Capítulo 28: El Amazonas

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-¿En en serio?-. Dije al ver que traía un globo terráqueo para que escogiera un lugar del mundo al azar.

-No mentía--. Sonrió y me lo entregó.

Tomé el globo terráqueo y lo puse sobre la mesa. Cerrando los ojos y señalando por simple instinto un lugar.

-El amazonas-. Ella sonrió-. Siempre he querido ir allí.

-Es un lindo lugar-. La abracé por la espalda y le di un beso en la mejilla.

-¡Entonces nos vamos al amazonas!

-Pero yo pago todo.

-Vamos no salgas con eso, Jules. Tienes deudas que pagar de tu padre.

-A ese hombre no le daré ni un centavo. Así que pagaré todo lo del viaje.

-Mitad y mitad, Jules.

Me pasé los dedos por la barbilla. Ella soltó una carcajada divertida.

...

Luego de varias insistencias terminé aceptando. Y decidimos que nos iríamos mañana sábado en la madrugada, para regresar domingo por la noche. Estaba alistando las maletas cuando mi madre se despertó, con sólo una pijama y los pies descalzos.

-No sabia que te ibas de viaje.

-Yo tampoco-. Sonreí al recordar lo impulsiva que podía ser Eloise.

-¿Vas acompañado de alguien especial?-. Mi madre me tocó el hombro con cariño.

Por ese instante que podríamos ser una familia normal, con una madre preocupada por su hijo e interesada por su vida amorosa. Sólo por ese instante.

-Es muy especial madre-me sonroje sin pretenderlo. Sólo de pensar ella mi corazón se aceleraba.

-Me alegro, dejame adivinar ¿es esa bella chica con el cabello largo y rubio?

-Más bien tiene el cabello corto.

Mi madre cambio sus expresión de felicidad a una de molestia. No sabia a que se debía su cambio tan repentino, parecía que con sólo nombrarla le estuviera mentando lo que más le importara.

-No me digas que es esa chica extraña. Aquella que se quedó aquí unos días, que pintaba cosas extrañas.
-Mira mamá, que sea "extraña"-hice las comillas con las manos-. No quiere decir que no sea indicada para mí.

-Cariño pero no sé solamente esa chica no me parece indicada para ti.

Comenzó a acariciarme el cabello y yo aparté su mano bruscamente. Me miró dolida.

-¿Y Camille sí?, pues dejame decirte madre que es ella la menos indicada, si hablamos de que es lo bueno para mi. Es sólo una víctima que estoy ayudando y no es que haya tenido la vida más sana.

Mi madre se tapó la boca sorprendida con mis palabras. Se tuvo que agarrar del mueble para evitar caerse.

-He hablado con Camille, y es una chica buena que ha pasado por mucho.

-Y Eloise también, no sabes nada de ella madre, no tienes derecha a juzgarla ¿ok?

-Sólo hay maldad en ella hijo, eso es lo único que digo.

-Mira madre mejor no hablemos de lo que te hace daño o lo malo, porque mi padre no es más que un maldito vicioso y tú una mujer alcahueta.

Una bofetada fuerte me interrumpió. Mi madre me había golpeado, acaricie mi mejilla que dolía y a la vez ardía por la bofetada.

Mi madre se retiró con los ojos llorosos. Jamás le había hablado así a mi madre, pero era algo que iba reteniendo por años y simplemente no podía más.

El Ciclo EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora