CAPÍTULO 20

13.7K 1.3K 247
                                    


-Te quiero Ukki...- mis ojos se abrieron de sorpresa al oír aquel susurro, separé de inmediato nuestros cuerpos consiguiendo que nuestros ojos se mirasen, la profundidad de los ojos de Jimin caló en lo más profundo de mi ser, mi corazón era una locomotora corría a toda prisa, palpitaba sin descanso. Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, con cuidado acerque mis manos a sus mejillas acariciándolas de manera lenta. -¿Puedes repetir lo que dijiste? Siento que esto es un sueño.- mi pecho se sintió aún más cálido al ver como en sus ojos se formaban dos medias lunas.

-Acércate.- susurro a la vez que depositaba sus manos sobre las mías, entrelazó nuestros dedos de manera suave besando ambas manos. Su rostro lentamente se fue acercando al mío dejándome sin aliento al sentir como sus labios rozaban con mi oreja haciendo más íntima la cercanía. –Te quiero.- murmuro de manera dulce para luego depositar sus labios en mi mejilla haciéndome sonrojar.

-¡Appi quielo dulces!- escuchar la voz del pequeño de la casa hizo que nos separásemos de inmediato, podía sentir mi rostro arder, mis manos no dejaban de temblar todo en sintonía con el latir descontrolado de mi corazón. –¡Ukki!- entró corriendo JiHyun lanzándose a mis brazos, mi cuerpo se sentía tan afectado por ese cúmulo de emociones que no fui capaz de sostener firmemente a JiHyun, sino fuese por Jimin que sujeto mi cintura tanto JiHyun como yo hubiésemos terminado en el suelo.

-¿Están bien?- preguntó asustado, ambos asentimos con la cabeza. –F-fue culpa mía, perdón.- murmuré volviendo a estabilizar mi cuerpo, abrase con fuerza a JiHyun para luego besar su frente. –Perdón bebé.- JiHyun negó con su cabeza mientras acariciaba mi mejilla de manera lenta, sentir sus pequeñas manitos acariciarme me hacía sentir tranquilo, aquel niño era capaz de conseguir todo de mí, era un pequeño tesoro que desearía protegerle de todo mal. –Jiyun y Ukki a salvo, glacias a Appi.- sonreí al escuchar sus palabras, asentí con mi cabeza. –Gracias por salvarnos Appi.- dije mirando fijamente los ojos de Jimin, el contrario nos sonrió.

-Appi merece un premio, ¿verdad?- dijo Jimin mientras sonreía, JiHyun asintió con su cabeza de manera animada. -¿Qué plemio?- preguntó el pequeño. –Appi luego pensará en el premió ahora vamos a comer.- con JiHyun aun en mis brazos nos dirigimos a la sala, Jimin casi al instante apareció junto con tres vasos de jugo, nuestras miradas se encontraron ganándome un pequeño guiño por parte de Jimin, había olvidado que el motivo inicial de mi huida era traer algo para beber, lentamente comencé a sentir como mi rostros comenzaba a sonrojarse debido a los recuerdos ocurridos hace unos instantes.

Jimin dijo que me queria, ¿De qué manera debía tomarme aquella confesión? por un momento me sentí tan feliz, mi cuerpo desbordaba millones de emociones distintas, las cuales me hicieron sentir especial, bendecido de que alguien como él me quisiese, pero; ¿si su cariño es el de un padre hacia un hijo, si solo mi cabeza es la que me está engañando viendo cosas donde no las hay? entonces ¿por qué me beso? ¿Por qué sigue buscando mis labios?

¿Por qué me siento tan decepcionado? -¿Jungkook, estás bien?- mi cuerpo dio un salto al sentir una cálida mano coger mi brazo, levante mi mirada encontrándome con los ojos preocupados de Jimin, una pequeña sonrisa se formó en mi rostro pero no parecía convencerle, la manera en la que sus ojos examinaban los míos buscando algo que le diese indicios de que me ocurría, sentía como si fuese capaz de ver dentro mío, como si entendiese cada uno de mis miedos y deseos.

-¡Ukki come!- una exuberante vocecita nos hizo reaccionar, miré a JiHyun dejando un pequeño beso en su mejilla, el pequeño tenía toda su boquita sucia con vainilla, verle comer tan emocionado me producía extraña paz, acerque mi mano buscando otra dona, sonreí al ver una con chocolate esperando por mí, mis ojos se cerraron de inmediato al sentir aquel mágico sabor, definitivamente esa era la mejor dona que había comido en mi vida, y he comido bastantes en el transcurso de mis dieciocho años de vida.

NUESTRO DULCE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora