Después de que Eloise y yo habíamos acordado ser amigos, una semana después me invitó a un paseo familiar y agradecí aquello no me contaba del mejor humor después del terrible juicio. Eloise no me mencionó nada sobre lo que su padre opinaba acerca de mi invitación al paseo a Malibú.
Íbamos en la camioneta que manejaba Eloise y tenían puesta música pop a todo volumen, su amiga Fay cantaba con su voz chillona y sentía mis oídos a punto de reventar, Eloise sólo se reía y manejaba centrada en la carretera.
—Oye ¿Podrias cantar más bajo?—. Me di la vuelta para hablarle a la que me estaba causando dolor de cabeza.
—No te gusta mi voz, cariño —. Me sonrió y me guiño un ojo con picardía.
—Oye Fay deja de ligar por una vez en tu vida—. Gritó Eloise desde el volante.
Fay aplaudió y rió, lo cual me recordó a una foca.
—Estos celos me hacen daño me enloquecen—. Empezó a cantar una ranchera que cantaba mi abuela mexicana.
Sentí mis mejillas ruborizarse y me arrecoste a la ventanilla tapandome la mejilla con una mano.
—¡Callate Fay!
La chica empezó a reír hasta que se cansó y todo volvió al silencio. El viaje fue largo y el hecho de estar arrecostado a la ventanilla me hizo propenso a dormirme, cuando llegamos me despertó Eloise sacudiendo mi hombro.
Extrañaba estar en chanclas como en mi ciudad natal, así que me sentí como en casa.
—¡Vamos!—. Eloise agitó su brazo para que la siguiéramos.
Llevaba unos shorts ajustados que revelaban su falta de parte trasera y no pude evitar reírme y Fay me pito observando el trasero de su amiga.
—La pobre no nació con dotes como los míos —. Zarandeó sus nalgas y me las exhibió.
Eloise se voltio a ver que hablábamos y vio a su amiga mostrando su trasero. Fruncio el ceño en un gesto de molestia.
—Fay deja de exhibir tu trasero—. Gritó y muchas personas se la quedaron mirando. Fay se colocó al lado de ella.
—Querida amiga ¿Nunca has pensado operarte?—. La rodeó con un brazo y esta lo rechazó.
—No—. Le dio una palmada fuerte en el hombro y esta exageró su dolor.
Al ver a Fay y a Eloise juntas me dio a pensar que ella realmente tenia una amiga y que no comprendía porque su padre insistía en que fuera su amigo, si ya ella tenia una con la que se notaba que tenia demasiada confianza.
Cuanod llegamos a la playa estaba presente la señora Heller, la mujer se ocultaba del sol detrás de gafas, sombrero y bloqueador, me preguntaba que hacia en la playa cuando era claro que odiaba asolearse. La mujer se de pie al ver a su hija con su amiga Fay, por la mueca que hizo en su boca, supuse que ella no le agradaba nada.
—¿Que hace esta niña aquí? —. Miró con desdén a la pelirroja.
—¿Acaso no puedo traer a mi amiga a un paseo? —. Estalló en furia.
—Ella no es tu amiga, sólo es una mala influencia. Parece que has olvidado que es una deshonra para sus padres por su comportamiento repulsivo —. Hizo una mueca de asco.
Vi a Eloise empuñar la mano y luego desempeñarla. Se dio la vuelta y nos guió hacia la playa. Dejando atrás a su madre enfurecida. Cuando estuvimos a sólo unos pasos de tocar el agua dijo que esperara en la orilla mientras ellas se cambiaban. En vez de hacer lo que dijo me dispuse a nadar, olvidando si llevaba bloqueador solar. Alguien con sus manos hizo que me cayera agua en la cara, me di cuenta de que era Abraham quien reía ante mi expresión.
ESTÁS LEYENDO
El Ciclo Eterno
Romance"El uróboros simboliza el ciclo eterno o más bien el esfuerzo inútil de hacer que las cosas cambien, en un ciclo interminable, donde la serpiente se traga su cola eternamente" Un investigador obsesionado con un caso que no debería, llega a una mansi...