XXVIII

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Finalmente dejó de besarla. Habían entrado sin saber cómo en la casa y la puerta se había cerrado tras ellos. ______ alzó la vista para mirarle y en aquel momento pensó que era la mujer más hermosa que había visto en su vida. No podía decir lo mismo de ninguna otra. Se estremeció al pensar en lo que acababa de hacer. Había comparado a ______ con el resto de las mujeres que había conocido y ninguna podía compararse con ella. De hecho, ______ se mostraba reacia a tener una aventura con él debido a las demás mujeres que había en su vida. Pero Justin sabía que renunciaría a todas por ella.

Aquella certeza estuvo a punto de hacerle caer al suelo. ¿Justin Bieber renunciaría a su estilo de vida por una mujer? ¿Se comprometería sólo con ella? Dejó escapar un profundo suspiro. Nunca había establecido una alianza así con ninguna mujer. Nunca había intentado dedicarse a ninguna en particular. Había muchas por ahí fuera, y le gustaba mariposear y sentirse libre. ¿Valía la pena renunciar a todo aquello por ella? Al instante supo que sí.

—¿Qué estás haciendo aquí, Justin?

Él supo que había recuperado el control que ambos habían perdido cuando abrió la puerta. Fue él quien empezó con el beso, pero ______ le había correspondido.

—Necesitaba verte —le dijo simplemente.

Ella puso los ojos en blanco.

—Eso fue lo que me dijiste la última vez.

—Y te lo vuelvo a decir.

______ aspiró con fuerza el aire y luego se giró para dirigirse hacia el sofá. Él la siguió pensando que al menos no le había pedido que se marchara… todavía. ______ tomó asiento en el sofá y él se dejó caer en la butaca.

—Si querías salir con este tiempo tan malo, ¿por qué no has ido a visitar a Ashira Lattimore? Estoy segura de que tiene una cama caliente esperándote.

Lo último que necesitaba Justin era admitir que había muchas posibilidades de que así fuera. Por lo que él sabía, a Ashira se le había metido en la cabeza que terminaría convirtiéndose en la señora de Justin Bieber. No se casaría con Ashira ni aunque fuera la única mujer sobre la tierra. Era demasiado posesiva y dependiente. Por otro lado, la mujer que tenía delante no era nada posesiva y sí demasiado independiente. Y sin embargo aseguraba que le amaba, cuando sabía que lo único que Ashira buscaba era el apellido Bieber y todas sus posesiones.

—No es ella la mujer que quiero que me caliente la cama —afirmó mirándola con intención.

—¿Acaso a los hombres les importa qué mujer les caliente la cama?

A él nunca le había importado hasta ahora.

—No contestes, Justin. Podrías incriminarte —se burló con amargura.

Aquello tendría que haber bastado para disuadirle, pero sintió que tenía que responder.

—Les importa a los hombres que han encontrado la mujer que buscan. Entonces están dispuestos a renunciar a las demás.

______ alzó una ceja y él supo entonces que pensaba que le tenía acorralado, porque sin duda no dejaría a las demás mujeres por ellas. Resultaba sorprendente su capacidad para adivinar lo que su chica estaba pensando.

¿Su chica?

Justin sonrió y pensó que sí, que sin duda era su chica.

—¿Y quieres que me crea que estás dispuesto a dejar a las demás mujeres por mí? —preguntó ella con expresión de absoluta incredulidad.

—Sí, dejaría a las demás por ti —afirmó Justin mirándola a los ojos con absoluta seriedad.

______ estuvo a punto de dejar caer la taza que tenía en la mano. Sacudió la cabeza.

—No digas tonterías.

—No digo tonterías —insistió él—. Estoy hablando muy en serio.

Ella se le quedó mirando un instante y luego le preguntó con cautela:

—¿Por qué?

—Porque tú eres la única mujer que deseo —afirmó.

—¿Pero el amor no tiene nada que ver con esto?

Justin sabía que tenía que ser sincero con ella. No quería darle falsas esperanzas.

—No. El amor no tiene nada que ver con esto. Pero tendremos algo igual de importante.

—¿Qué?

—Respeto mutuo y cariño. Tú me importas, ______, en caso contrario no estaría aquí.

Ya estaba. Le había pintado la imagen que quería que ella viera. Ella le amaba y así lo había admitido, y Justin no tenía razones para no creerla. Pero sabía que el amor de las mujeres era muy profundo y las cosas podían complicarse si ella esperaba que le correspondiera. Porque no iba a ser así.

—¿Estás dispuesta a aceptar ser la única mujer en mi vida durante una relación a largo plazo, ______?

Ella se le quedó mirando fijamente y no dijo nada, y luego, para asegurarse de que había entendido bien, le preguntó:

—¿Y durante ese tiempo no tendrás relaciones con ninguna otra mujer que no sea yo?

La noche de su vida | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora