28. Con paciencia, calmantes, y palomitas. Así se soluciona todo.

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El trafico era horrible, y el bullicio de los turistas en la ciudad era insoportable

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El trafico era horrible, y el bullicio de los turistas en la ciudad era insoportable. Sobre todo para los taxistas, esa combinación era una pesadilla.

- Oye, aquí faltan cinco libras. ¿No ves el taxímetro? ¡Cuarenta! ¡No treinta y cinco! Te faltan por darme cinco más de las que hay en mi mano, ¿lo pillas?

Refunfuñando, el hombre de aspecto alemán (a juzgar con sus calcetines con sandalias), le dio el dinero que le faltaba al taxista y se largó del vehículo.

- Turistas...- se quejó por lo bajo, mientras volvía a la carretera.

- Tampoco es para tanto.- dijo una voz en la oreja del taxista.- En Nueva York es peor.

- Londres no es mejor.

- Pues a mi no me importaría venir más veces.

- Eso lo dices por que estás en una fiesta. En cambio yo, estoy en un taxi.

Marie rió mientras daba un sorbo de su bebida.

- No es culpa nuestra que siempre te toquen las peores asignaciones durante las misiones.- se coló en la conversación, Mía. Estaba junto a Thomas, ambos conteniéndose las risas por su compañero el taxista.- No es como si nosotros nos lo pasáramos bien aquí. No sirven vodka... solo champagne, pero al menos es del bueno.

Alex suspiró cuando otro turista le hizo una seña desde el exterior para que se parara junto a él, pero no le apetecía atender a más calcetines con sandalias. Sin embargo si que se cambió de carril, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, le sacó el dedo de en medio al turista para después reírse maníacamente mientras alejaba el coche de nuevo.

- Sí que es algo divertido putear a la gente con el taxi.- se dijo a si mismo.

Mía y el resto lo escucharon, pero decidieron ignorarlo. Su misión era más importante que la de Alex.

- Llevamos aquí ya más de media hora. ¿No se suponía que como máximo estaríamos veinte minutos?¿Veinticinco a lo sumo?

- ¿Es que tienes prisa por irte? Hay música clásica de fondo, buen vino... Esta fiesta no está tan mal.- Thomas rodeó la cintura de Mía con su brazo, recibiendo una mirada interrogante por su parte. El solamente se inclinó hacia ella y la besó en los labios.- Solo estoy interpretando mi papel, cariño.

- Somos pareja de verdad, Thomas. Desde hace ya un año. No es que interpretes un papel.

Él se encogió de hombros, bebiendo de su copa.

- No quiero escucharos en plan pareja.- se quejó Marie, desde el otro lado de la sala. Maldito intercomunicador.- Es asqueroso.

- Has escuchado cosas peores, y no es como si tú y Aaron fueseis mejores que nosotros.

- Nosotros no mantenemos conversaciones privadas delante de todos en voz alta. De echo, ni siquiera hablamos en voz alta.- Mía rodó los ojos por las palabras de su amiga.- Y además, debéis estar concentrados en la misión. Es algo serio.

Los protegidos de los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora