58. Yo te quiero 3000.

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El primer paso había sido buscarse un nuevo lugar en el que vivir, ya que ni él ni ella querían volver a su loft en la ciudad

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El primer paso había sido buscarse un nuevo lugar en el que vivir, ya que ni él ni ella querían volver a su loft en la ciudad.

Primero habían pensado en una granja, como lo había hecho Barton, pero luego se dieron cuenta de que ese no era su estilo. Tampoco querían tener otra casa futurista como la de Malibú, habiendo quedado esta ya muy atrás en su historia conjunta. Y al final, se habían decidido por una casa junto a un lago. Cálida, de madera al estilo de una cabaña, aislada, familiar, sin tráfico al rededor, rodeada de naturaleza... perfecta para su familia.

Tony y Pepper estaban mejor. El vacío en sus corazones seguía ahí, pero se apoyaban el uno en el otro para sobrellevar su dolor; habían aprendido a convivir con ello, en cierta forma. Y de esa manera, habían conseguido salir adelante. Sin olvidar, pero sin quedarse estancados.

Una vida familiar, pensó Tony, saliendo al porche de su casa. Una casa grande, casi demasiado para tres personas, pero perfecta. Una gran cocina con un rincón para el desayuno con vistas al lago. Un salón con una chimenea enorme, con un piano y demás superficies en las que reposaban decenas de marcos de fotos. Una sala de cine impresionante, y un garaje equipado con la mejor tecnología del planeta. También tenían dormitorios de sobra para todos, y suficientes para invitados.

Habían creado nuevos recuerdos en todas las habitaciones, siendo prácticamente todos ellos recuerdos felices. Era un hogar.

Ahora Tony llevaba chaquetas de lana y otro tipo de ropa cómoda, dejando los trajes elegantes para las fiestas especiales como la navidad o la cena de año nuevo. Se había vuelto más tranquilo, que digamos, prefiriendo un viernes por la noche en casa viendo una película mientras comía palomitas caseras, a una juerga que durase hasta la mañana del día siguiente y que le llenase el cuerpo solamente de alcohol.

Había aprendido a apreciar las cosas verdaderamente importantes.

Observó el lago por un instante, y la barca junto a la orilla. Volverían a dar una vuelta por el agua pronto, y después un picnic en el embarcadero.

Una vida familiar, desde luego...Una vida que nunca pensó que llegaría a tener.

Bajó las escaleras del porche, caminando hacia el pequeño huerto que tenían montado en el inmenso jardín; cultivaban tomates, zanahorias, fresas... de todo. Trabajaban juntos en regar y cuidar las plantas, repartiéndose las tareas. Tenían varios parterres, que además de comida también tenían flores aromáticas. En primavera se ponía precioso. Además,también tenían una hacha allí en un tocón, para cortar la leña para la chimenea.

Si diez años antes le hubieran dicho que cultivaría su propia comida en el jardín de su casa, le habría dicho a esa persona que estaba pirada. Ahora incluso se había convertido en un pequeño cocinillas; nada demasiado elaborado, pero sabía defenderse bastante bien. Su pasta al pesto era increíble.

Los protegidos de los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora