18. Joystick Asgardiano recuperado.

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Miró a su al rededor, confusa

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Miró a su al rededor, confusa. Todo estaba oscuro, y olía a moho. Con esos detalles, supo que estaba en su celda.

Cuando se había dormido, había gente observándola desde el otro lado del cristal que tenía en frente; como si fuera una rata de laboratorio.Por que en el fondo, eso es lo era.
Ahora no había nadie; no veía a nadie.

Se revolvió incómoda en el suelo, apartando la manta rancia que le cubría las piernas. Sentándose en el suelo cruzando las piernas, extendió los brazos al frente. No tuvo que concentrarse mucho para que unas llamas salieran de las palmas de sus manos. Le proporcionaron algo de calor, que aclaró sus sentidos; por lo menos, lo suficiente como para fijarse en una rápida sombra azul cruzar por delante del cristal.

Antes de poder darse cuenta, ya había alguien abriendo la puerta de su jaula. La tomaron en brazos, y la llevaron corriendo al exterior de la fortaleza.

- ¿Estás bien?- preguntó la que había sido su compañera de laboratorio durante los últimos meses. El hermano de esta la colocó en el suelo, delante de la chica.

- Ahora volveré.- dijo el chico, con el pelo rubio platino y raíces oscuras. Volvió corriendo al interior de la montaña, volviendo casi al momento con otro chico.

Su otro compañero de laboratorio.

- ¿Estáis bien?- preguntó de nuevo la otra chica (más bien mujer), incluyendo al chico recién llegado.

Se escucharon disparos de fondo, mientras respondían con un asentimiento de cabeza o un "sí"; sokoviano era su lengua natal.

- No pueden llevarse el cetro.- dijo el chico (más bien hombre), Pietro.- Nosotros nos moveremos por la zona. Vosotros quedaros aquí.

Y sin más, Pietro cogió en brazos a su hermana Wanda y se fue corriendo, a la vez que los más jóvenes observaban desde su posición cómo Iron Man sobrevolaba el cielo, intentando derribar el escudo energía que protegía la fortaleza de Von Strucker.

Svenia suspiró, observando unas llamas de fuego brotar de sus dedos. Su compañero permaneció a su lado, callado, como siempre lo estaba. Ambos escucharon el crujir de unas ramas en el suelo a poca distancia de donde estaban, y se volvieron para ver qué era.

Seguirían las órdenes de Pietro; nadie se acercaría al cetro.

(...)

- ¡¿Sabíais que la comida que comes se transforma en energía?!- gritó, corriendo hacia el hombre uniformado que sostenía un arma en su dirección. Unos cuantos más se le unieron cuando los alcanzó, esquivando lo que fuera que lanzaban sus pistolas.- ¡Esto son espaguetis!- lo desarmó con un golpe de su espada contra la muñeca que sostenía el arma. Hizo lo mismo con los demás.- ¡Esto son nachos!- con un ágil movimiento encajó su espada en el arnés que llevaba para ella en su espalda, y peleó cuerpo a cuerpo contra los tres soldados. Enredó las piernas al rededor de uno de ellos (pirueta que no se habría imaginado hacer nunca en su vida), y le hizo rodar un poco para derribarlo, enredando una de sus piernas al rededor de su cuello. A otro soldado lo golpeó en el cuello con su codo, dejandolo fuera de juego por unos instantes, mientras colpeaba con su escudo al otro que quedaba.- ¡Y esto es una galleta de chocolate con nueces!- dos golpes finales más uno en la entrepierna para cada uno. Se sintió satisfecha.- El desayuno es la comida más importante del día; deberíais recordarlo.

Los protegidos de los Vengadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora