—¿Te gustaría entrar a tomar otro café?
Él negó con la cabeza.
—Gracias, pero no creo que mi estómago aguantara ninguno más. Además, mis restricciones han tocado a su fin y ya puedo volver al trabajo. Mañana por la mañana ayudaré a Zane y a Jason con los caballos. Tengo que volver a casa y meterme en la cama.
—De acuerdo.
Justin hizo amago de marcharse pero no pudo. Lo que hizo fue clavar la vista en el rostro que le estaba mirando fijamente y sintió un nudo en el estómago.
—Buenas noches, ______ —susurró antes de inclinarse y rozarle los labios con los suyos.
—Buenas noches, Justin.
Él se incorporó y vio cómo se metía dentro de casa. Cuando la puerta se cerró tras ella, se giró para volver a su coche. Lo abrió y se metió dentro. Tenía que irse a casa y pensar las cosas, reagrupar sus ideas. Y debía averiguar qué tenía ______ Conyers que le hacía estar en un nivel al que no estaba acostumbrado.
Zane dejó de ensillar el caballo el tiempo suficiente para mirar de reojo a su hermano.
—¿Qué te pasa, Justin? La semana pasada andabas preguntando por las braguitas de las mujeres y ahora quieres saberlo todo sobre su olor. ¿No resolviste el misterio al ver la grabación de la cámara?
Justin se pasó la mano por la cara. Debería habérselo pensado mejor antes de hablar con Zane, pero lo cierto era que su hermano sabía más de mujeres que él, y ahora mismo necesitaba respuestas. Cuando las hubiera obtenido sabría a qué atenerse en lo concerniente a ______. Había pasado casi una semana desde que fueron al cine y seguía sin saber qué pensar. Y todavía tenía que hablar con ella sobre su visita nocturna.
Miró hacia Zane por encima del lomo del caballo.
—No me pasa nada. Limítate a responder a la maldita pregunta.
Zane se rió entre dientes.
—Estás de mal humor, ¿verdad? ¿Cómo te fue la cita con ______ el sábado por la noche? No me has contado nada.
—Ni pienso contarte nada, sólo que lo pasamos bien.
—Por tu bien espero que sea lo único que cuentes, o Chloe, Megan y Bailey caerán sobre ti. Puede que te libres de Gemma porque está fuera del país, pero va a volver a casa a finales de mes para el baile benéfico.
Justin gruñó. Las mujeres de su familia deberían mantenerse alejadas de sus asuntos, y así se lo haría saber si volvía a salir el tema de ______. Por el momento, lo único que había hecho durante la semana había sido ir a ver a Ramsey, a Chloe y a la niña, y el tema de ______ no había salido. Tenía que admitir que la razón por la que apenas se había dejado ver por allí era por miedo a encontrarse con ella en casa de Ramsey. Nunca se había oído que Justin Bieber evitara a ninguna mujer.
—¿Vas a responder a mi pregunta?
Zane se cruzó de brazos.
—Cuando tú hayas respondido a la mía. ¿Has visto la grabación de la cámara o no?
Justin miró a su hermano.
—Sí, la he visto.
—¿Y?
—Y prefiero no hablar del tema.
Una sonrisa burlona cruzó el rostro de Zane.
—Apuesto a que estarás encantado de hablar de ello si te interponen una demanda de paternidad dentro de nueve meses.
Justin sintió una punzada en el vientre al recordar que ______ podría estar esperando un hijo suyo. Aquella noche habían practicado el sexo sin protección. Ella tenía que saberlo también. ¿No le preocupaba aquella posibilidad? Miró a su hermano a los ojos.
—Me ocuparé de eso si llega el momento, ahora responde a mi pregunta.
Zane sonrió.
—Vas a tener que repetírmela. Mi atención ya no es lo que era antes.
«Y una porra que no», pensó Justin. Sabía que Zane estaba intentado molestarle y no le gustaba, pero como necesitaba respuestas, pasaría por alto la actitud de su hermano por el momento.
—Quiero que me cuentes lo del aroma de las mujeres.
Zane sonrió mientras se apoyaba en un poste del corral.
—Bueno, eso es fácil. Cada mujer tiene su propio aroma, y si el hombre es lo suficientemente perceptivo puede distinguirlo del resto. Algunos hombres saben dónde está su mujer en una habitación antes incluso de verla gracias a su olor.
Justin dejó escapar el aire. Eso ya lo sabía él. Se echó el sombrero hacia atrás.
—Lo que quiero saber es el efecto que ese aroma puede provocar en un hombre.
Zane se rió entre dientes.
—Bueno, sé a ciencia cierta que el aroma natural de una mujer es un afrodisíaco para la mayoría de los hombres. Está todo en las feromonas. ¿Recuerdas la médico con la que salí el año pasado?
Justin asintió.