—Así fue, pero como tú has dicho, eso sucedió hace años. ______ ya no es una niña. Es una adulta, y tiene edad suficiente para tomar sus propias decisiones sobre con quién quiere salir.
—Cierto, pero no es tu tipo y lo sabes —intervino Riley.
Bailey había mencionado lo mismo aquel mismo día.
—¿Y cuál se supone que es mi tipo?
—Mujeres que llevan ropa interior negra —aseguró Canyon riéndose.
—O que no llevan ropa interior —añadió Riley.
—Puede que mi gusto haya cambiado —afirmó Justin girándose de nuevo hacia la mesa de billar.
Zane aspiró el aire con fuerza por la nariz.
—¿Desde cuándo? ¿Desde que Sugarfoot te tiró al suelo y te diste en la cabeza?
Justin frunció el ceño cuando se dio la vuelta.
—No me di en la cabeza.
—Pues cualquiera lo diría —aseguró Riley—. Primero vas por ahí preguntando sobre la ropa interior de las mujeres y ahora le pides salir a ______ Conyers. Más te vale tratarla bien o Chloe vendrá a buscarte con una pistola.
—Qué diablos, todos iríamos a por ti —aseguró Zane dándole un sorbo a su cerveza—. Nos cae bien.
Justin se volvió a la mesa de billar y comenzó a darle tiza a su palo. No le interesaba lo más mínimo lo que su familia pensara de ______. Seguía pensando en actuar con ella a su manera y, si no les gustaba el resultado, peor para ellos.
Cuando dieron las siete de la tarde del sábado, ______ estaba hecha un manojo de nervios. Había hablado con su padre aquella semana para verificar lo que Justin le había contado. Dusty Conyers compuso una sonrisa angelical y no negó nada. Se rió al reconocer que había tratado de asustar a Justin y aseguró que se alegraba de que hubiera funcionado.
Estaba de acuerdo en que ahora ______ era lo suficientemente mayor como para manejar ella misma sus asuntos, y no volvería a meterse. ______ le dio un beso en la frente después de decirle que le quería mucho y que era el mejor padre del mundo.
Sus palabras confirmaban que lo que Justin le había dicho el otro día era cierto. Había mostrado interés por ella años atrás, pero su padre le había disuadido. Aunque siempre se preguntaría qué habría pasado si su padre no hubiera intervenido, era una firme convencida de que las cosas sucedían siempre por algo. Además, dudaba mucho de que a los dieciocho años hubiera podido lidiar con alguien como Justin, y tampoco se creía capacitada para haberlo hecho a los veintidós. Ni ahora, pero estaba decidida a intentarlo. Estaba convencida de que había una razón para que hubiera compartido su cama aquella noche.
Aunque le gustaría tener una pista sobre cuál era esa razón.
En cuanto Justin se detuvo en la entrada, ______ lo supo al instante. A juzgar por el suave runrún del motor, supo que conducía su deportivo biplaza en lugar de la camioneta. Eso significaba que el interior del coche sería mucho más confortable. La idea de estar tan cerca de Justin despertaba todo tipo de sentimientos en su interior.
Había hablado antes con Chloe y su mejor amiga le había dicho que los Bieber eran duros de pelar y que no sabía si aquella cita era una buena idea teniendo en cuanta su historial con las mujeres. En resumen: nadie quería que sufriera. Pero lo que la gente no sabía era que llevaba tanto tiempo enamorada de Justin que lo de aquella noche era para ella un sueño hecho realidad. Y si no volvía a pedirle salir nunca, no pasaría nada, porque siempre atesoraría los recuerdos de aquella noche para añadirlos a los que guardaba de la noche del lunes. Por supuesto, no esperaba que las cosas se pusieran tan calientes como aquella noche en su dormitorio. Pero estaba deseando saber qué le reservaba la velada. El hecho de saber que iba a ser la pareja de Justin por una noche hacía que se sintiera bien. Y saber que no tenía ningún motivo ulterior para salir con ella hacía que la situación fuera todavía más especial.
Justin sonrió cuando se detuvo en la entrada de casa de ______. Su casa le parecía la más alegre de la manzana, con luces en cada esquina, la luz del porche encendida y una farola en el jardín delantero. Era un vecindario muy agradable con hermosos árboles a ambos lados de la calle y la silueta de las montañas al fondo. Pero había mucha gente. Uno de los escollos de ser un Bieber era que cada uno de ellos poseía cuarenta hectáreas de tierra, por lo tanto vivir en cualquier otro sitio le resultaría confinante.
Cuando entró en el porche, sintió como si estuviera bajo los focos, no le extrañaría que hubiera vecinos observándole. De hecho le pareció ver cómo la cortina de la casa de enfrente se movía. Se rió entre dientes y pensó que, si ______ podía enfrentarse a sus cotillas vecinos, entonces él también podía.
Además, ya tenía bastante teniendo que enfrentarse a sus propios cotillas en la familia. Tal vez había sido una mala idea mencionarle a Bailey lo de su cita. Le había faltado tiempo para contar la noticia. Había recibido varias llamadas advirtiéndole de que se portara bien esa noche. Y sin embargo no había recibido la única llamada que realmente esperaba, la de Chloe. Eso le hizo pensar que tal vez ella supiera más de lo que pensaba.
Consultó el reloj antes de llamar al timbre de ______. Eran las siete y media en punto. Como había reservado las entradas por Internet, no tendrían que hacer cola en el cine. Había pensado en todo, incluido cuál sería el mejor momento para soltarle la bomba sobre la otra noche. Decidió que era mejor disfrutar de la película antes de enfrentarse a cosas desagradables.
Justin escuchó cómo se abría la puerta y unos instantes más tarde la tenía allí delante, en el iluminado umbral.