Siempre me ha ayudado mucho. Muchas de mis historias (novelas y relatos) las empecé a escribir cuando estaba pasando por malas etapas de mi vida. De alguna manera, la tristeza siempre ha sido mi fuente de inspiración y la escritura mi modo de escape, mi forma de evadirme de la realidad. Podía crear un mundo, crear personajes e inventarme una trama. Es increíble, es como estar dentro de una película, solo que ésta reside en mi cabeza y la plasmo en un papel o en un word. Al final, me pongo en el lugar de los personajes y me acabo encariñando con ellos, porque son míos, los he creado yo, son el resultado del esfuerzo de mis ratos libres o de las noches en vela en las que no podía dormir o no quería.
Empecé en esto hace años, a los catorce comencé a escribir mi primera "novela", claro, que no era muy buena y tenía faltas de ortografía, incoherencias y era corta, pero me hacía ilusión cada vez que llegaba a casa, terminaba los deberes y me ponía a escribir lo que fuera que saliese de mi imaginación aquel día.
De pequeña (a los once o doce años) tenía diarios y en ellos me ponía a escribir "mini novelas", aunque en ese momento escribir no era mi sueño. También solía escribir canciones (que jamás cantaba), pero ya os podéis imaginar cómo salían de mal. No hace mucho me encontré con una canción que escribí que se titulaba "Dame un analgésico" y me reí un montón.
Mi primera novela "en serio" que tengo terminada, aunque hay que corregirla, es Los gritos del interior. Empecé a escribirla a los dieciséis, acababa de tener un accidente con la bicicleta (perdí el control de la bici al bajar por una cuesta grande a toda velocidad). Por culpa de eso, se me desplazaron dos dientes de delante, que ya tengo bien porque llevo brackets, y tengo una cicatriz. Lo pasé muy mal. Primero, fue el susto. Luego, fue el mal trago de estar en urgencias, que nada más llegar me pusieran en una silla de ruedas y me llevasen a ponerme puntos. Me dijeron que tuve suerte de no haberme dado un golpe peor. El caso es que estaba con la autoestima por los suelos, me sentía sola y triste, así que comencé a escribir y de ahí salió el primer capítulo, al que le siguieron los restantes. En ese momento fue cuando realmente comenzó mi pasión por escribir, cuando ya no pude dejarlo más.
De momentos de tristeza o como resultado de alguna decepción, salían algunos relatos que, aunque nada tuvieran que ver con mi situación (no eran autobiográficos), plasmaban sentimientos míos.
El 99% de mis historias son de amor, o al menos se habla de él. ¿Por qué? Yo siempre he sido muy romántica, siempre he creído en el amor y en que en el mundo tiene que haber alguien para cada persona esperando. Lo sé, es muy estúpido pensándolo detenidamente (la culpa es de disney xD). Me he pasado toda la vida esperando encontrar a alguien especial que aún no he tenido la suerte de conocer y me he enamorado mil veces de chicos que no merecían la pena o de alguno que sí (los típicos cuelgues de adolescente, sobre todo), pero que no era para mí. Creo que ese es el motivo por el que algunas de mis protagonistas se enamoran más de una vez y en poco tiempo. Yo dejo un poquito de mí en cada cosa que escribo y creo que quien me conociera más o menos bien y lo leyese identificaría lo que es mío allí.
Y, bueno, todo este testamento son los motivos que me empujan a escribir, la explicación de por qué es mi sueño y me apasiona tanto. Nunca lo dejaré de hacer, si sigo en pie y me levanto al caer es en gran parte gracias a la escritura.
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El rincón de mis desastres
RandomEste es mi espacio personal, como un blog. No es una novela ni tiene solamente una clase de contenido. Aquí podréis encontrar relatos, poemas, reseñas, etc. Como bien dice el nombre, es el rincón de mis desastres, mi sitio donde expresarme librement...