"- Señor, ¿Está totalmente seguro de esto?"
"- ¿Por qué no iba a estarlo, agente Coulson?- la cara de dicho agente se contrajo levemente ante la pregunta de su director."
"- Son jóvenes, señor. La mayoría de ellos tienen sólo catorce años o menos, y...
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El sótano en el que se encontraba estaba levemente iluminado por la luz que entraba a través de las pequeñas ventanas que daban al asfalto de la calle; había cajas por todos los lados, y él mismo estaba sentado sobre una de ellas. Hablaba por teléfono:
- ¿Estás seguro?- le preguntó a la persona que había al otro lado de la línea.- En ese caso, dedícate a vigilar este asunto. Yo también lo haré por mi cuenta.
Hubo una pausa prolongada, en la que se levantó de un salto de la caja y comenzó a caminar hacia un ordenador que había al fondo de la sala, colocado sobre la única mesa disponible.
- Sí, lo he recibido.- abrió un archivo, que estaba lleno de carpetas con datos.- Buen trabajo, chico. Sigue así; pronto llegará la acción.- la otra persona habló.- Tú tranquilo. Me encargaré personalmente de ese asunto.- de nuevo, una pausa.- Sé que es tu sobrina, pero debes mantener tu posición intacta. No podemos permitirnos que te descubran.- otra interrupción.- A cambio te dejaré a ti el resto de ellos. Solo quedan unos meses para dar el golpe, así que no te delates hasta entonces.
Cerró de golpe el ordenador, cuando la persona con la que hablaba le dijo algo.
- ¡No digas gilipolleces! No vamos a adelantarlo. Hay que esperar a que se unan, y luego atacamos.- comenzó a caminar de un lado a otro por la sala, pero no dejó que su nerviosismo se notara en su tono de voz.- Sigue el plan y todo saldrá como hemos planeado. Tú acabas con tu estúpida familia, y yo me hago con lo planeado.- hubo una última interrupción antes de que cortaran la llamada.- Mantén tu tapadera antes de que te descubran. No subestimes a Phil; siempre sabe más de lo que muestra o dice.
(...)
Un tono; nada. Dos tonos; nada. Tres tonos; nada.
El teléfono sonó hasta seis veces hasta que Eric se despertó. Se cayó de la cama, rodando, al intentar alcanzar el teléfono. Se sobó el hombro, ya que era donde más había dolido el golpe. Gracias a dios que no recogía su habitación y que dejaba toda la ropa tirada por el suelo.
Se levantó como pudo, y sorprendentemente llegó a tiempo para atender la llamada. Era Marie; cómo no.
- Sabes que cuento contigo para que me lleves a la torre, ¿no? Por que ya llegas tarde, y ni siquiera me has avisado de que lo harías.
Maldiciendo por lo bajo, el chico contempló el reloj de su mesita de noche; debería haber estado delante del edificio de Marie hacía ya veinte minutos, lo que significaba que había dormido una hora más de lo normal y que no había oido el despertador.
- No ha sonado el despertador.- mintió.
- Como sea. Si no vienes ya pienso ir sola, y si me secuestran será culpa tuya.
- No exageres.
Colgó y se apresuró en vestirse y recoger un poco sus cosas. No quería tropezarse y hacerse más moratones de los que ya tenía; cortesía de un entrenador de la academia. El día anterior habían tenido la primera clase de entrenamiento físico, y para él había sido un horror. Prefería mil veces antes estar sentado en una clase que dando golpes sin ton ni son.