Capitulo 2: ¿Dónde están tus corbatas?

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— ¿Dónde estás nena?— dije obligándome a salir de mi bruma habían pasado cuatro días desde que se había marchado, no respondía mis llamadas o mensajes, ni siquiera los correos, no había sabido nada de ella y eso me estaba matando. No tenía idea de donde más buscar, su casa tenia días vacía y May no tenía idea de donde estaba, Diego se negaba a decir nada y tenía la clara amenaza de si me acercaba a ella me cortaría los brazos y la lengua, ninguno de sus amigos quería cooperar y los del club no la habían visto desde un par de días.

Era como si se la hubiera tragado la tierra y no me importaba la buscaría hasta el fin del mundo si era necesario. Quizás ella no fuera mía pero yo sería eternamente suyo.

—Adam tienes que levantarte— dijo Alejandro del otro lado de la puerta, quería que nadie entrara, ni siquiera los del servicio —llevas demasiado tiempo encerrado.

No conteste, no le veía sentido a salir y el llevaba demasiado tiempo diciéndome lo mismo, realmente todos tenían demasiado tiempo comentándome lo mismo y yo tenía demasiado tiempo ignorándolos.

—Déjame solo Ale— dije mirando por la ventana.

No quería salir de esta cabaña, y me negaba a hacerlo todo me recordaba demasiado a ella, mire la ventana cubierta realmente no quería ver otra cosa que no fueran sus ojos claros como el cristal.

(***)

Once meses antes...

Tengo que llamar a Elena en el transcurso de la semana, necesito aclara los últimos detalles sobre la venta de sus acciones. No me importa todas las escusas que ponga sobre su patrimonio familiar no la necesito en mis asuntos o en los asunto de alguna de las compañías que manejo, no me importa cuánto pida por ellas su voz en cada reunión me estaba sacando se quicio. Ella solo se tenía que mantener callada y no me metería con ella pero me está comenzando a afectar.

Estaba listo para mi semana tenía que pasar por la oficina de Daniel's Holding para buscar un par de documentos que me enviarían desde Texas, el envié un correo rápido a Melisa para que me enviara una copia actualizada a mi correo antes de las diez.

—Buenos días señor Daniel's— saludo Roger, tenía ya seis años como mi jefe de seguridad y era el mejor.

Asentí con la cabeza— Roger— me subí al auto y Michel se subió al asiento del acompañante en completo silencio. Tome la tableta junto a mi asiento y revise algunos correos un par de informes que tendría que leer con detalle sobre los astilleros en Taiwán, uno de Zack sobre la compra de los edificios en new Hampshire, lo demás podía esperar a que llegara a la oficina.

Me alivio no tener ningún mensaje de Sonnia, eso quería decir que mis abogados se habían ocupado del asunto.

Estacionamos, tenía tiempo suficiente para llegar a clase estaba a punto de bajar del auto cuando un pequeño volvo plateado estaciono a toda velocidad a un lado, baje del auto cuando una pequeña pelirroja paso como un cohete junto a mí, no era tan baja tenía un buen metro setenta, iba murmurando cosas algo sobre llegar jodidamente tarde revisaba su teléfono mientras corría en dirección al edificio de medicina, no necesite ser un genio para saber que se trataba de la señorita Stone, me sorprendía que fuera tarde. Tenía un par de semanas observando sus hábitos, no era nada espectacular pero gozaba esos ojos que me encantaban eran muy azules no había tenido la oportunidad de acercarme y lo mejor sería que no me acercara.

Daniel's concéntrate, ella no está en mi juego.

Vi como entro en el edificio y se perdía en su interior. Algo en ella me tenía fascinado y enganchado podía verla correr de un lado a otro y no me cansaría, aunque me molestaba que tuviera tan malos hábitos respecto a su horario, muy raras veces la veía tranquila o sin ese molesto muñeco que se guindaba de su brazo de todas partes.

Adam: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora