______ no supo exactamente por qué, pero algo la llevó a levantar los ojos de la carta y mirar directamente a los ojos de Justin Bieber. Se quedó completamente quieta mientras él se movía con fluida precisión hacia ella. Tenía una expresión inescrutable en el rostro.
Le miró y observó su figura de metro noventa con los amplios hombros bajo la camisa azul y unos vaqueros ajustados que le marcaban los músculos de acero de los muslos.
Y luego estaba su cara, tan atractiva que no había palabras para describirla, con su tono bronceado, los ojos del color del café oscuro y los labios firmes de aspecto seductor.
Durante un instante fue incapaz de moverse; estaba hipnotizada. Una parte de ella deseaba levantarse y salir corriendo, pero estaba pegada a la silla.
¿Por qué estaba allí y por qué se acercaba a su mesa? ¿Habría encontrado las braguitas y habría adivinado que ella era la mujer que las había dejado allí? ______ tragó saliva y pensó que era imposible que hubiera descubierto su identidad.
Finalmente él se detuvo en su mesa y ella se humedeció nerviosamente los labios con la punta de la lengua. Era consciente de que su mirada seguía todos sus movimientos. Volvió a tragar saliva y pensó que estaba imaginando cosas, así que abrió la boca para hablar.
—Justin, ¿qué estás haciendo aquí? Chloe me dijo que hace dos semanas te caíste del caballo.
—Sí, pero los hombres tienen que comer en algún momento. Me han dicho que los jueves sirven en McKay’s la mejor empanada del mundo y que siempre está abarrotado. Te he visto aquí sentada sola y pensé que lo menos que podíamos hacer era ayudar al local.
______ estaba tratando de seguirle y de no centrarse en cómo se le movía la nuez con cada palabra que pronunciaba. Alzó una ceja.
—¿Ayudar al local en qué sentido?
Justin le dirigió una sonrisa tranquilizadora.
—Compartiendo mesa para dejar una libre.
______ estaba tratando de no mostrar ninguna emoción, y menos asombro y desconcierto, y también de que no se le cayera la carta que estaba sujetando entre las manos. ¿Estaba sugiriendo que compartieran mesa durante la comida? ¿Que respiraran el mismo aire?
Se sintió tentada y agarrar el vaso lleno de agua helada y apurarlo de un trago. Pero aspiró con fuerza el aire para evitar que el corazón siguiera latiéndole con tanta fuerza dentro del pecho. ¿Cómo era posible que una sola noche en su cama hubiera provocado en ella el deseo de olvidar la sensatez y explorar aquel mundo nuevo?
______ forzó una sonrisa.
—Me parece una buena idea, Justin.
—Me alegra que estés de acuerdo —aseguró él sonriendo también y sentándose frente a ella.
______ suspiró y entonces cayó en la cuenta de lo que había hecho. Había estado de acuerdo en que se sentara en su mesa. ¿De qué diablos iban a hablar?
La camarera les salvó de tener que decir nada cuando se acercó para tomarles nota. Cuando se marchó, ______ lamentó no tener un espejo para ver el aspecto que tenía.
—Tengo entendido que has vuelto a estudiar.
—Así es. ¿Cómo lo sabes?
—Chloe lo mencionó.
—Sí, asisto al turno de noche para conseguir el título de máster en Comunicaciones.
Entonces, sin perder un instante más, dijo:
—Parece que te has recuperado muy bien de la caída.
En cuanto aquellas palabras salieron de su boca, deseó no haberlas pronunciado.
¿Por qué sacaba un tema relacionado con aquel día?
—Sí, me lo he estado tomando con calma durante la última semana y he dormido la mayoría del tiempo. Eso ayudó. Ahora me siento en muy buena forma.
No sabía cómo decirle que, en lo que a ella se refería, aquella noche también estaba en muy buena forma. Sus movimientos no estuvieron en absoluto limitados. El recuerdo de todo lo que le había hecho hizo que le ardiera el cuerpo.
—¿Y qué más has hecho últimamente?
______ sintió que el corazón le daba un vuelco dentro del pecho y se preguntó si él lo habría oído. Delante de él tenía al hombre que le había arrebatado la virginidad. El hombre que la había introducido en un mundo de placer del que sólo había oído hablar en las novelas románticas, y el hombre al que amaría eternamente. Y el hecho de que él no tuviera probablemente ni idea de nada de eso era el colmo de la locura. Pero ella conseguiría fingir y parecer la persona más desenvuelta del mundo.
—No mucho —se escuchó decir—. Las clases y la revista me tienen muy ocupada, pero como las dos cosas me gustan, no me puedo quejar. ¿Qué me dices de ti?
La mirada de Justin se detuvo unos instantes en sus labios. Luego se rió.
—Aparte de hacer el idiota con Sugarfoot, poco más.
______ inclinó la cabeza.
—¿Qué diablos te llevó a montar ese caballo? Todo el mundo sabe lo malintencionado que es.