capitulo 10: Jodido.

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Me senté en el diván que estaba en el vestidor y sosteniendo la cabeza entre mis manos apoyando los codos en las rodillas, tratando de empujar un poco de aire en mis pulmones, los recuerdos quemaban en mi cabeza y el ver sus cosas aun aquí era doloroso ella encajaba tan bien en mi vida.

Escuche la puerta abrirse y pasos adentrarse en la habitación hasta detenerse en la puerta del vestidor, mi padre estaba de pie junto a Nick y Ann estaban junto a la puerta, no le preste atención a la lastima en sus miradas o a las dagas que me arrojaba la señorita Morgan.

Tenía una camiseta sin mangas y unos panas mantuve mi posición cuando mi padre hablo— Adam, Angie ha venido por las cosas de Jennifer.

Fue como si deslizaran un clavo caliente en mi pecho, cerré las manos en puños y forcé un asentimiento cuando en realidad quería que todos se largaran y me dejaran solo. Nick fue el primero en entrar y Ann le siguió recogiendo todas sus cosas, desde los armarios hasta, las gavetas, hizo un trabajo rápido para luego deslizarse hasta el baño. Joder todo se sentía tan vacio ahora, todo era tan real.

Paso un largo rato antes de que mi padre entrara y se dejara caer junto a mí  palmeando mi espalda pero no me moví— No sé qué paso en esa fiesta pero, sé que no fue bueno.

Asentí una vez, por supuesto que no fue bueno, de haber sido bueno yo estaría con Jen y no viendo como ella hacia todo lo posible por alejarse.

— Le amo tan desesperadamente— dije abatido— todo esto me está matando.

—se que la amas— su tono había adquirido un rastro compasivo—Lo supe desde aquel día en que me fuiste a buscar a las seis de la mañana para hablarme de una chica.

Suspire y recuerdos de cómo de confusa se volvió mi cabeza luego de besarla, demonios había sido la mejor sensación de mi vida y lo había vuelto a experimentar cada vez que sus labios estaban en los míos, no quería a nada mas, no necesitaba a nadie más, solo a ella.

Fue como si mi vida diera un vuelco y cambiara de eje, sentí sus labios sobre los míos durante días, había comenzado a pensar que enloquecí porque cada vez que cerraba los ojos estaba allí, con su mirada cálida y valiente, el hecho de estar en su presencia me hacía temblar mas manos y me las ponía a sudar, sentía como mi corazón se detenía para volver funcionar con un ritmo errático, como odiaba mantenerme a más de un metro de donde ella se encontraba.

—Estaba tan confundido esa noche— suspire con desespero— ella me hace sentir un montón de cosas a la vez.

— ¿Qué cosas?— pregunto.

Solté una risa sin humor— me hacia concentrarme y desconcentrarme, como si estuviera molesto a punto de perder el control pero también aturdido, nunca me había sentido así conmigo mismo— lo mire a los ojos— ¿sabes que es lo más loco?— Negó con la cabeza— eso me hacia desearla más, que fuera la única capaz de sacarme de mi elemento y revolver mi cabeza.

— ¿Has intentado buscarla?— pregunto y casi bufe.

Lo mire por el rabillo del ojo— ¿Tu qué crees?— suspire y pienso en la carpeta que estaba en mi escritorio— la busque, la seguí, la vigile. La conozco igual que a mí mismo. — Mire al cielo raso y me pase los dedos por el cabello desesperado— y porque la amo voy a dejar libre, porque esta mejor sin mí.

— ¿Y qué hay de ti? ¿Estarás mejor sin ella?

La respuesta era no, no hay forma que estuviera mejor sin ella que estuviera mejor sin su sonrisa o sin su cara, nunca existiría nada que mas deseara que a ella.

—Sobreviviré— dije— de alguna forma.

Aaron y los demás aparecieron un par de horas después que mi padre se fue, en este punto estaba más ebrio de lo que había estado ninguna otra vez en mi vida, bebí mi peso en escoses y apenas podía mantenerme derecho en el sillón, Axel no estaba mucho mejor que yo y Alex había desaparecido en una habitación Aaron había insistido en mantenerse medio sobrio, sacudí el vaso para que lo llenara.

Adam: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora