Había tenido suficiente por este día, temprano habían sido los policías y sus preguntas interminables y sin sentido luego había sido Andersen y su millón de preguntas molestas que se repetían una y otra vez, realmente odiaba cuando se ponía en plan soy-tu-terapeuta-así-que-habla, realmente era molesto y me incomodaba como el infierno, me había asegurado que Jen hubiera salido del hospital para nuestra charla post-trauma que el hospital exigía para avanzar mas rápida con lo del alta.
Era un jodido bipolar con la capacidad para controlarse de un niño y no es algo que hubiera mejorado con los años y las malditas drogas me hacían lento y mi capacidad para pensar era una mierda desagradable odiaba con todo mi corazón el litio.
Ahora solo presentaba los efectos secundarios de un ataque, el ahogamiento y el vació en el pecho eran insoportable y tener un ataque en pleno hospital no había sido bueno, por lo que me dijeron mis niveles se mantenían estables desde ese momento pero realmente no me sentía como yo mismo.
La puerta sonó y trate de aclarar mi mente lo mejor que pude.
—Pase.
Félix asomo su cabeza por la ranura de la puerta, y le fruncí un poco el ceño, Félix era más que un abogado un gran amigo desde hace algunos años pero no entendía que estaba haciendo aquí.
—Te vez terrible— dijo entrando y deteniéndose a un lado de la cama.
Arquee una ceja y reprimí una sonrisa.
— ¿tú qué haces aquí? ¿No deberías estar en el trabajo?
Se encogió de hombros y se sentó en el sillón poniéndose cómodo. —Tu padre me comento que volviste a la vida hace unos días y quería ver como estaba todo y si viste la luz y todo aquello.
— ¿Cómo está la oficina?— pregunte tratando de buscar algo de información ya que ni mi padre ni el abuelo me decían nada al respecto.
Rodo los ojos y bufo— tu padre me advirtió que lo intentarías— dijo con mofa y le fruncí el ceño— bien, bien, sin problemas, aunque te parezca una locura jefe, descubrimos que la oficina puede sobrevivir sin ti y tus reglas militares. —Sonrió con superioridad. —Claramente ahora que no haces mi trabajo no tengo tanto tiempo para acosar a Sahara, pero sobreviviré.
—Se supone que no debes acosarla— dije con burla.
Soltó una gran carcajada pero me lo vi venir los dos sufríamos de la misma enfermedad.
—Eres el menos indicado para hablarme de acoso— resoplo— al menos no choque mi coche contra un muro de contención para llamar su atención.
Esto era estúpido, si hubiera querido llamar su atención seguramente hubiera hecho una mierda menos desesperada y en definitiva pasar todo este tiempo en el hospital no está siendo como caminar por un paseo de pétalos de rosas.
—Bien, lo que sea en otras noticias— contesto sacándome de mi cabeza—me puse a hurgar en el registro de becarios de recursos humanos.
Arquee una ceja sorprendido— me asombra tu capacidad para meter tu nariz en todos los departamentos de la empresa.
Sacudió la mano restándole importancia a mi comentario— Tenemos al menos quince pasantes que estarían dispuestas a subirse a tu escritorio con ninguna otra intensión de presumir.
Eso era realmente asqueroso, no quería a nadie sobre mi escritorio mucho menos a una becaria que deseaba subir rápidamente de nivel o presumir que esta enredada con el jefe. No teníamos un política en contra de confraternización que fuera realmente muy estricta, pero no me liaba con mi personal nunca, y seguro como el infierno no iba a empezar ahora.
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Adam: Solo por ti
RomansaEn esta entrega Adam nos cuento como sucedió todo, desde el segundo en que sus ojos se cruzaron por primera vez. Adam siempre tuvo todo lo que quiso, o así lo creyó hasta que conoce a una pelirroja extrovertida y obstinada que se metió bajo su pie...