Capítulo 36: En riesgo

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Eloise

Fui invitada a la mansión de mi padre donde recidia en arresto domiciliario temporal por el caso de trata de blancas. No sé lo que quería pero quería demostrarle que no tenía miedo.

Una taza de café fue traída por una de las trabajadoras de la casa,  por supuesto no lo bebí, podía tener algo, tal vez veneno.

— Te he llamado porque quiero hacer las pases contigo y además decirte que ese muchacho no te conviene.

— Yo sé lo que me conviene.

— Hija, no seas testaruda, él pronto se aburrirá de ti. ¿Quién se enamoraría de una loca como tú?

Le lancé la taza de café hirviendo sobre su traje que debía valer más de un salario mínimo.

— No vuelvas a llamarme, si tu intención es fastidiarme porque te jodi para siempre.

— Ya veremos, el que ríe de último, ríe mejor.

Las cosas se estaban complicando, mi padre me mandaba mensajes amenazantes constantemente y el último había sido que fuera hasta un restaurante donde estarían Julián y Camille, estábamos mejor no podía creer en sus palabras mezquinas y embusteras.  Sin embargo la duda me carcomía, agarré las llaves y encendí el coche, apretando el volante con nerviosismo, estaba experimentando un ataque de ansiedad, pero tenía que procesarlo y no dejar mis miedos arruinarán todo.

Cuando detuve el auto frente a ese restaurante vi como ella lo besaba y mi corazón se quebró en ese instante, estrellé la puerta, pero no entré, me quedé estacionada en un lugar que no me vieran y esperé a que ella saliera del restaurante para seguirla, no estaba pensando con claridad. Sentía que se estaban burlando de mí, los  pensamientos en mi cabeza me martillaban, sentía que estaba enloqueciendo. Saqué el pote de pastillas de mi bolso, pero mi mano temblorosa dejó caer la última pastilla  y no pude encontrarla. Lo iba a controlar yo misma.

Cuando ella salió y él se despidió de ella, la seguí en el carro hasta que se detuvo en un parque y se sentó en una de las bancas, era un día nublado y solo habían unas 2 personas más, cada una lo suficiente lejos paseando sus perros. Me senté junto a ella y apenas me vio, se sorprendió e intentó alejarse de mí, apreté su mano fuertemente.

— Siempre te ha gustado tomar lo que no es tuyo, Camille.

— Voy a gritar si sigues aquí.

— Solo hay 2 personas aparte de ti y están muy lejos para oírte.

— Mira estúpida no te tengo miedo, sé que vienes a hablar sobre lo que tenemos Julián y yo, sé que me estabas siguiendo, me alegro de que veas por tus propios ojos que él quiere algo mejor, alguien cuerdo.

Golpeé su mejilla con el puño cerrado y esta se tiñó de un color rojizo intenso. Su mano la llevó un inmediatamente a la cara y luego con la otra agarró mi cabello, sabía boxeo y logré liberarme de su agarre y la tiré en el suelo, golpeando su barriga con mi puño en repetidas ocasiones, cuando pensé que no iba a parar recordé la promesa que le hice a Julián y me detuve. Ella escupió sangre y se volvió a levantar.Salí corriendo del parque, con las manos temblorosas pero logré abrir el carro y montarme, lloré con las manos en el volante y llamé a Julián.

— Lo siento tanto...

— Eloise ¿qué pasa— había preocupación en su voz.

— La dañé, la golpeé, lo siento tanto, pero pude controlarme.

— ¿De quién hablas?

— De Camille.

— Oh por Dios, ¿Ella está bien? ¿Tú lo estás?

— Sí ambas lo estamos, iré a tu apartamento por favor esperame.

Colgué y conduje a toda velocidad a su apartamento, cuando llegué él lo primero que hizo fue ver mis nudillos y vio que estaban moreteados, los vendó y los curó con alcohol y algodón.

— ¿Dónde dejaste a Camille?

— En el parque de Almendro, debe ya estar en su casa.

Julián marcó a su número pero ella no contestaba y estaba mirándome preocupado.

— Llamaré de nuevo mañana para ver cómo está, debe estar en el hospital y por eso le quitaron el celular. Debería dormir.

Entré al cuarto que compartíamos y me tomé un par de somníferos que tenía en la mesa de noche y logré dormirme.

Al día siguiente me desperté con el sonido de la televisión, Julián estaba sentado viendo las noticias.

"Mujer de unos 22 años fue hallada sin vida en el parque de Almendro, se desconocen sus causas de muerte, su nombre era Camille Dickens"

— No me mires así.

— No te estoy mirando de ninguna forma.

Julián recibió una llamada y tomó su chaqueta, saliendo inmediatamente sin despedirse. Tuve que pasar el resto del día sola, hasta que regresó en la noche agotado y ni siquiera me dirigió la palabra.

Cuando estábamos desayunando decidió hablarme por fin.

— Necesitas ir hoy a la comisaría a rendir declaraciones.

— Diré todo lo que pasó.

El amigo policía de Julián estaba sosteniendo una grabadora en una mano y en la otra un cigarrillo humeante.

— Ese olor me incomoda.

El policía apagó el cigarrillo y me miró fijamente, encendió la grabadora y sacó un sobre con fotografías de Camille y su cara moreteada.

— Así quedó su rostro luego de la golpiza que me dijo Julián que le propinaste.

— Yo... no la golpee tanto.

— Tiene toda la cara deformada por golpes, aunque esa no fue la razón de su muerte, fue un objeto contundente en el pecho que fue directo al corazón, tal vez un cuchillo.

— ¡Nunca le clavé un cuchillo!

Estaba alterada por esta situación y me levanté de la silla, sofocada por las preguntas.

— Bueno siempre has tenido problemas para pensar con claridad las cosas que haces, tal vez pudiste olvidarlo.

— ¡No! ¡Yo recuerdo perfectamente todo!

Estaba gritando tan alto que sino no fuera porque el sonido no podía salir de estas cuatro paredes, todos se darían cuenta de lo que ocurría.

—Bueno, el punto es que alguien te vio llegar al parque y las cámaras cercanas al parque registran que parqueaste tu carro muy cerca del sitio del crimen. Así que al ser nuestra principal sospechosa quedas bajo arresto.

— ¡No dejes que me lleven !— me gritaba a Julián mientras me arrastraba hacia la celda fría y tétrica.

— Si no hiciste nada, no hay forma de que te condenen.

Entonces lo supe, Julian ya no creía en mí y todo esto era por mi comportamiento irracional, ahora mismo no  estaba segura de lo que era real o parte de mis fantasías. Además sabía que esta relación no estaba bien y que nunca debió ser, lo mejor era olvidarme para siempre de el, pues ya el no creia en mi y yo tampoco, estaba demasiado perdida y él no era el indicado para salvarme, por mucho que lo amara.

El Ciclo EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora