Capitulo 31: Hospital

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Antes de que la señorita Swift pudiera comenzar a hablar sobre el protocolo o lo que había pasado o el simple hecho de porqué estaba aquí hable.

—No pienso ir a ninguna parte hasta que me diga dónde y cómo está Adam.

Casi sin darme cuenta me aferró a la mano de la señorita Swift y se estremece por lo helado de mis manos y suplico de forma silenciosa para que no me obligue a entrar en su oficina, no estaba lista para eso aún.

—Señorita Stone, las operaciones han sido muy largas y todavía no estamos seguros de…

Tenía el presentimiento de que en cuanto entrara a su oficina y me dejarán ver a Adam sería demasiado tarde.

—Por favor necesito verlo. Ahora.

El enfermero se me ha acercado y me mira a los ojos durante unos segundos; después desvía la vista hacia la señorita Swift. Me mantengo inmóvil y recuerdo aquella vez que discutí con Adam porque era demasiado testaruda y necia, pues hoy iba a ser usa de cada fibra de testarudez que poseyera.

Intente ahora con el enfermero para hacerla cambiar de opinión. Algo debe de presentir ella, porque se saca un móvil del bolsillo de la chaqueta y llama a alguien:

—La señorita Stone ha llegado e insiste en ver al… —Sea quién la persona que está al otro lado de la línea, la interrumpe—. De acuerdo en un segundo. —Cuelga y me mira compasiva—Sígame.

Me pego a sus talones y el enfermero también decide acompañarme, probablemente intuye que puedo necesitar apoyo.

Nos detenemos frente a un ascensor. A esas horas había gente pero no demasiada y estamos solos esperando y al pareces de este lado del hospital no había mucho movimiento.

— ¿Puede decirme cómo está el señor Daniel´s?— pregunto con voz apenas audible debido al nudo en mi garganta.

—El señor Daniel´s está en coma— responde la mujer sin darme un segunda mirada.

Con el alma hecha pedazos me llevaron a una habitación totalmente esterilizada que entendí que era UCI me prepararon poniéndome guates gorros protectores para los zapatos y una bata desechable el enfermero se mantenía a mi espalda y las piernas me trastabillaron un poco cuando entre y puse mis ojos sobre él.

Sentía que el corazón se me estrujaba y tome aliento, el hombre enorme con ojos cambiantes de que me había enamorado no estaba, ahora parecía una marioneta rota, tenia cables y tubos saliendo de cada parte de él, no podía ver su rostro a causa de las vendas, tenía un ventilador en la boca y podía ver la forzada subida y bajada de su pecho, lo que era una señal de que no estaba respirando solo uno de sus brazos estaba enyesado y tenía una pierna elevada con un instrumente que parecía más tortura medieval. Decir que estaba en mal estado ni siquiera se acercaba a la realidad, porque en primera no parecía humano, ni siquiera parecía vivo.

Las paredes son blancas y los fluorescentes le dan un aspecto irreal, propio de un sueño, de una pesadilla.

Pero es real, el nudo que se ha creado en mi garganta es abismal, igual que lo son las lágrimas que me rebosan los ojos. Me acerque con cuidado y trague saliva poniendo una mano sobre su mano, estaba tan fría, estaba tan… lejos de ser las manos que me quitaban el aliento.

El bip-bip constante que sale de una de las máquinas que Adam tiene enchufadas al cuerpo hace que mis piernas fallen y tenga que sostenerme a la barandilla de la cama y sin poderlo evitar me echo a llorar y me hubiera  desplomado de no ser por el enfermero.

Adam parece un saco de boxeo antiguo lleno de moretones y parches la inmovilidad de su cuerpo es aterradora. Nunca he sentido tanto miedo de perder a alguien como ahora.

Adam: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora