—Jen es mía y lo ha sido desde el instante que me miro a los ojos, mía desde que nos encontramos en el pasillo— cerré los ojos tratando de mantener el dolor en mi pecho a raya, pero era inútil hablar de ella era como clavar una estaca en mi pecho— ella es tan parte de mi como mi corazón o mis pulmones—gruñí— pero a diferencia de esos es que ella lo único que no es reemplazable en mi vida. Porque es lo único bueno que hay en ella.
— ¿Y así tratas a lo que quieres?— dijo apuntando al piso de arriba— ha estado destrozada por semanas y si piensas que vendrás aquí todo estará bien estas muy equivocado.
— tú no sabes quién soy.
Mencionar que Jen ha sido tan miserable como yo me quema en lo más profundo y claro que Jen no me lo dejaría fácil, no es como la vez que estuve con Elena en el club, tendría que arrastrarme y suplicar durante meses solo para que me mire, pero eso no podría importarme menos.
Demonios, no me importaría arrastrarme durante años solo para poder mirarla, en realidad no me importaría hacer cualquier cosa solo para poder sentirla en mis brazos y apagar el dolor que crecía a cada segundo que estaba lejos de ella.
—Eres el imbécil que le rompió el corazón— medio grito. — Tuviste el cielo en sus manos y lo cambias por unas monedas.
No había palabras que describieran mejor la situación, pero ni él ni nadie sabía que había ocurrido.
El no sabe una mierda, él no era nadie.
—Ella es mía— repetí mirándolo a los ojos apretando mis manos para no retorcer su cuelo en mis manos— Sin importar que, yo siempre seré suyo. Ahora largo.
Dije señalando la puerta, el asintió y tomo sus cosas cerrando la puerta con cuidado, puse el seguro y solté un largo suspiro.
No iba a permitir que ella me dejara, no esta vez.
Entre en la cocina e hice lo que nunca pensé que haría, cocine en silencio.
Mi mundo se sacudió cuando entendí que Jen no tenia comida en su refrigerador el nudo en mi pecho se intensifico al ver que solo había botellas y mas botellas unas abiertas otras casi acabadas, de distintos colores y licores.
Marque el número de Roger contesto al primer tono— Señor.
Saque todo lo que había en el refrigerador mientras ordenaba todo lo que necesitaba para luego deshacerme de todo lo inservible, muchas veces durante todo este tiempo pensé que ella era demasiado buena para mi, que yo no era capaz de ser lo que ella necesitaba y tuve razón, no era lo que ella necesita, debí habérselo dicho, mierda, estaba tan cerca de perderla, sentía como se me deslizaba la felicidad entre los dedos.
Ella es todo lo que necesito para ser feliz.
Limpie la cocina exactamente como a ella le gustaba y recogí algunas cosas de la casa antes de que Roger llegara con todo lo que había pedido, puse todo en su lugar y prepare sopa, era lo único que sabía que me quedaba bien, me costó un infierno no hacer ruido odiaba el silencio y no lo note hasta que ella apareció en mi vida.
No quería perderla, preferiría perder cada logro que tenía antes que a ella.
Maldición la amaba tanto que dolía.
Cuando acabe en la cocina subí a su habitación, estaba tan tranquila vuelta un ovillo en el centro de la cama, con el cabello como un abanico sobre la almohada.
—Es tan hermosa— murmure— ¿Cómo pude arruinarlo tanto?
Me encamine hacia ella y me acosté a su lado, viendo cada rasgo de su cara, por algún motivo tenía la impresión de que sería la última vez, lo sentía en mi pecho el desasosiego me comenzaba a consumir no quería vivir una vida donde ella no estuviera.
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Adam: Solo por ti
RomansaEn esta entrega Adam nos cuento como sucedió todo, desde el segundo en que sus ojos se cruzaron por primera vez. Adam siempre tuvo todo lo que quiso, o así lo creyó hasta que conoce a una pelirroja extrovertida y obstinada que se metió bajo su pie...