No te traté muy bien. Lo reconozco. Te conocí cuando era una niña y lo primero que hice fue agobiarte con mis cosas, querer cambiarte y cambiar tu manera de ver las cosas. Pero, ¿quién me decía a mí a los dieciséis años si lo que tú opinabas se acercaba más a la realidad que lo que yo creía? Yo lo quería ver todo de color rosa, mientras que tú lo veías de un gris oscuro, algo que te acercaba al abismo, un abismo del que yo quería salvarte a toda costa, sin saber muy bien cómo.
Me enamoré de ti sin darme cuenta, porque me aferraba a una ilusión y tú sabías que lo era, pero yo no quería verlo. Me aferraba porque tenía miedo a enamorarme de verdad y que me hicieran daño, y porque soñaba con un príncipe azul perfecto, algo que ya sé que no existe. Y eso fue lo que pasó, aunque me costó mucho tiempo percatarme de ello.
Yo me aficioné a analizarte psicológicamente, te convertí en algo así como mi conejillo de indias y fuiste una de las razones por las que creí que psicología era lo mío (algo que finalmente no fue cierto). Quería saber por qué bebías, por qué veías el mundo como lo veías, y quería cambiar todo eso y convertirte en alguien que viera todo de color rosa. Lo de querer que dejases de beber estaba muy bien, pero lo demás no del todo. Una persona puede exponer su opinión, pero no puede intentar cambiar la esencia de otra persona tan distinta y especial como lo eras tú.
No recuerdo cuántas veces dejamos de hablar de un día para otro, porque sí o por alguna discusión. Solamente sé que siempre te tenía presente, incluso hoy en día. Me conoces desde hace años y yo he invertido mucho tiempo de mi vida pensando en ti, en estar enamorada de ti o en volver a "caer en tus redes", cuando volvíamos a la vida del otro y yo disfrutaba con lo poco que me ofrecías de ti.
No creo que nunca sepas lo que significabas para mí y aún me duele el modo en que todo acabó, con esa maldita carta que escribí y que posteriormente borré. Allí te parafraseaba, te escribí lo que tú me dijiste, aquello de que "tenía que perder equipaje", refiriéndote a que sin ti yo estaría mejor. Pero no eras ningún equipaje, eras la persona con la que quería estar, a la que quería proteger, por la que hubiera hecho casi cualquier cosa y por la que mi corazón latía a un ritmo frenético y sufría cuando no tenía noticias de ti. Hice lo que hice porque no sabía manejar la situación, era consciente de que eso no iba a ninguna parte y quise cortar el contacto de raíz, aunque después me arrepintiese de ello y para entonces ya fuera demasiado tarde.
Aún recuerdo cuando me dijiste que me amarías siempre si seguía escribiendo. No sé si lo decías en serio, pero aquí sigo. Evidentemente, no espero que lo hagas. Yo sigo con mi vida sin hablar contigo, y tú con la tuya. Pero quiero que sepas que me acuerdo de ti y que no fui del todo justa, desde el principio. También quiero que sepas que siempre te tendré un cariño especial, aunque ya no hablemos y no estemos en la vida del otro, y a pesar de todas nuestras diferencias.
Siempre serás aquel amor imposible y platónico de mi adolescencia, la persona de la que trata mi poema Decir que te quiero y eso nunca cambiará.
Con cariño,
tu niñaca.
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El rincón de mis desastres
RandomEste es mi espacio personal, como un blog. No es una novela ni tiene solamente una clase de contenido. Aquí podréis encontrar relatos, poemas, reseñas, etc. Como bien dice el nombre, es el rincón de mis desastres, mi sitio donde expresarme librement...