XXII

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______ movió lentamente la cabeza, abrió los ojos y entonces se despertó de golpe cuando un rayo de sol atravesó la ventana de su dormitorio y le dio directamente en la cara. Fue entonces cuando sintió un cuerpo masculino apretado contra su espalda y la cálida respiración de Justin en el cuello.

Entonces recordó.

Habían hecho el amor en el sofá antes de trasladarse a su dormitorio, donde habían vuelto a hacer el amor antes de dormirse. En algún momento de la madrugada volvieron a hacer el amor otra vez. Todo parecía irreal, pero la presencia de Justin en su cama era la prueba de que había sido real.

Le dolía todo el cuerpo, tenía muchas partes sensibilizadas, pero sobre todo entre las piernas, y no le sorprendería tener los labios hinchados de tantos besos que se habían dado. Se le sonrojaron las mejillas al pensar en las otras cosas que habían hecho también. Le había demostrado de un modo muy sexual que ella sabía montar un semental.

Cerró los ojos al pensar en cómo iba a manejar las cosas a partir de ahora. Sabía que la noche anterior tenía más significado para ella que para él, y eso podía superarlo. Lo que no podría manejar sería permitir que las cosas fueran más allá de lo que habían compartido aquellas últimas horas. Le amaba, y no quería entablar una relación sexual con él esporádica que empañara los recuerdos en lugar de ensalzarlos. No era lo suficientemente lista como para saber cuándo poner fin y seguir adelante. Ahora era el momento. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Justin siempre sería el dueño de su corazón, pero la realidad era que ella nunca tendría el suyo. Y conociéndose, nunca se conformaría con ser una más de la larga fila de mujeres que buscaban su atención. Prefería que las cosas entre ellos volvieran a ser como antes de que intimaran.

A su modo de ver, si nunca le tenía, no podría perderle. No podía arriesgarse a que Justin le rompiera el corazón y sabía que no tenía lugar en su vida. Si empezaba a pensar en tener una relación seria con él sabiendo el tipo de hombre que era, se expondría a un dolor del que nunca podría recuperarse.

Seguiría amándole como hasta ahora, en secreto. Se había acostumbrado a ello, y no podía permitir que sus encuentros sexuales, por muy intensos que fueran, ocuparan su mente con falsas ilusiones.

Tragó saliva al sentir el pene de Justin contra la espalda y trató de convencerse de que no sería una buena idea volver a hacer el amor con él una última vez. Pero en cuanto la atrajo hacia su cuerpo duro y masculino, supo que lo haría. Sería la despedida final a la intimidad entre ellos. Lo sabía aunque él no lo supiera.

—¿Estás despierta? —Justin la giró entre sus brazos para mirarla.

El deseo se apoderó de ella en cuanto le miró a la cara. Con la cabeza apoyada en la almohada, sus ojos tenían la misma expresión de deseo que tenían la primera noche que hicieron el amor. Era una mirada sexy que se complementaba con la barba incipiente de sus mejillas. Ningún hombre tenía derecho a estar tan guapo por la mañana. Parecía rebelde y salvaje, y su aspecto le hacía desearle una vez más.

—Más o menos —dijo ______ bostezando, pero no pudo evitar la excitación en el tono de voz.

Y cuando le dirigió una de aquellas sonrisas de vaquero, las sensaciones le atravesaron todo el cuerpo, pero sobre todo entre las piernas.

—Entonces deja que te despierte a la manera de Justin Bieber —dijo capturando su boca al tiempo que ponía las piernas sobre las suyas, ajustando la posición para entrar en su cuerpo.

—Oh —susurró ______.

Y cuando enganchó su pierna en la suya y comenzó a moverse lentamente dentro y fuera de ella, pensó que no pasaba nada por salirse un poco de la carretera… porque sabía que acabaría en el cielo.

La noche de su vida | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora