Capítulo 10: Cicatrices permanentes

10 1 0
                                    

Luego de que fuera hablado con el alcalde no me aparecí en la casa de los Heller, quería evitar problemas. Sabía que si seguía escuchando historias terminaría involucrandome en cosas que me arrepentiría.

Ya habían pasado 3 meses y estaba más metido en mi trabajo y había recibido una buena noticia, una de las víctimas parecía estar recuperando la memoria y quería confesar. Me estaba alistando para ir allá, la chica vivía en Los Ángeles.

Quizás era eso, debí haberme alejado lo antes posible de esa casa, no haberme involucrado cuando lo dijo ella la primera vez, pero no lo había hecho.

A pesar de que era poco lo que había compartido con aquella chica, sentía nostalgia al recordar los momentos en que compartimos, en como me permitió saber un poco de su historia y como me mostró una faceta amable y divertida no la que siempre exhibía al resto del mundo. La llegué a considerar amiga y creía que ella también, pero no podía seguir sus planes en conspiración contra su padre.

...

La casa era de color hueso y tenia un lindo jardín, una chica con una larga cabellera rubia se apareció en el umbral, llevaba la cara amoretada, su labio estaba hinchado pero aún así mostraba una gran sonrisa. Detrás de ese rostro herido se notaba que era hermosa.

—Hola—. Le sonreí y le extendi la mano para que la tomara.

Ella tenia los ojos brillosos, pensé en quien quizás tenía rato que no recibía una visita. Había pasado por demasiado, usada y obligada a hacer lo que sus clientes pedían. Una mujer no debería ser usada de aquella manera. Por eso estaba tan metido en este caso, quería que pagara cada uno de los involucrados, aquellos cerdos asquerosos.

—¿Me vas a dejar entrar?

Ella abrió la puerta y me dejó pasar, su casa estaba bastante vacía, solo había un viejo mueble donde pude sentarme. Ella pareció notar en la forma que miraba la casa.

—Me tocó vender la mayoría de las cosas, para pagar parte de la deuda-. Sus ojos se colocaron vidriosos-. Pensé que el irme con ellos podría obtener el dinero suficiente para pagar la deuda de la casa y poder recuperarla.

La chica empezó a llorar y sentí que necesitaba un hombro para llorar, la rodee con mis brazos y ella luego se separó sonriente.

—Lo siento.

—No, por favor, no. Lo comprendo, haz pasado por demasiado. Quizás pueda venir en otro momento.

—No—. Ella dijo con firm—. Le contaré todo los ur recuerdo.

Saqué mi agenda y una pluma para tomar nota.

—Sé que han capturado a ese cerdo que nos llevaba en el barco y al resto de ellos, pero el no era el mercenario, oía como hablaban de un tal Castillo, él parecía ser el que dirigía todo. Yo era la favorita de él según decía Rocky y pensaban llevarme hasta él, pero nunca llegó a pasar.

Tomé apunte de todo lo que había dicho.

—Castillo puede ser un alias ¿Nunca escuchaste su nombre?

Ella negó con la cabeza.

—Sólo te puedo decir algo más, estaba relacionado con la política. Y eso le facilitaba el transporte de nosotras-. Unas lágrimas rodaron por sus mejillas —. Agradezco que nos hayan rescatado, pero si tan sólo fueran llegado antes, menos fueran perdido la vida. Yo quisiera no recordar nada como las otras.

—Recordar te da una ventaja. Tu confesión nos srrvira de mucho.

—No lo creo, sólo sabes que es un político que lo apodan castillo.

El Ciclo EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora