Aaron y Ann me llevaron a al hotel mis cosas tenían varios días esperándome y al parecer Ann fue una de las voluntarias a cuidarme junto Judith la prometida de Axel.Al llegar al cuarto lo primero que hice fue poner a cargar mi teléfono para luego dejarme caer en la cama, cerre mis ojos unos segundos para descansar y luego darme una ducha, comer algo e ir al hospital.
Alguien sacudió mi hombro haciéndome levantarme de golpe asustada al no reconocer donde estaba.
— ¿Adam está bien?— fue lo primero que pregunta al ver a Judith.
Asintió y me ayudo a sentarme, me explico que seguía estable y que Aarón estaba con él en la habitación. Dejo frente a mí una bandeja con sopa y hice mala cara, no era fanática de la sopa pero esa olía bien no había notado que moría de hambre hasta ahora, comí lentamente, estaba muy buena por lo que comí un poco mas hasta que el plato estuvo vacio luego Ann me ayudo a entrar al baño para que me diera una ducha caliente y me deshiciera del olor a avión y hospital aunque para ser honesta estaba segura que el olor a antiséptico del hospital había eclipsado cualquier otro olor.
Estaba a punto de cerrar la puerta cuando me detuve— Ann, ¿me puedes hacer un favor?— asintió— puedes revisar mi maleta por si traje algo de dormir, tenía la cabeza en todas partes cuando empaque.
Asintió eufórica por dejarla hurgar entre mis cosas y entre en el baño me di una buena y larga ducha caliente, afuera hacia un buen clima no al estilo sol de California pero era bastante bueno y en definitiva no era lo que me imaginaba cuando me decían Londres, normalmente cruzaba un cielo encapotado en nubes oscuras y una constante amenaza de lluvia y nieve.
Bajo el agua llore, y me desahogue hasta el cansancio, llore todo lo que no había podido llorar en el hospital, llore mis preocupaciones y miedos, llore por Adam y todo el dolor de su familia. Llore hasta que mis bajos sollozos fueron altos e indetenibles, esperaba que el agua camuflara el sonido, pero cuando me mire en el espejo al salir estaba terrible, mis ojos eran de un azul muy apagado y tenían inmensas manchas purpuras debajo, mi normalmente piel pálida estaba, tan cadavérica que casi parecía un zombi mi cabello estaba hecho un desastre y me veía más delgada aunque esas podrían ser solo ideas mías ya que todos se encargaban que comiera algo al menos dos veces al día tanto como si quería como que no.
Sobre el lavado había unas bragas y una camiseta gigante de Adam no sé cuando la empaque ni siquiera sé de donde salió porque si de algo estaba segura era de que le devolví todas sus cosas, aun así no lo pensé dos veces en deslizarme en ella y me terne en la cama aun con el cabello húmedo.
La camisa aun tenía su olor lo que fue tan confortable que no pude evitar la lágrima que rodo por mi mejilla. Ann entro con cautela en la habitación y se acostó a mi lado apagando las luces tomo mi mano, ante el tacto cerré los ojos.
—Te digo que es lo más loco de esto— le dije.
— ¿Qué?
Suspire llevando todo el olor posible de Adam a mis pulmones — que hace tres semanas había jurado que todos mis llantos por él se habían agotado.
(***)
Tres días después habían pasado a Adam a una habitación privada en la zona más alejada y privada del hospital. La habitación era enorme y se habían encargado de llenar la habitación de flores. Estaba segura que Adam lo odiaría, pero me daba risa porque en algún punto empecé a creer que eran para animarme a mí.
Tuvimos un día bueno cuando nos informaron que su cerebro estaba casi en su totalidad deshinchado, no habían retirado el ventilador porque al parecer su cuerpo no estaba lo suficientemente fuerte, pero en mi opinión fue fantástico lo del cerebro, no era ni siquiera la mitad del camino pero estaba ligeramente más serena, pero sabia no iba a estar del todo tranquila hasta que abriera los ojos y sus ojos verdes estuvieran brillando en todo su esplendor y su boca me provocara querer asfixiarlo con una almohada mientras duerme.
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Adam: Solo por ti
RomanceEn esta entrega Adam nos cuento como sucedió todo, desde el segundo en que sus ojos se cruzaron por primera vez. Adam siempre tuvo todo lo que quiso, o así lo creyó hasta que conoce a una pelirroja extrovertida y obstinada que se metió bajo su pie...