma todo lo que las palabras no lo permitían.
-Eres muy dulce, soy muy afortunado de tenerte a mi lado.- confesé. Jimin se inclinó sobre mis labios besándolos sin darme tiempo de reaccionar, mis manos se enredaron en sus cabellos correspondiendo su beso. Nuestros belfos se unían con ternura, cada roce hacia que mi cuerpo entero explotase con las diversas emociones que desataba en mí.
-Dios cariño te amo tanto. Deseo estar así siempre, ya me acostumbré a despertar contigo entre mis brazos.- murmuró frotando nuestras narices, sonreí dejando un pequeño beso en su nariz.
-Debemos volver a casa, a nuestra casa.- mis ojos se abrieron de sorpresa al oír aquello. Jimin me observó mientras sus manos acariciaban mis mejillas.
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NUESTRO DULCE ÁNGEL
Hayran KurguUna vida alocada le pasó la cuenta, ser padre soltero es algo que debe afrontar día a día. "-¡Basta! Me advirtieron de esto, es un demonio..." Allí renacía su problema, su pequeño revoltoso ahuyentando a cuanta niñera llegaba. ¿Qué hacer cuando nadi...