Ghost Drivers "Dioses de la muerte"

IV

Se negó a mirar hacia arriba, no quería ver esos ojos dorados escrutandolo.

No estaba del mejor genio posible y Chanyeol lo empeoraba, no sabía porque se sentía así y no quería descubrirlo tampoco.

Dejó el vaso sobre la barra y salió a trompicones del bar, sentía que se ahogaba, era impredecible y sabía que estaba a punto de hacer una gran tontería, inspiró  lentamente y espiró, según kyungsoo eso debía ayudarlo a relajarse, caso error, se estaba incrementando su mal genio.

Pateó lo primero que vio y siguió su camino hacia la moto, Chanyeol  podía hacer lo que le diera la gana, él no le debía explicaciones porque no eran nada.

Gruñó cuando vio su moto rodeada de lobos. No estaba del mejor humor, no tenía las energías suficientes para explicarles amablemente que levantarán el trasero de su tapicería.

Llegó hasta ellos y sacó las llaves, mostrándoselas, eso debía bastar para que se alejasen o al menos eso suponía.

-Tengo que irme.-Sonrió leve.-Necesito que os echéis a un lado.

Kyungsoo decía que se atraían más moscas con miel que con vinagre.

-¿Lindo no quieres que te acompañe?, esta moto tiene que ser peligrosa para un omega.

Cogio aire y contó hasta diez, ¿peligrosa?, ¿su moto?, por favor, había visto a más lobos caerse de sus bicicletas.

-No.

Esperaba ciegamente que lo dejasen en paz, no era una persona paciente y empezaba a sentir la necesidad de patear un par de alfas.

-¿Estas seguro?.

Asintió y los empujó un poco intentando pasar.

-¿Qué pasa lindo?, ¿no puedes pasar?.

Inspiró y levantó la cabeza, ya se había hartado.

-No lo voy a repetir así que escuchad atentamente.-Gruñó.- Quiero que desaparezcais, ahora.

Vio como se miraban entre ellos y bufo al verlos sonreír, iba a borrar esas sonrisas a base de golpes como no se marcharan.

-¿Y bien?.

-Hemos decidido que vamos a jugar un poco.

Arrugó la nariz ante el pensamiento y bufo, al menos lo había intentado. Empujó una vez más, pero esta vez no se contuvo, fue a por el más grande de los tres lobos y lo empujó hasta que cayó al suelo.

Sonrió hacia los otros y pasó entre ellos, puso la llave en el contacto y se preparó para subirse, sintió un estirón, se dio la vuelta y levantó una ceja, ¿No le había bastado con el impacto contra el suelo?.

Vio como levantaba el brazo y una mano rodeó el puño antes de que cogiera impulso.

Sonrió ante la cara de desconcierto del lobo y estuvo a punto de reír cuando Chanyeol lo arrastró hasta el suelo para después golpearlo.

Si era sincero Chanyeol lo encendía como el infierno y ahora que tenía al lobo contra el suelo sólo podía pensar en que tan duro sería hacerlo ahí mismo. Negó y se pasó la mano por el pelo, no estaba pensando claramente, su instinto lo estaba dominando y su lobo estaba anonadado ante la idea de un compañero, definitivamente no estaba pensando con claridad.

Pasó la pierna izquierda por encima de la moto y soltó un poco de aire.

-Mañana a las diez en el distrito central.-Murmuró.-No es que me guste la idea de trabajar contigo, pero creo que lo mejor es terminar cuanto antes.

Chanyeol levantó la cabeza y sonrió, simplemente sonrió, no le dijo nada más, asintió y se dio la vuelta, ¿qué demonios?, ese no era el Chanyeol habitual.

Bufo y arranco la moto, no podía creer como su propio cuerpo lo estaba traicionado, sabía que no debería haberse acostado con Chanyeol, se sentía diferente, más irritable, más enfadado, más estresado, esa noche había metido la pata hasta el fondo.

Era algo que no debería haber pasado, no se fiaba de los alfas, los pocos que había conocido le habían demostrado que no eran de fiar, empezando por su propio padre.

Odiaba al hombre con todo su ser, había sido muy mezquino, como la mayoría de alfas que habían pasado por su vida.

Estaba harto de lo mismo de siempre, sabía lo que lo consideraban y a pesar de que las cosas habían cambiado un poco desde su infancia no podía decir que la mejora fuese muy notable, la mayoría seguían pensando que eran de usar y tirar.

Apretó aún más el acelerador haciendo rugir el motor, levantó la vista al cielo y sonrió, la luna estaba en lo más alto, tan hermosa, brillando en solitario.

Frenó delante del motel y resopló, no tenía ganas de dormir en una cama con olor a gato, se pasó la mano por el pelo y suspiró. Empujó la puerta y subió lo más rápido que pudo, le esperaba una noche muy larga.