Autoestima

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No sé ni cómo empezar a escribir sobre este tema que tanto me afecta. Quizá deba decir que mi autoestima brilla por su ausencia, que intento hacer todo lo posible por aceptarme a mí misma, que este tema viene de lejos y que llevo demasiados años con esa voz en mi cabeza que me dice que no soy lo bastante buena, lo bastante guapa, lo bastante lo que sea. 

Todo se remonta a la infancia y después al instituto. Que insulten a una persona a diario afecta a la autoestima de cualquiera, mina su amor propio, y más en una etapa donde comienzan a formarse los cimientos de la personalidad, donde se comienza a tener pensamiento crítico y donde cobra mucha importancia ser aceptado por la sociedad. Recuerdo que, en el instituto, un día que no me dijeron nada malo (pocos fueron) les dije a mis padres en el coche cuando me recogieron "hoy me ha ido bien. Nadie me ha insultado".

Nadie debería convivir a diario con el desprecio de las personas que le rodean y nadie debe sentir que lo menosprecian, lo descalifican y lo reducen a la nada poco a poco. Nadie debería sentir que debe hacerse invisible para que la gente no note su presencia y para vivir en paz. Es inhumano. 

Tal y como otras personas no me aceptaron en su día y se dedicaron a machacarme, ahora soy yo quien no se acepta. Y, además, siempre espero lo peor de los demás. Cuando alguien me habla por Tinder, por ejemplo, pienso que me está tomando el pelo o que me ha dado like por accidente. A veces tengo razón y es horrible cuando la tengo, porque me siento mal y me digo a mí misma ese odioso "te lo dije, no podías gustarle". O, si me dicen algo de broma, me lo tomo en serio y pienso que me están atacando, entonces me pongo a la defensiva y dejo de estar a gusto, e incluso de ser yo misma, para convertirme en una versión borde, aunque me estén entrando ganas de llorar. 

A veces me pregunto cómo voy a ser capaz de querer a alguien si no soy capaz de albergar el amor más importante, que es el amor propio. Yo voy a ser la única que esté conmigo hasta que me muera, eso es una certeza. Y no puedo estar conmigo misma, no puedo soportarme si siempre voy a vivir con tanta inseguridad y con tanta autodescalificación y autodesprecio. 

Una persona que no se quiere no puede ser feliz, porque siempre se saboteará y tendrá esa vocecita interior que le "recuerda" todos los aspectos que cree negativos de sí misma. Cuanto más reflexiono sobre esto, más triste me parece, sobre todo porque mi objetivo en la vida es ser feliz, objetivo que creo, y ojo porque esto es importante, que debería estar en el primer puesto de prioridades de las personas, ya que es el secreto de vivir una vida plena y de sentirse satisfechos con la manera en la que se ha elegido vivir y con lo que se tiene, ya sea mucho o poco. 

Yo voy a terapia de grupo porque quiero ser feliz, voy a la psicóloga porque quiero ser feliz y escribo porque me desahogo y porque escribir es lo que más feliz me hace. Yo quiero encontrar la felicidad y la autorrealización personal, y soy consciente de que nadie puede estar siempre contento, hay matices, pero yo lo he pasado tan mal en la vida, sobre todo desde hace un año para acá, que no aguanto más tristeza y no soporto que parte de la fuente de mi tristeza sea yo misma. En ocasiones, pienso que la mayor parte de la responsabilidad de que muchas veces me sienta mal es mía, por no saber quererme a mí misma y no saber gestionar lo que siento o dejo de sentir, y también por pensar en cosas del pasado que no me hacen ningún bien ya que, por mucho que esté trabajando en esto, tengo mis recaídas. Quizá tenga que aprender a quererme, a saber controlar mis emociones y a pasar páginas del todo, no recordando cosas que pasaron hace tres, dos o un año constantemente, porque son cosas que pasaron, sí, pero son sucesos que no están ocurriendo ahora mismo y que con suerte no volverán a ocurrir nunca más. Y eso me produce alivio. 






El rincón de mis desastresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora