Se había ido, había hecho que se fuera aun cuando había prometido que no lo haría, lo dijo dormida pero aun así le creí, se sintió tan real cuando lo dijo, pero yo había hecho que se fuera, desde un comienzo sabia que ella era demasiado buena para mi, y yo no lo sufriente para ella, pero porque me duele tanto, sabía que en algún momento se iría. Así debía ser.
¿Pero por qué dolía tanto? ¿Por qué me sentia de esta forma?
Dolía como si me estuvieran arrancando el corazón del pecho, no entendía porque pero lastimaba más que nada en el mundo. Por más que lo intentara no podía recordar algo que se semejara al dolor que estaba sintiendo ahora, era peor que la sensación de asfixia.
Me sentía sin fuerzas, solo estaba hay viendo como desaparecía de mi vida, dejándome.
El entremetimiento recorro mi cuerpo como una oleada fría y repentina, mi cabeza palpitada ante el hecho de que la había perdido, había perdido a la única mujer por la cual daría mi miserable vida.
No note el suelo frio contra mis rodillas hacia que cada intento por levantarme y correr tras ella fuera inútil, mi cabeza sabía que tenía que ir por ella pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba adormecido por el dolor.
— ¡Mierda!— grite con todo el dolor de mi pecho, el daño fue cubriéndose de ira y todo era mi culpa, la había perdido por mi miseria, por querer hacer que mi mundo triunfara, el pecho me carbonizaba como si algo faltara.
Y si faltaba me faltaba mi Jen, que era lo único por lo que mi manchado y negro corazón verdaderamente palpitaba, nunca en mi vida imagine sentir un dolor parecido.
Un vacio se instalo en mi pecho haciendo que mi estomago se revolviera, una mano se sitúo en mi hombro y me apretó con fuerza pero no podía apartar la mirada de la calle.
— ¿Qué paso? La sangre golpeando en mis oídos no me dejaba escuchar con claridad y el dolor en mi pecho no me dejaba prestar atención a lo que estaba pasando.
—No puedo— dije poniéndome de pie con dificultad, no sabía cuánto tiempo había estado en esa posición— la necesito aparte la mano de Aarón y fui por uno de los bales le quite las llaves de mi auto y me dirigí al garaje lo mas rápido que pude, no dejaría que se fuera, no la dejaría marchar sin antes dar pelea.
No podía permitirlo, no la iba a dejar ir, yo la necesitaba más de lo que ella me iba a necesitar algún día a mí y era egoísta pero era la verdad, la necesitaba como a mi vida.
Cuando encontré mi auto lo encendí en mi cabeza solo pensaba en recuperarla, en traerla conmigo mire la parte de atrás y mi alma cayo a mis pies, ay estaba todo, sus cosas mezcladas con las mías, todo listo para irnos a media noche. Mire mis nudillos blancos y golpee con fuerza el volante, lo volví a sujetar y controlarme pero no pude solo podía ver el dolor en los ojos de jen y... era como si ella viera el monstruo que soy en realidad.
— ¡Adam!— La puerta acompañante se abrió— ¿Qué demonios pasa?
No reconocí la voz y tampoco me preocupe por ver quién era.
—La perdí— dije en un murmullo con los dientes apretados y de pronto ya no había dolor, solo ira que abarcaba todo fundiendo todo en rojo. —Maldición— grite golpeando el volante varias veces, lo volví a golpear y escuche como algo se rompía, no sabía si era el volante o mi mano pero la ira ocultaba todo bajo su espeso manto.
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Adam: Solo por ti
RomanceEn esta entrega Adam nos cuento como sucedió todo, desde el segundo en que sus ojos se cruzaron por primera vez. Adam siempre tuvo todo lo que quiso, o así lo creyó hasta que conoce a una pelirroja extrovertida y obstinada que se metió bajo su pie...