37- Te acabas de llamar a ti misma basura, para que lo sepas.

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- ¿Qué haces? ¿Un video diario?

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- ¿Qué haces? ¿Un video diario?

Mía echó la mirada hacia atrás, viendo al chico Parker grabar con su teléfono mientras conducían hacia su casa.

- Sí.- respondió el adolescente, casi orgulloso.

- Muy bien.- Tony se enderezó en su asiento.- Yo haría lo mismo.

- Yo también.- comentó la chica presente.

- Le he dicho que no lo hiciera.- dijo Happy Hogan, sentado al volante. Mía iba en el asiento del copiloto, y la cara del chófer le hacía gracia.- Estaba filmando todo. Le he dicho que lo borrara...

- Sí, no pasa nada. Eh, eh, eh, eh, eh, está bien.- le cortó su jefe.- Igual deberíamos hacer un video coartada para tu tía.- se dirigió a Peter, esta vez.- ¿Listo? ¿Grabas? No sales en el encuadre.- Peter se acercó más a él en el asiento, sonriendo nervioso, mirando a la cámara.- ¡Hola May!¿Cómo estás? Espero que llevando algo cortito.

El chico lo miró extrañado mientras Tony se reía, y Mía tuvo la misma reacción que Parker. Dejó de mirarles a través del retrovisor, y miró al frente.

Los faros de un coche la cegaron por un momento, y la risa de Tony seguía sonando de fondo mientras la invadía un fuerte dolor de cabeza. Todo empezó a dar vueltas, y vueltas y vueltas...

Y de repente, abrió los ojos.

Había sido un recuerdo. De cuando habían dejado a Peter en su casa, al volver de Berlín. Antes de que escaparan los prisioneros de la balsa, de lo cual ya hacía unas dos semanas, o un mes...incluso puede que dos meses. Mía no era muy consciente sobre cómo pasaba el tiempo en la tierra mientras ella estaba viajando por el espacio.

Se sentía como Matt Damon, en Marte, solo que con las pocas comodidades que proporcionaba el quinjet a modo de lujo. No tenía que cultivar patatas con... bueno, recursos naturales, y tenía más música que el personaje del actor en la película.

Pero con tantas comodidades, al estar durmiendo, no se había despertado a tiempo al escuchar la alerta de la nave. Cuando había abierto los ojos, delante del quinjet, justo frente a ella, había un enorme agujero de gusano, peligrosamente cerca de engullirla a ella y a la nave.

- No, no, no, no, no.

Comenzó a apretar todas las teclas y botones posibles, nerviosa y con miedo recorriendo su cuerpo. Tiró de una palanca, y su fuerza fue suficiente como para arrancarla del panel de mandos. Soltó una exclamación nerviosa, además de asustada. En definitiva, ninguno de los botones de la nave la alejaron a tiempo del agujero. Y en cuanto lo cruzó, un traqueteo recorrió al quinjet entero, hasta que las luces se apagaron, y los motores dejaron de funcionar. Una sacudida contra la nave desde el exterior hizo que Mía se tambaleara y que cayera al suelo, seguida de prácticamente todos los objetos del quinjet. Y cuando finalmente consiguió levantarse, se estaba precipitando al vacío, contra lo que parecía ser una ciudad de basura.

Los protegidos de los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora