Oscuridad. Era todo lo que veía. Un color rojo demasiado oscuro, tanto, que parecía negro.
La pérdida estaba presente, los cimientos que di por hecho que siempre serían sólidos se desmoronaron por completo. ¿A qué me agarraría entonces si gran parte de mi vida se había ido? Solo quedaba la rutina, distracciones y restos de lo que fue mi antigua vida, vestigios de luz en un mundo gris y vacío, donde el dolor, más que una sensación, era una emoción, la que más predominaba de todas.
Me aferraba a los pocos pilares que seguían de pie, inquebrantables... o no. Con todo esto, he aprendido que ningún muro, por sólido que parezca, por muy bien hecho que esté, se mantiene en pie para siempre. Todo cae, la gravedad lo diseñó así.
El muro de Berlín cayó y gran parte de la muralla de la Alcazaba es inexistente. ¿Se puede reconstruir? Sí, pero nunca será lo mismo.
ESTÁS LEYENDO
El rincón de mis desastres
RandomEste es mi espacio personal, como un blog. No es una novela ni tiene solamente una clase de contenido. Aquí podréis encontrar relatos, poemas, reseñas, etc. Como bien dice el nombre, es el rincón de mis desastres, mi sitio donde expresarme librement...