II

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La abrió lentamente, asomó la cabeza y le llamó en voz baja por si acaso estuviera abajo dormido en el sofá en lugar de en su habitación.

—¿Justin?

Al ver que no contestaba, ______ decidió que lo mejor sería meter la caja. En cuanto entró miró a su alrededor y admiró el estilo decorativo de su hermana Gemma. La casa de Justin era preciosa, y las ventanas que iban del suelo al techo ofrecían una vista maravillosa de las montañas. Estaba a punto de salir por la puerta y cerrarla tras de sí cuando escuchó un estrépito seguido de un golpe seco y luego una palabrota.

Actuando por instinto, subió las escaleras de dos en dos y entró en varias habitaciones de invitados antes de entrar en lo que debía ser el dormitorio principal. Miró a su alrededor y entonces lo vio tirado en suelo, como si se hubiera caído de la cama.

—¡Justin!

Corrió hacia él y se arrodilló a su lado tratando de no pensar que sólo llevaba puestos unos calzoncillos negros.

—Justin, ¿estás bien? —le preguntó con cierto tono de pánico—. ¡Justin!

Él abrió lentamente los ojos y ______ no pudo evitar que le diera un vuelco el corazón al mirar aquellas maravillosas profundidades oscuras. Lo primero que notó fue que los tenía algo vidriosos, como si hubiera bebido demasiado… o como si hubiera tomado muchas pastillas. ______ dejó escapar el aire que tenía retenido cuando una sonrisa lenta se dibujó en sus labios.

—Vaya, qué guapa eres —dijo arrastrando las palabras—. ¿Cómo te llamas?

—Bananas —respondió ella burlona.

La actitud de Justin demostraba claramente que había tomado demasiadas pastillas, porque actuaba como si no la hubiera visto en su vida.

—Es un nombre muy bonito, nena.

______ puso los ojos en blanco.

—Lo que tú digas, vaquero. ¿Te importaría explicarme por qué estás en el suelo y no en la cama?

—Es muy sencillo. Fui al baño, y cuando volví alguien había movido la cama de sitio y fallé.

Ella trató de reprimir una sonrisa.

—Está claro que fallaste. Vamos, agárrate a mí para que te ayude a subir.

—Puede que alguien la vuelva a mover.

—Lo dudo —aseguró ______ sonriendo mientras pensaba que a pesar de estar bajo los efectos de la medicación, su voz hacía maravillas en ella—. Vamos, tiene que dolerte mucho. Deja que te ayude a volver a meterte en la cama.

Tuvo que hacer varios intentos antes de conseguir poner a Justin de pie. No fue fácil arrastrarlo hasta la cama, y de pronto ______ perdió el equilibrio y cayó de espaldas sobre la cama con él encima.

—Necesito que apartes un poco el cuerpo, Justin —dijo cuando pudo recuperar el aliento.

Sus hoyuelos volvieron a aparecer y habló con voz cargada de sensualidad.

—¿Por qué? Me gusta estar encima de ti, Bananas.

______ parpadeó y se dio cuenta de la situación. Estaba en la cama, en la cama de Justin, con él encima. Sentía entre los muslos el bulto de su erección a través de los calzoncillos. Un lento calor se abrió paso en su interior y se expandió por todo su ser.

Como si hubiera sentido la reacción del cuerpo de ______, Justin alzó la vista y sus ojos vidriosos estaban tan cargados de deseo que ella contuvo el aliento. Algo que no había experimentado con anterioridad, un calor intenso, se le aposentó entre las piernas, humedeciéndole las braguitas, y vio cómo él abría las fosas nasales en respuesta a su aroma.

Temerosa ante su reacción, ella hizo amago de apartarlo con suavidad de sí, pero no era rival para su sólida fuerza.

—Justin…

En lugar de responderle, él le sujetó el rostro con las manos como si su boca fuera agua y él estuviera sediento, y antes de que ______ pudiera apartar la boca de la suya, Justin apuntó directo y empezó a devorarla.

Justin pensó que estaba soñando, y si así era, no quería despertarse. Besar los labios de Bananas era la encarnación del placer sensual. Eran perfectos, calientes y húmedos. En algún rincón de la mente recordó que se había caído de un caballo, pero en ese caso debería sentir dolor. Pero la única molestia que experimentaba estaba localizada en la entrepierna, y señalaba un deseo tan intenso que su cuerpo temblaba.

¿Quién era aquella mujer y de dónde había salido? ¿Se suponía que la conocía? ¿Por qué le incitaba a hacer cosas que no debería? Una parte de él sentía que no estaba bien de la cabeza, pero a otra le daba lo mismo que así fuera. Lo único que tenía claro era que la deseaba.

Movió un poco el cuerpo y la llevó al centro de la cama con él. Levantó ligeramente la boca de la suya para susurrarle con voz ronca sobre los húmedos labios:

—Maldita sea, Bananas, me encantas.

Y entonces volvió a clavar la boca en la suya, succionándole la lengua como si fuera un hombre que necesitaba saborearla tanto como necesitaba el aire para respirar.

______ sabía que debía parar lo que estaban haciendo Justin y ella. Estaba delirando y ni siquiera sabía quién era ella. Pero le resultaba difícil detenerlo cuando su cuerpo respondía a todo lo que le estaba haciendo. Nunca antes la habían besado así. Ningún hombre le había hecho sentir tanto placer como para no poder pensar con claridad. Siempre le había amado, pero ahora le deseaba de una forma desconocida para ella.

La noche de su vida | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora