Capitulo 43: Cateter

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Pov Adam

Una luz demasiado brillante me impide abrir los ojos. Lo poco que puedo ver son luces encendidas y una persiana cerrada, las luces sobre mi cabeza me deslumbran cuando logro abrir los ojos, estaba recostado en una cama sintiéndome incomodo, un molesto pitido sonaba desde algún lugar cercano lo que significaba que estaba en un hospital.

Mi vista era borrosa y la cabeza me martilleaba. Todo estaba en demasiado silencio. El pecho y el brazo me dolían, intento mover mi brazo derecho pero contuve un aulló de dolor y veo el tubo transparente conectado a una intravenosa pegada en el interior de mi codo. Cierro mis ojos cuando la luz se vuelve demasiado molesta, mi cuello me estaba matando.

Una respiración lenta golpea mis dedos y es cuando la veo, una maraña de rizos rojos como el juego estaba descansado sobre la cama.

Mi chica estaba dormida profundamente, sentada junto a mi e inclinándose hacia la cama con los brazos doblados bajo su cabeza, tenía los labios entreabiertos y su piel se ve increíblemente pálida, las marcas oscuras bajo sus ojos son aun más fuertes que aquella última vez que fui a su casa. 

Estiro mi mano y deslizo mis dedos por su cabello, a pesar del dolor estoy agradecido que mi cuerpo reaccione, deslizo mis dedos por su cabello suave y sedoso. Se despierta en un salto, levantando su cabeza de golpe haciendo que mi mano caiga sin fuerzas de nuevo en la cama. 

Tenía unos tubos enroscándose alrededor de mis manos y debajo de la nariz y sentía algo pegado a mi rostro que me incomodaba. Alce la mano para quitármelo.

—No lo hagas. —me dijo con una gran sonrisa en su cara.

Quería saltar de alegría, ella me estaba sonriendo, tomo mi mano en las suyas y sus ojos se llenaron de lágrimas, no aparto la vista de mis ojos ni por un segundo.

—Nena— conteste con voz ronca ya que me dolía la garganta era como si me hubieran pasado una lija hasta dejármela en carne viva.

Se cubre la boca y unas cuantas lágrimas se deslizan por sus mejillas, mi corazón está a punto de romperse cuando ella aparta su mano revelando la sonrisa más hermosa que haya visto en toda mi vida. Sus ojos están brillantes y ciento una enorme felicidad al ver la intensidad de esos ojos que tanto había extrañado desliza su mano en la mía y acaricia mi mejilla que está cubierta de barba pero parece no importarle ni un poco.

— Adam…

Quería sentarme ya que la posición era realmente incomoda.
Por lo que lucho para acomodarme un poco.

—Adam quédate quieto. Llamare a una enfermera— en un salto se pone de pie y se inclina hacia el timbre de la cabecera.

—Nena…— susurre ¿Por qué jodidamente me duele absolutamente todo?—Necesito sentarme.

Mierda, me sentía tan débil.

—Daniel´s, por favor haz lo que te digo una vez en la vida— dijo con el miedo cruzando le los ojos.

Sonreí pero me dolían hasta los músculos de la cara. — Nena, enserio necesito ir al baño.

Mi garganta y mi boca estaban secas como un desierto. Una enfermera de unos cuarenta o finales de sus treinta entra al cuarto, su cabello rubio tienes canas y usa pendientes de perlas falsas.

—Señor Daniel´s, bienvenido de nuevo— no le encuentro gracias a su chiste y le frunzo el ceño— Le hare saber al doctor Jeffries que está despierto—camina hacia mi cabecera— me llamo Hanna ¿Sabe donde esta?

—Hospital, necesito usar el baño— conteste de mala gana.

—Tiene un catéter.

¡¿Qué?!

Me negaba a usar eso, en primera porque estoy seguro que es asqueroso y en segundo siento que no voy a humillarme más. Es suficiente con que haya pasado unas cuantas durmiendo y sin conciencia de mí alrededor.

—Me niego a usar eso.

— ¿prefiera un pato?

Oh, infiernos. Que alguien me saque de aquí, no quería estar en ese lugar.

—Por favor, quiero sentarme.

—Señor Daniel´s.

—Por favor— repetí otra vez más firme.

—Adam— Me advierte la voz de Jen que tenia los brazos cruzados sobre el pecho pero lucho por sentarme otra vez.

No iba a usar ese estúpido catéter.

—Déjeme quitarle el catéter Señor Daniel´s.

Jen asintió y retrocedió un paso— Voy a llamar a su familia y a buscar al doctor.

Ella estaba sonriendo, estaba sonriéndome, sentí mi corazón detenerse por unos momentos porque ella de verdad estaba feliz de verme y yo solo quería estrecharla entre mis brazos.

Adam: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora