VIII

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Justin volvió a reírse, y aquel sonido le provocó escalofríos en los brazos.

—El ego. Pensé que sería capaz de dominarlo.

______ se puso de pie. Necesitaba escapar de allí aunque sólo fuera durante un instante.

—¿Me disculpas un momento? Tengo que ir al servicio.

—Claro, no hay problema —respondió Justin levantándose.

______ dejó escapar un suspiro y deseó poder salir por la puerta del restaurante y no volver. Mientras seguía andando, podía sentir la mirada de Justin clavada en la espalda.

Justin observó cómo ______ se marchaba y pensó que tenía un aspecto muy sexy con aquella falda por debajo de la rodilla y el jersey azul claro. Y no pudo evitar admirar la estrechez de su cintura y el movimiento de las caderas mientras andaba. Mediría un metro setenta y cinco y llevaba un buen par de botas negras de piel. Justin recordó el buen par de piernas que tenía y cómo las había enredado en su cintura la noche que hicieron el amor.

Era el primero en admitir que ______ siempre le había parecido bonita con su piel tostada y aquella lustrosa melena que normalmente llevaba recogida en una cola de caballo. Y luego estaban los ojos almendrados, los pómulos altos y la nariz recta. Y no podía olvidar su boca de aspecto carnoso, con la que probablemente podría hacerle cosas perversas a un hombre.

Se reclinó sobre la silla y recordó cómo años atrás, cuando ella tenía unos dieciocho años y estaba a punto de marcharse a la universidad y él a punto de volver a casa tras haber acabado sus estudios, le había llamado la atención. En recuerdo de sus padres y de sus tíos, que habían muerto juntos en un accidente de avión cuando Justin estaba en el instituto, los Bieber celebraban todos los años un baile benéfico para la Fundación Bieber, que se había creado para ayudar en varias causas solidarias. ______ había acudido aquel año al baile con sus padres. Justin estaba al lado del ponche cuando ella llegó, y al verla con aquel vestido se quedó sin respiración. No había sido capaz de apartar los ojos de ella durante toda la noche. Estaba claro que los demás se habían dado cuenta de su interés, y uno de ellos fue el padre de ______, Dusty Conyers.

Aquella misma noche, algo más tarde, el hombre le llevó a una parte y le advirtió que se mantuviera alejado de su hija. Le dejó muy claro que no toleraría que un Bieber anduviera detrás de su hija.

Justin era consciente de que muchos padres estaban empeñados en evitarles a sus hijas lo que consideraban una ruptura irremediable. Una parte de él no podía culpar a Dusty Conyers de ser uno de ellos; sobre todo porque Justin había gritado a los cuatro vientos que no pensaba sentar la cabeza con ninguna mujer. Una esposa era lo último que tenía en mente. Quería convertirse en un entrenador de caballos de éxito.

—Ya he vuelto.

Justin alzó la vista y se puso de pie cuando ella se sentaba, y pensó que ______ era todavía más guapa de cerca. Tenía el hábito nervioso de humedecerse los labios con la lengua. Él daría cualquier cosa por reemplazar su lengua por la suya. Y también le gustaba el sonido de su voz. Hablaba en un tono suave y al mismo tiempo sexy.

La camarera escogió aquel momento para llevarles la comida y tras dejarles los platos se marchó.

—Tengo entendido que Gemma se está adaptando a la vida en Australia.

Justin no pudo evitar sonreír. Aunque echaba de menos a su hermana, sabía por sus conversaciones telefónicas que estaba bien. Era consciente de que Callum, el hombre que dirigía la granja de ovejas de Ramsey, llevaba un tiempo enamorado de Gemma aunque ella no lo supiera. Justin aprobaba de todo corazón la relación de Gemma y Callum.

—Sí, hablé con ella hace unos días. Callum y ella están pensando en venir a casa para el baile benéfico que se celebra a fin de mes.

Se preguntó si ______ tendría pensado ir y si ya tendría pareja.

—¿Sales con alguien en serio? —decidió preguntarle para poner su plan en marcha.

______ le miró tras introducirse una fresa en su sensual boca y tragó antes de responder.

—Las únicas citas que tengo últimamente son con los libros.

—Vaya, qué lástima, eso no suena divertido. ¿Te apetecería ir al cine este fin de semana?

Ella alzó una ceja en gesto sorprendido.

—¿Al cine?

Justin estaba seguro de que la sugerencia le había sorprendido.

—Sí, al cine. Está claro que no te diviertes lo bastante, y todo el mundo necesita perderse de vez en cuando. Este fin de semana estrenan una película de Tyler Perry que me gustaría ver. ¿Quieres venir conmigo?

A ______ empezó a latirle el corazón con fuerza dentro del pecho cuando llegó a la conclusión de que Justin tendría que haber imaginado que ella era la mujer que había compartido de forma tan osada su cama. ¿Qué otra razón podía tener para pedirle salir? Sólo había una forma de averiguarlo.

—¿Por qué quieres salir conmigo, Justin?

Él sonrió.

—Ya te lo he dicho. Pasas demasiado tiempo estudiando y trabajando y necesitas divertirte un poco.

______ seguía sin tragárselo.

La noche de su vida | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora