CAPÍTULO 49

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-¡Appi ya etoy listo!- la emoción del menor contrarrestaba con el nerviosismo de los adultos. Jimin no dejaba de mover sus manos inquieto, mientras que Jungkook maltrataba su mejilla como si de un hábito se tratase.

-Vamos bebé.- Jimin cogió al menor intentando ocultar sus nervios. El día había llegado más rápido de lo que ambos esperaban. El atuendo de todos esta vez era formal, JiHyun era el más feliz por visitar el trabajo de su Tío Hoseok, no siendo consciente de que en aquel lugar se decidiría su futuro, podría volver con su adorada familia o simplemente se iría a los brazos de una madre desnaturalizada.

Subieron al auto, Jungkook no soltó al menor, le mantuvo sentado en sus piernas. Aprovechando su cercanía mimo al pequeño, sus manos paseaban de manera delicada por el cabello y cuello del menor, Jungkook deseaba retener al pequeño; en su interior solo había sentimientos de protección.

-¿Jugalemos todos juntos?- preguntó inocentemente el menor. Jimin asintió con su cabeza un tanto inquieto, no estaba seguro si su hijo le veía pero de todas formas asintió con su cabeza.

-Luego de que la señora hable contigo nos iremos todos a jugar. Debes ser un buen niño, bebé. Appi te ama mucho, no lo olvides.- aquellas palabras ocasionaron que un nudo comenzara hacer fuertes raíces en su garganta, negó con su cabeza molesto, espantando una traicionera lágrima.

-Jiyun ama mucho a Appi.- respondió con dulzura el pequeño, derritiendo el corazón de los presentes. El camino hubiese sido silencioso de no ser por el menor que fue parloteando, lentamente el ambiente fue mejorando y Jimin tenía una sincera sonrisa ante las palabras de su niño.

Se bajaron del auto, Jungkook seguía con el menor en brazos. Jimin deseaba acercarse a ellos y mantenerlos abrazados mientras caminaban, pero no quería causar problemas. Sabía que Jungkook se sentía culpable y no quería ponerle incómodo.

Mandando aquellas ideas al carajo, se acercó a sus niños rodeándolos con sus brazos. Sintió como ambos niños se relajaban, un suspiro se escapó de sus labios. Entendiendo que aquello era lo que necesitaban, y no dejaría que nadie dijese lo contrario.

-Los amo, mis niños hermosos. Appi les ama demasiado.- susurró cerca de sus oídos. El corazón de Jungkook retumbó ante las palabras de Jimin, cerró sus ojos dejándose envolver por aquel calor familiar que los atrapaba. Con cuidado se aferró con mayor fuerza al cuerpo de Jimin, no quería separarse, aquella cercanía era tan única, ese sentimiento de amor era el de una familia, una familia completa y odiaba pensar que eso podía cambiar...

-Vamos.- murmuró Jimin con pesar. Lentamente sus cuerpos fueron separándose, el corazón de Jungkook se estrujo al ver aquella inocente sonrisa. Le sonrió de vuelta al menor, intentando dejar sus nervios y miedos alejados, no permitiría que nada dañase aquel precioso ángel.

Con cuidado bajó al menor poniéndolo en el piso, cogió su mano mientras que Jimin cogía la otra mano de su niño, los tres ingresaron con un amoroso y firme agarre de manos con su pequeño, su hijo porque aunque solo uno de ellos lo hubiese concebido, era de ellos, de ambos. Para tener un hijo bastaba con darle el amor, la preocupación que ellos le entregaban y aquello lo comenzarían a entender después de este último encuentro.

Algo dentro de los corazones de todos los presentes comenzaría a florecer de manera distinta, porque ya no existían diferencias ni resentimientos, solo había sentimientos de miedo al perder aquella preciosa luz, y todos dejarían su vida en aquel encuentro con tal que no fuese así. En especial cierto abogado que no dejaba de dar vueltas inquieto, sus manos sudaban de nerviosismo.

NUESTRO DULCE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora